Con éxito se desarrolló el foro ‘Hablemos del Árbol’, que convocó a expertos, entidades ambientales, personal universitario y público en general en Valledupar.
Un mapa de navegación quedó en Valledupar y todo el Cesar para el cuidado de las especies de árboles en el departamento, al término del foro ‘Hablemos del Árbol’, convocado por EL PILÓN, con apoyo de Aseo del Norte, la Corporación Autónoma Regional del Cesar (Corpocesar), la empresa Arborexp y la Fundación Biosierra, que se llevó a cabo en el Hotel Sicarare.
El gerente de Aseo del Norte, Cristian Martelo, abrió el foro con un mensaje de compromiso desde la entidad, basado en la recolección de residuos, pero que interviene gran parte del arbolado de esta capital con trabajos especiales.
Lo primero que debe hacerse, según Carlos Javier Llanos Rojas, ingeniero forestal y experto en arboricultura en Colombia, es crear una mesa de trabajo entre los actores con incidencia directa en la siembra, podas y tratamiento de árboles en Valledupar y el resto de la región.
Llanos Rojas invitó a implementar en la ciudad la arboricultura moderna, que parte desde la construcción de una política pública, luego la creación de un Manual Verde o Manual de Gestión de Arbolado, realizar un programa sistemático de arborización urbana e iniciar a pensar en el mantenimiento de las especies a nivel fitosanitario, fertilización y riego.
“Además formar a las personas que hacen esas intervenciones: no podemos seguir tratándolos de manera indigna porque en Valledupar vemos a un hombre con su bicicleta y llevando la escalera, la motosierra y hasta la guadaña, buscando negocios con los árboles casa por casa, cuando deberían tener un dignificación para ese tipo de trabajos, que son muy importantes para la ciudad”, el experto.
Explicó frente al auditorio que los árboles urbanos generan beneficios como: purificación del aire, crean vistas, definen espacios, controlan la erosión y la escorrentía, enmarcan vistas, son protectores contra la luz y destellos, contribuyen a la atenuación del ruido, son barreras de seguridad y son pantalla para vistas desagradables.
“Hablar de árboles implica hablar de la calidad de vida de la ciudad, de salud pública, de cambio climático, del clima, suelo, biodiversidad, y también de las buenas prácticas de arboricultura que deben aplicarse en la ciudad. Valledupar tiene un universo de árboles muy importantes que debe comprometerla al trato responsable y cuidadoso de ellos. Lo que vemos es una carrera de malas prácticas; se aplica el desmoche, no se hace nada con el suelo, la cobertura por ser un bosque seco tropical es muy drástica y no permite que haya un buen ciclaje de nutrientes”, resaltó Carlos Llanos, como invitado especial al foro.
Criticó también a empresas con intervención al cableado de la ciudad y les pidió reformar las prácticas de podas e intervención. “Los árboles son cisnes y los tratamos como ratas o cucarachas en las ciudades, les damos para matarlos. No entendemos los atributos ambientales tan importantes que nos presentan”.
Actualmente, Valledupar tiene unos 160.000 árboles en espacios públicos y privados, que a pesar de ser intervenidos con malas prácticas han resistido y se recuperan con facilidad, sin embargo este experto señaló que “un árbol después de que se desmocha jamás se recuperar; pierde longevidad, su vida útil se reduce a un 30 % de lo que iba a durar, pero a esta generación le toca tomar las acciones pertinentes para ayudar a resolver problemas como cambio climático”.
“Un árbol urbano es una aventura personal”, así llamó el activista ambiental y director de la Fundación Biosierra, Miguelángel Sierra; en su ponencia básicamente advirtió que invertir en los árboles cuesta lo mismo haciendo las cosas mal o haciéndolas bien.
Explicó que los árboles miden el paso del tiempo y el cambio climático en la actualidad, como las malas prácticas de intervención, son los mayores peligros.
“Cuando el reloj no funciona bien los árboles no se pueden recuperar ante condiciones adversas como la sequía, las intervenciones antrópicas; los árboles son autónomos en sus movimientos y no funcionan aislados el uno del otro, ellos han generado respuestas muy sofisticadas a las adversidades, perciben y responden”, dijo Sierra, quien sostuvo que tanto como Corpocesar como la Alcaldía de Valledupar tienen la obligación de hacer seguimiento y administrar el patrimonio de los árboles en la capital del Cesar.
Quien defendió la gestión y mostró resultados de Corpocesar fue su director, Kaleb Villalobos Brochel, manifestando que la responsabilidad de los árboles no solo es de una entidad sino de un compilado que tiene asentamiento en la Alcaldía de Valledupar.
Relató que la Corporación no está en contra de las talas de árboles porque en su mayoría son necesarias y evitan riesgos para peatones, comunidades, la ciudad entera y las mismas especies.
