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General - 10 marzo, 2021

Los accidentes en motos se generan en gran parte por el exceso de velocidad

“La velocidad puede suponer un riesgo real y más aún cuando las personas se exponen a sobrepasar los límites de altas velocidades

Imagen de referencia.
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Según el Observatorio Nacional de Seguridad Vial, entre los años 2017 y 2019 en Colombia 941 personas perdieron la vida en accidentes en motos provocados por exceso de velocidad, de estas el 63.5 % eran menores de 35 años, datos que muestran una relación entre la juventud y la velocidad.

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Jonattan Pumarejo, docente del programa de Psicología de Areandina, a través de un informe explicó que el cerebro al ser el órgano principal del sistema nervioso es el encargado de coordinar y controlar los diferentes sistemas fisiológicamente, llevando a que su actividad sea permanente por lo que “para él existirán diferentes actividades que generan mayor activación neuronal que otras y demanden respuestas cerebrales específicas, como lo es el caso de manejar una motocicleta que implica funciones de equilibrio, cognitivas, así como de control sensorial”.

Pumarejo explicó: “La alta velocidad estimula la adrenalina y otras neurohormonas; es decir, la exposición a situaciones peligrosas expone al cuerpo a un estado de supervivencia y de satisfacción, lo que puede convertirse en una obsesión que omite las consecuencias que trae consigo el abusar de la velocidad”.

“Es de considerar que la velocidad puede suponer un riesgo real y más aún cuando las personas se exponen a sobrepasar los límites de altas velocidades, ya que estar expuestos progresiva y continuamente a estos excesos pueden ocasionar activación dopaminérgica en el cerebro relacionado con placer y activación simpática de nuestro sistema nervioso con producciones constantes de adrenalina que generan satisfacción” añadió Pumarejo.

Para el experto, “al conducir una moto los sensores ubicados en las áreas prefrontales del cerebro que gestionan procesos de memoria, atención y concentración, se activan”, por lo que un aumento en la velocidad exige más control debido a que el campo de visión de la persona es menor, lo que implica tener que conducir a una velocidad prudente, en la que se pueda analizar lo que sucede en el entorno.

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“Es importante realizar una autoevaluación cognitiva, emocional y conductual, esto debido a que en algunos casos los comportamientos compulsivos e impulsivos consecuencia de la velocidad pueden ocultar problemas como la ansiedad, el nerviosismo o una respuesta no elaborada del estrés”, puntualizó el docente.

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10 marzo, 2021

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“La velocidad puede suponer un riesgo real y más aún cuando las personas se exponen a sobrepasar los límites de altas velocidades


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Según el Observatorio Nacional de Seguridad Vial, entre los años 2017 y 2019 en Colombia 941 personas perdieron la vida en accidentes en motos provocados por exceso de velocidad, de estas el 63.5 % eran menores de 35 años, datos que muestran una relación entre la juventud y la velocidad.

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Jonattan Pumarejo, docente del programa de Psicología de Areandina, a través de un informe explicó que el cerebro al ser el órgano principal del sistema nervioso es el encargado de coordinar y controlar los diferentes sistemas fisiológicamente, llevando a que su actividad sea permanente por lo que “para él existirán diferentes actividades que generan mayor activación neuronal que otras y demanden respuestas cerebrales específicas, como lo es el caso de manejar una motocicleta que implica funciones de equilibrio, cognitivas, así como de control sensorial”.

Pumarejo explicó: “La alta velocidad estimula la adrenalina y otras neurohormonas; es decir, la exposición a situaciones peligrosas expone al cuerpo a un estado de supervivencia y de satisfacción, lo que puede convertirse en una obsesión que omite las consecuencias que trae consigo el abusar de la velocidad”.

“Es de considerar que la velocidad puede suponer un riesgo real y más aún cuando las personas se exponen a sobrepasar los límites de altas velocidades, ya que estar expuestos progresiva y continuamente a estos excesos pueden ocasionar activación dopaminérgica en el cerebro relacionado con placer y activación simpática de nuestro sistema nervioso con producciones constantes de adrenalina que generan satisfacción” añadió Pumarejo.

Para el experto, “al conducir una moto los sensores ubicados en las áreas prefrontales del cerebro que gestionan procesos de memoria, atención y concentración, se activan”, por lo que un aumento en la velocidad exige más control debido a que el campo de visión de la persona es menor, lo que implica tener que conducir a una velocidad prudente, en la que se pueda analizar lo que sucede en el entorno.

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“Es importante realizar una autoevaluación cognitiva, emocional y conductual, esto debido a que en algunos casos los comportamientos compulsivos e impulsivos consecuencia de la velocidad pueden ocultar problemas como la ansiedad, el nerviosismo o una respuesta no elaborada del estrés”, puntualizó el docente.