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Columnista - 4 noviembre, 2019

Los contadores de Electricaribe

En mi calidad ciudadano, hago público este Derecho de Petición a Electricaribe, a fin de que revise su programa de cambios de contadores y su ubicación en los postes, que alteran la estética y la armonía visual de las calles, además de la baja altura, que pone en riesgo la vida de las personas. En […]

En mi calidad ciudadano, hago público este Derecho de Petición a Electricaribe, a fin de que revise su programa de cambios de contadores y su ubicación en los postes, que alteran la estética y la armonía visual de las calles, además de la baja altura, que pone en riesgo la vida de las personas.

En las grandes ciudades los barrios residenciales son construcciones con entornos agradables para la visión humana y no se ven telarañas de redes eléctricas, ni transformadores ni mucho menos contadores arracimados sobre los postes. El progreso de la arquitectura ha creado ambientes amables para la contemplación de los espacios libres, y en razón de ello el entramado de cables para la electricidad y otros servicios van subterráneos.

Valledupar, desde hace tiempo, ha venido en la ruta del avance de sus calles, conjuntos residenciales, centros comerciales, avenidas y parques. Uno de los pioneros de este proceso fue el alcalde Rodolfo Campo Soto con la implementación del ‘Plan humanización del centro de la ciudad’, que se inició con la arborización y la construcción de andenes para la recuperación de la zona peatonal.

Los contadores del fluido eléctrico de las viviendas que no están en conjunto cerrados ni en edificios, son ubicados directamente sobre la pared o empotrados, y visibles para facilitar el acceso del funcionario encargado de hacer las mediciones del consumo. Pero ahora la empresa Electricaribe parece venir en retroceso a la modernidad, dado que el contador que el usuario tiene en su casa lo dejan donde está, pero lo aíslan de los cables, y colocan un nuevo contador en el poste más cercano a la residencia. Y sobre ese poste colocan los otros medidores de casas vecinas, de modo que en un poste de manera burda y antiestética ubican hasta cuatro o seis contadores. No solo se ve ordinario el racimo de contadores, también es preocupante por el riesgo de que alguien sufra un accidente fatal.

En el barrio Don Alberto están todos los contadores ubicados así. Y en otros barrios ya empezaron las cuadrillas de operarios a implementar este cambio absurdo que atenta contra la estética de las calles y su entorno. La política es cambiar sin consideración todos los computadores.

Un líder del barrio Don Carmelo, en el programa radial ‘La Verdad y Punto’, daba testimonio de que la empresa constructora entregó las casas con los cables de la luz subterráneos, pero al año siguiente fueron los operadores de Electricaribe y dijeron que era obligación que todos los cables debían ir por fuera, y quien no permitiera el cambio el recibo le iba a llegar con precio más alto. Bajo ese chantaje los residentes accedieron.

Desde esta columna hago un llamado respetuoso al señor alcalde, Augusto Ramírez Uhía, al director de Planeación Municipal y a otras autoridades, para que el lema ‘Yo amo a Valledupar’ sea luz en nuestros pensamientos. Defendamos a nuestra querida ciudad de este atropello de Electricaribe, que atenta contra la belleza de las calles y el presupuesto de los usuarios.

Columnista
4 noviembre, 2019

Los contadores de Electricaribe

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

En mi calidad ciudadano, hago público este Derecho de Petición a Electricaribe, a fin de que revise su programa de cambios de contadores y su ubicación en los postes, que alteran la estética y la armonía visual de las calles, además de la baja altura, que pone en riesgo la vida de las personas. En […]


En mi calidad ciudadano, hago público este Derecho de Petición a Electricaribe, a fin de que revise su programa de cambios de contadores y su ubicación en los postes, que alteran la estética y la armonía visual de las calles, además de la baja altura, que pone en riesgo la vida de las personas.

En las grandes ciudades los barrios residenciales son construcciones con entornos agradables para la visión humana y no se ven telarañas de redes eléctricas, ni transformadores ni mucho menos contadores arracimados sobre los postes. El progreso de la arquitectura ha creado ambientes amables para la contemplación de los espacios libres, y en razón de ello el entramado de cables para la electricidad y otros servicios van subterráneos.

Valledupar, desde hace tiempo, ha venido en la ruta del avance de sus calles, conjuntos residenciales, centros comerciales, avenidas y parques. Uno de los pioneros de este proceso fue el alcalde Rodolfo Campo Soto con la implementación del ‘Plan humanización del centro de la ciudad’, que se inició con la arborización y la construcción de andenes para la recuperación de la zona peatonal.

Los contadores del fluido eléctrico de las viviendas que no están en conjunto cerrados ni en edificios, son ubicados directamente sobre la pared o empotrados, y visibles para facilitar el acceso del funcionario encargado de hacer las mediciones del consumo. Pero ahora la empresa Electricaribe parece venir en retroceso a la modernidad, dado que el contador que el usuario tiene en su casa lo dejan donde está, pero lo aíslan de los cables, y colocan un nuevo contador en el poste más cercano a la residencia. Y sobre ese poste colocan los otros medidores de casas vecinas, de modo que en un poste de manera burda y antiestética ubican hasta cuatro o seis contadores. No solo se ve ordinario el racimo de contadores, también es preocupante por el riesgo de que alguien sufra un accidente fatal.

En el barrio Don Alberto están todos los contadores ubicados así. Y en otros barrios ya empezaron las cuadrillas de operarios a implementar este cambio absurdo que atenta contra la estética de las calles y su entorno. La política es cambiar sin consideración todos los computadores.

Un líder del barrio Don Carmelo, en el programa radial ‘La Verdad y Punto’, daba testimonio de que la empresa constructora entregó las casas con los cables de la luz subterráneos, pero al año siguiente fueron los operadores de Electricaribe y dijeron que era obligación que todos los cables debían ir por fuera, y quien no permitiera el cambio el recibo le iba a llegar con precio más alto. Bajo ese chantaje los residentes accedieron.

Desde esta columna hago un llamado respetuoso al señor alcalde, Augusto Ramírez Uhía, al director de Planeación Municipal y a otras autoridades, para que el lema ‘Yo amo a Valledupar’ sea luz en nuestros pensamientos. Defendamos a nuestra querida ciudad de este atropello de Electricaribe, que atenta contra la belleza de las calles y el presupuesto de los usuarios.