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Columnista - 10 septiembre, 2016

Los héroes en las sombras

Así como la música vallenata tiene héroes ocultos, los cuales en su momento el investigador Julio Oñate Martínez “sacó a la luz pública” e hizo relucir en su publicación “Héroes ocultos del vallenato” aquéllos anónimos personajes que aportando su talento pudieron ayudar a que otros alcanzaran la fama, y a quienes muy poco reconocimiento se […]

Así como la música vallenata tiene héroes ocultos, los cuales en su momento el investigador Julio Oñate Martínez “sacó a la luz pública” e hizo relucir en su publicación “Héroes ocultos del vallenato” aquéllos anónimos personajes que aportando su talento pudieron ayudar a que otros alcanzaran la fama, y a quienes muy poco reconocimiento se les ha hecho, quizás por su misma condición modesta más que por ingratitud u olvido de quienes una vez estando en la cúspide, hayan apartado a sus escuderos muy a pesar de la valiosa ayuda de estos.

En todos los ámbitos de la vida cotidiana, esos casos se ven, no siempre son por ingratitud o deseos de figurar de los principales protagonistas, sino muchas veces porque así son las circunstancias, ¿Cuantas veces el sol debe ocultarse, para que la luna pueda brillar? Me refiero a esos héroes en la sombra, aquellos que con su labor tesonera muchas veces tras bambalinas, logran que el trabajo de sus jefes se destaque y sea conocido.

Muchas veces por ejemplo hablamos que la comida de cierto restaurante es especial o muy sabrosa, pero jamás mencionamos a quienes la preparan, en la vida pública sucede igual, hablemos el caso específico de los equipos de prensa de los mandatarios, que son los encargados de divulgar la labor de sus jefes, si no fuera por ellos jamás se sabría que hacen y donde estuvieron.

Hay un personaje en este caso al cual quiero destacar, un amigo de hace muchos años a quien le he aprendido mucho de su arte, hace más de 30 años que lo estoy viendo tomar fotografías y la verdad es un experto, hay otros muy buenos fotógrafos, amigos con estudios en las mejores universidades, equipos con tecnología de punta, cámaras que literalmente solo se ven en la alfombra roja.

Pero la experiencia no se improvisa, ni se puede comprar, me refiero al veterano y maestro en estas lides Edgar Puerto, un señor fotógrafo y junto a Adamis Guerra, unos duros de este arte, al igual que otros amigos que son muy buenos también como Valeria Quintero, María Elisa Dangond, Jorge Villamizar, Raúl Garrido, Rafa Escalona, Diomar Cañizares, Hernando Vergara, Joaquín Ramírez, James y Emilio Castrillón, Jaider santana, Leonardo Alvarado, entre otros, cada cual en su especialidad, pero sin duda la veteranía de Edgar Puerto, quien ha sido pionero en este arte, sin dejarse “atropellar” de las nuevas técnicas, ni rezagarse ante el ímpetu de la juventud y del relevo generacional, le ha permitido no solo mantenerse vigente, sino ejercer con sorprendente pericia la disciplina de retratar.

Ante Edgar si es verdad que me quito el sombrero, dado que día a día me sorprendo de su destreza. Con él comparto una amistad hace más de tres décadas, estudié parte de mi bachillerato con uno de sus hijos y hace varios lustros que compartimos escenarios y tomamos fotos juntos, oficio que hago por afición y algunas veces en mi labor de periodista, pero cada vez que puedo trato de aprenderle nuevas técnicas a Puerto, el hombre a quien todas las fotos le quedan bacanas.

COLETILLA: Por un descuido garrafal, en mi anterior columna no mencioné a quien mi tío Jaime Ackerman distinguía como su hijo, me refiero a nuestro queridísimo amigo Eliecer Oñate, una persona especial para los Ackerman Sánchez quienes lo consideran su hermano mayor y por consiguiente para mi familia y para mí una persona no solo cercana sino un familiar muy estimado, dados sus dones de gente. A ‘Yeca’ como cariñosamente lo llamamos, un abrazo fraternal.