“Hay una diferencia entre la función nuestra como autoridad ambiental y la función que tiene la Alcaldía como dueña de ese patrimonio ambiental, no es la corporación. El árbol en la ciudad es totalmente diferente y hay que concebirlo distinto en el predio urbano, por eso nos basamos siempre en las normas”, indicó Villalobos Brochel.
También dijo que existen varios conflictos como: árbol Vs. Construcción de infraestructura; árbol Vs. Movilidad; árbol Vs. Comunidad.
Cabe destacar que actualmente un porcentaje, entre el 25 y 40 %, de las especies en Valledupar tienen problemas fitosanitarios tras la presencia de plantas parasitas, comején y la hormiga arriera.
Este fue un tema abordado por Miguel Villazón Blay, representante de la Cámara Colombiana de la Construcción, Camacol en el Cesar, quien advirtió hoy el gremio está siendo más amigable con el medio ambiente y sus distintos componentes.
“Los espacios públicos son los únicos lugares donde hay una integración real entre las personas de estratos altos y bajos. Ahí no existe el nivel socioeconómico. Desde Camacol estamos entrando a la tecnología y la certificación Edge, que ayuda al medio ambiente porque las construcciones deben adaptarse a sus entornos climáticos para generar eficiencia en cuanto a energías y usos responsables del agua. Eso generará unos beneficios económicos para el constructor y posterior para quienes vivan”, recalcó Villazón Blay, destacando que en Valledupar hoy hay siete proyectos que están buscando su certificación.
“Somos un sector respetuoso de la ley y estamos buscando cómo ser cada vez más proactivos con la ciudad. Este es un tema muy importante y quizá lo más importante es planear para que tengamos esos árboles”, aseguró.
Este evento sirvió para analizar los inconvenientes y beneficios de tener una de las principales ciudades verdes de Colombia, con árboles de mango, maíz tostado, olivo negro y otro tipo de especies que se pueden encontrar por las calles.
En esta ciudad existen 73 especies de árboles, donde el 70 % tienen conflicto con las redes eléctricas y el 16 % con los andenes: 53 en parques y 45 en calles. El árbol más abundante en los parques es el puy y en las calles, el de mango. Los parques y zonas verdes poseen más especies del bosque seco tropical, que las calles. Se muestrearon 2.447 árboles: 1.182 en parques y 1.265 en calles.
Por Carlos Mario Jiménez
[email protected]
Con éxito se desarrolló el foro ‘Hablemos del Árbol’, que convocó a expertos, entidades ambientales, personal universitario y público en general en Valledupar.
Un mapa de navegación quedó en Valledupar y todo el Cesar para el cuidado de las especies de árboles en el departamento, al término del foro ‘Hablemos del Árbol’, convocado por EL PILÓN, con apoyo de Aseo del Norte, la Corporación Autónoma Regional del Cesar (Corpocesar), la empresa Arborexp y la Fundación Biosierra, que se llevó a cabo en el Hotel Sicarare.
El gerente de Aseo del Norte, Cristian Martelo, abrió el foro con un mensaje de compromiso desde la entidad, basado en la recolección de residuos, pero que interviene gran parte del arbolado de esta capital con trabajos especiales.
Lo primero que debe hacerse, según Carlos Javier Llanos Rojas, ingeniero forestal y experto en arboricultura en Colombia, es crear una mesa de trabajo entre los actores con incidencia directa en la siembra, podas y tratamiento de árboles en Valledupar y el resto de la región.
Llanos Rojas invitó a implementar en la ciudad la arboricultura moderna, que parte desde la construcción de una política pública, luego la creación de un Manual Verde o Manual de Gestión de Arbolado, realizar un programa sistemático de arborización urbana e iniciar a pensar en el mantenimiento de las especies a nivel fitosanitario, fertilización y riego.
“Además formar a las personas que hacen esas intervenciones: no podemos seguir tratándolos de manera indigna porque en Valledupar vemos a un hombre con su bicicleta y llevando la escalera, la motosierra y hasta la guadaña, buscando negocios con los árboles casa por casa, cuando deberían tener un dignificación para ese tipo de trabajos, que son muy importantes para la ciudad”, el experto.
Explicó frente al auditorio que los árboles urbanos generan beneficios como: purificación del aire, crean vistas, definen espacios, controlan la erosión y la escorrentía, enmarcan vistas, son protectores contra la luz y destellos, contribuyen a la atenuación del ruido, son barreras de seguridad y son pantalla para vistas desagradables.
