Son de una enorme importancia en el vallenato tanto como un bajista o una primera voz, representan la etiqueta del conjunto y la expectativa sensacional de la aparición de “la estrella” en tarima y el relax de la agrupación entre canciones y canciones. Cuarenta años atrás las agrupaciones se mandaban cuatro tandas en la noche […]
Son de una enorme importancia en el vallenato tanto como un bajista o una primera voz, representan la etiqueta del conjunto y la expectativa sensacional de la aparición de “la estrella” en tarima y el relax de la agrupación entre canciones y canciones. Cuarenta años atrás las agrupaciones se mandaban cuatro tandas en la noche y los animadores eran claves porque servían de algodón entre medio de dos cristales, tener un animador es signo de organización, su importancia es tal que 40 años después siguen integrando las agrupaciones y su labor ha trascendido a las telenovelas de género vallenato, muchos de estos señores en su proceso de evolución pasaron con suma facilidad a la radio y los espectáculos masivos como maestros de ceremonia en los mejores festivales de la costa.
Los animadores surgen a principios de los años setenta, en ese entonces había un animador show man de espectáculos llamado: Sady Rojas, animador exitoso de la caseta Mata e’ Caña, propiedad de Gregorio Cruz. Sady probablemente inspiró a los animadores de conjuntos vallenatos en proceso de configurarse como agrupaciones de eventos, cosa que ‘El Ñato’ Alfredo Gutiérrez había facilitado incorporando uniformes, bajo electrónico, coro y la timba, la cual más adelante no recuerdo si fue mi hermano Misael Romero (maestro en interpretarla), quien incorpora las congas, el par hembra y macho o fue el maestro Wilson Peña.
Hablemos de Jimmy Pérez, el Arnold Scwarzenegger de la tarima, conocido como “la biblia del vallenato”, Korad Pérez, su hijo con un perfil similar, lo llama el disco duro. Jaime se desenvolvía en esa época como fono mímico, su pinta de actor le arrancaba suspiros a las chicas y aplausos al público en general cada vez que realizaba sus performance, vale la pena destacar a ‘Pepe’ Jiménez, son los dos grandes iniciadores. Jimmy hace una extraordinaria carrera con Jorge Oñate y luego con Diomedes Díaz, ‘Pepe’ se inicia con Los Zuleta. Pero a raíz de la salida del Binomio Oro de otro maestro de la animación, el genial Augusto Negrete, conocido como ‘Salivita’, ‘Pepe’ con un cañón en la voz hace una carrera brillante con Rafael e Israel, el Binomio de Oro. Los animadores emergieron espontáneamente sin una capacitación, solo con el mero talento, ganas, elegancia y elocuencia admirable, sus recursos verbales volvían importante la aparición de un campesino cantor o acordeonista y en ocasiones disolvieron riñas en el público con tacto y elegancia persuasiva en la palabra.
Alguien me pidió gestionar la certificación profesional a través del Sena para este renglón del vallenato. No sé si existe la norma y los Ítems, pero es justo, son auténticos profesionales y nadie se los ha reconocido.
Son de una enorme importancia en el vallenato tanto como un bajista o una primera voz, representan la etiqueta del conjunto y la expectativa sensacional de la aparición de “la estrella” en tarima y el relax de la agrupación entre canciones y canciones. Cuarenta años atrás las agrupaciones se mandaban cuatro tandas en la noche […]
Son de una enorme importancia en el vallenato tanto como un bajista o una primera voz, representan la etiqueta del conjunto y la expectativa sensacional de la aparición de “la estrella” en tarima y el relax de la agrupación entre canciones y canciones. Cuarenta años atrás las agrupaciones se mandaban cuatro tandas en la noche y los animadores eran claves porque servían de algodón entre medio de dos cristales, tener un animador es signo de organización, su importancia es tal que 40 años después siguen integrando las agrupaciones y su labor ha trascendido a las telenovelas de género vallenato, muchos de estos señores en su proceso de evolución pasaron con suma facilidad a la radio y los espectáculos masivos como maestros de ceremonia en los mejores festivales de la costa.
Los animadores surgen a principios de los años setenta, en ese entonces había un animador show man de espectáculos llamado: Sady Rojas, animador exitoso de la caseta Mata e’ Caña, propiedad de Gregorio Cruz. Sady probablemente inspiró a los animadores de conjuntos vallenatos en proceso de configurarse como agrupaciones de eventos, cosa que ‘El Ñato’ Alfredo Gutiérrez había facilitado incorporando uniformes, bajo electrónico, coro y la timba, la cual más adelante no recuerdo si fue mi hermano Misael Romero (maestro en interpretarla), quien incorpora las congas, el par hembra y macho o fue el maestro Wilson Peña.
Hablemos de Jimmy Pérez, el Arnold Scwarzenegger de la tarima, conocido como “la biblia del vallenato”, Korad Pérez, su hijo con un perfil similar, lo llama el disco duro. Jaime se desenvolvía en esa época como fono mímico, su pinta de actor le arrancaba suspiros a las chicas y aplausos al público en general cada vez que realizaba sus performance, vale la pena destacar a ‘Pepe’ Jiménez, son los dos grandes iniciadores. Jimmy hace una extraordinaria carrera con Jorge Oñate y luego con Diomedes Díaz, ‘Pepe’ se inicia con Los Zuleta. Pero a raíz de la salida del Binomio Oro de otro maestro de la animación, el genial Augusto Negrete, conocido como ‘Salivita’, ‘Pepe’ con un cañón en la voz hace una carrera brillante con Rafael e Israel, el Binomio de Oro. Los animadores emergieron espontáneamente sin una capacitación, solo con el mero talento, ganas, elegancia y elocuencia admirable, sus recursos verbales volvían importante la aparición de un campesino cantor o acordeonista y en ocasiones disolvieron riñas en el público con tacto y elegancia persuasiva en la palabra.
Alguien me pidió gestionar la certificación profesional a través del Sena para este renglón del vallenato. No sé si existe la norma y los Ítems, pero es justo, son auténticos profesionales y nadie se los ha reconocido.