Columnista
10 septiembre, 2016

Los héroes en las sombras

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio Mario Celedon

Así como la música vallenata tiene héroes ocultos, los cuales en su momento el investigador Julio Oñate Martínez “sacó a la luz pública” e hizo relucir en su publicación “Héroes ocultos del vallenato” aquéllos anónimos personajes que aportando su talento pudieron ayudar a que otros alcanzaran la fama, y a quienes muy poco reconocimiento se […]


Así como la música vallenata tiene héroes ocultos, los cuales en su momento el investigador Julio Oñate Martínez “sacó a la luz pública” e hizo relucir en su publicación “Héroes ocultos del vallenato” aquéllos anónimos personajes que aportando su talento pudieron ayudar a que otros alcanzaran la fama, y a quienes muy poco reconocimiento se les ha hecho, quizás por su misma condición modesta más que por ingratitud u olvido de quienes una vez estando en la cúspide, hayan apartado a sus escuderos muy a pesar de la valiosa ayuda de estos.

En todos los ámbitos de la vida cotidiana, esos casos se ven, no siempre son por ingratitud o deseos de figurar de los principales protagonistas, sino muchas veces porque así son las circunstancias, ¿Cuantas veces el sol debe ocultarse, para que la luna pueda brillar? Me refiero a esos héroes en la sombra, aquellos que con su labor tesonera muchas veces tras bambalinas, logran que el trabajo de sus jefes se destaque y sea conocido.

Muchas veces por ejemplo hablamos que la comida de cierto restaurante es especial o muy sabrosa, pero jamás mencionamos a quienes la preparan, en la vida pública sucede igual, hablemos el caso específico de los equipos de prensa de los mandatarios, que son los encargados de divulgar la labor de sus jefes, si no fuera por ellos jamás se sabría que hacen y donde estuvieron.

Hay un personaje en este caso al cual quiero destacar, un amigo de hace muchos años a quien le he aprendido mucho de su arte, hace más de 30 años que lo estoy viendo tomar fotografías y la verdad es un experto, hay otros muy buenos fotógrafos, amigos con estudios en las mejores universidades, equipos con tecnología de punta, cámaras que literalmente solo se ven en la alfombra roja.

Pero la experiencia no se improvisa, ni se puede comprar, me refiero al veterano y maestro en estas lides Edgar Puerto, un señor fotógrafo y junto a Adamis Guerra, unos duros de este arte, al igual que otros amigos que son muy buenos también como Valeria Quintero, María Elisa Dangond, Jorge Villamizar, Raúl Garrido, Rafa Escalona, Diomar Cañizares, Hernando Vergara, Joaquín Ramírez, James y Emilio Castrillón, Jaider santana, Leonardo Alvarado, entre otros, cada cual en su especialidad, pero sin duda la veteranía de Edgar Puerto, quien ha sido pionero en este arte, sin dejarse “atropellar” de las nuevas técnicas, ni rezagarse ante el ímpetu de la juventud y del relevo generacional, le ha permitido no solo mantenerse vigente, sino ejercer con sorprendente pericia la disciplina de retratar.

Ante Edgar si es verdad que me quito el sombrero, dado que día a día me sorprendo de su destreza. Con él comparto una amistad hace más de tres décadas, estudié parte de mi bachillerato con uno de sus hijos y hace varios lustros que compartimos escenarios y tomamos fotos juntos, oficio que hago por afición y algunas veces en mi labor de periodista, pero cada vez que puedo trato de aprenderle nuevas técnicas a Puerto, el hombre a quien todas las fotos le quedan bacanas.

COLETILLA: Por un descuido garrafal, en mi anterior columna no mencioné a quien mi tío Jaime Ackerman distinguía como su hijo, me refiero a nuestro queridísimo amigo Eliecer Oñate, una persona especial para los Ackerman Sánchez quienes lo consideran su hermano mayor y por consiguiente para mi familia y para mí una persona no solo cercana sino un familiar muy estimado, dados sus dones de gente. A ‘Yeca’ como cariñosamente lo llamamos, un abrazo fraternal.