“Hablar de árboles implica hablar de la calidad de vida de la ciudad, de salud pública, de cambio climático, del clima, suelo, biodiversidad, y también de las buenas prácticas de arboricultura que deben aplicarse en la ciudad. Valledupar tiene un universo de árboles muy importantes que debe comprometerla al trato responsable y cuidadoso de ellos. Lo que vemos es una carrera de malas prácticas; se aplica el desmoche, no se hace nada con el suelo, la cobertura por ser un bosque seco tropical es muy drástica y no permite que haya un buen ciclaje de nutrientes”, resaltó Carlos Llanos, como invitado especial al foro.
Criticó también a empresas con intervención al cableado de la ciudad y les pidió reformar las prácticas de podas e intervención. “Los árboles son cisnes y los tratamos como ratas o cucarachas en las ciudades, les damos para matarlos. No entendemos los atributos ambientales tan importantes que nos presentan”.
Actualmente, Valledupar tiene unos 160.000 árboles en espacios públicos y privados, que a pesar de ser intervenidos con malas prácticas han resistido y se recuperan con facilidad, sin embargo este experto señaló que “un árbol después de que se desmocha jamás se recuperar; pierde longevidad, su vida útil se reduce a un 30 % de lo que iba a durar, pero a esta generación le toca tomar las acciones pertinentes para ayudar a resolver problemas como cambio climático”.
“Un árbol urbano es una aventura personal”, así llamó el activista ambiental y director de la Fundación Biosierra, Miguelángel Sierra; en su ponencia básicamente advirtió que invertir en los árboles cuesta lo mismo haciendo las cosas mal o haciéndolas bien.
Explicó que los árboles miden el paso del tiempo y el cambio climático en la actualidad, como las malas prácticas de intervención, son los mayores peligros.
“Cuando el reloj no funciona bien los árboles no se pueden recuperar ante condiciones adversas como la sequía, las intervenciones antrópicas; los árboles son autónomos en sus movimientos y no funcionan aislados el uno del otro, ellos han generado respuestas muy sofisticadas a las adversidades, perciben y responden”, dijo Sierra, quien sostuvo que tanto como Corpocesar como la Alcaldía de Valledupar tienen la obligación de hacer seguimiento y administrar el patrimonio de los árboles en la capital del Cesar.
Quien defendió la gestión y mostró resultados de Corpocesar fue su director, Kaleb Villalobos Brochel, manifestando que la responsabilidad de los árboles no solo es de una entidad sino de un compilado que tiene asentamiento en la Alcaldía de Valledupar.
Relató que la Corporación no está en contra de las talas de árboles porque en su mayoría son necesarias y evitan riesgos para peatones, comunidades, la ciudad entera y las mismas especies.
“Hay una diferencia entre la función nuestra como autoridad ambiental y la función que tiene la Alcaldía como dueña de ese patrimonio ambiental, no es la corporación. El árbol en la ciudad es totalmente diferente y hay que concebirlo distinto en el predio urbano, por eso nos basamos siempre en las normas”, indicó Villalobos Brochel.
También dijo que existen varios conflictos como: árbol Vs. Construcción de infraestructura; árbol Vs. Movilidad; árbol Vs. Comunidad.
Cabe destacar que actualmente un porcentaje, entre el 25 y 40 %, de las especies en Valledupar tienen problemas fitosanitarios tras la presencia de plantas parasitas, comején y la hormiga arriera.
Este fue un tema abordado por Miguel Villazón Blay, representante de la Cámara Colombiana de la Construcción, Camacol en el Cesar, quien advirtió hoy el gremio está siendo más amigable con el medio ambiente y sus distintos componentes.
“Los espacios públicos son los únicos lugares donde hay una integración real entre las personas de estratos altos y bajos. Ahí no existe el nivel socioeconómico. Desde Camacol estamos entrando a la tecnología y la certificación Edge, que ayuda al medio ambiente porque las construcciones deben adaptarse a sus entornos climáticos para generar eficiencia en cuanto a energías y usos responsables del agua. Eso generará unos beneficios económicos para el constructor y posterior para quienes vivan”, recalcó Villazón Blay, destacando que en Valledupar hoy hay siete proyectos que están buscando su certificación.
“Somos un sector respetuoso de la ley y estamos buscando cómo ser cada vez más proactivos con la ciudad. Este es un tema muy importante y quizá lo más importante es planear para que tengamos esos árboles”, aseguró.
Este evento sirvió para analizar los inconvenientes y beneficios de tener una de las principales ciudades verdes de Colombia, con árboles de mango, maíz tostado, olivo negro y otro tipo de especies que se pueden encontrar por las calles.
En esta ciudad existen 73 especies de árboles, donde el 70 % tienen conflicto con las redes eléctricas y el 16 % con los andenes: 53 en parques y 45 en calles. El árbol más abundante en los parques es el puy y en las calles, el de mango. Los parques y zonas verdes poseen más especies del bosque seco tropical, que las calles. Se muestrearon 2.447 árboles: 1.182 en parques y 1.265 en calles.
Por Carlos Mario Jiménez
[email protected]