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Columnista - 2 marzo, 2016

Lo que queda grabado en nuestras retinas

Con el fin de mercadear y posicionar los productos alimenticios, los gremios defensores de la producción de carne de res, pollo y cerdo, hablan y difunden por todos los medios sobres sus propiedades nutritivas, beneficios para la salud y hasta su efecto económico en el bolsillo de los colombianos; con frases muy elocuentes como “no […]

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Con el fin de mercadear y posicionar los productos alimenticios, los gremios defensores de la producción de carne de res, pollo y cerdo, hablan y difunden por todos los medios sobres sus propiedades nutritivas, beneficios para la salud y hasta su efecto económico en el bolsillo de los colombianos; con frases muy elocuentes como “no coma cuento como carne”, pero nada se dice sobre la manera o forma de conservar estos alimentos, como tampoco se habla respecto de las condiciones técnicas e higiénicas sobre desposte y desprese de las especies bovina, bufalina, porcina y aves de corral, en los expendios, es decir, como consumidores debemos tener la garantías que los mismos han tenido una adecuada y rigurosa Inspección y control sanitario ante y post mortem.

Quiero aclarar que no soy experto en el tema, como para descalificar de entrada si se está cumpliendo o no la norma sanitaria en esta actividad y si la autoridad de salud está haciendo bien su papel sobre los controles que tiene que realizar sobre ello; de lo que sí puedo dar fe es como en Valledupar, encontramos un expendio de carne (res, cerdo, carnero) en cualquier esquina y lo que queda grabado en nuestras retinas es la exposición de estos animalitos colgados boca abajo, mostrando por última vez su rumiante dentadura, expuestos al ambiente sin ninguna clase de refrigeración y adornados por un centenar de moscas que vuelan coqueteándole al manjar durante largas horas.

Así mismo, tengo entendido que esta clase de alimentos necesita refrigeración y deberá conservarse a una temperatura menor o igual a 5ºC (menor a 2ºC para carne fresca picada, por lo que presumo que no se está cumpliendo con la técnica de conservación y almacenamiento. También sé que todo establecimiento dedicado al almacenamiento o expendio de carne y productos cárnicos comestibles deberá inscribirse ante la entidad territorial de salud y que su funcionamiento está a merced de las visitas de inspección para verificar las condiciones sanitarias del establecimiento (Decreto 1500 de 2007, Art. 35). Sin entrar a juzgar a la autoridad sanitaria, ni hacer mayores disquisiciones sobre el tema, lo que considero es que tratándose de alimentos de gran demanda en cuanto a su consumo, deberían ser más rigurosos los controles sanitarios sobre esta clase de expendios, ya que a simple vista se nota que las condiciones higiénico- sanitarias de los mismos son bastantes precarias de una parte y de otra, las carnes allí vendidas, pueden resultar no aptas para el consumo humano, lo que de hecho puede dar origen a diferentes enfermedades trasmitidas por alimentos (ETAS), desencadenado de esta manera en un grave problema de salud pública, que desde luego puede ser prevenible.

En resumen, el control y la vigilancia por parte de las autoridades de salud es el principal método utilizado para garantizar la inocuidad de la carne, pero también se hace necesario informar y alertar a la ciudadanía con campañas pedagógicas sobre el riesgo de consumir estos alimentos sin el mínimo de los requisitos higiénico- sanitarios. En definitiva no todos los cuentos se pueden creer ni mucho menos se pueden comer.

Columnista
2 marzo, 2016

Lo que queda grabado en nuestras retinas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Carlos Guillermo Ramirez

Con el fin de mercadear y posicionar los productos alimenticios, los gremios defensores de la producción de carne de res, pollo y cerdo, hablan y difunden por todos los medios sobres sus propiedades nutritivas, beneficios para la salud y hasta su efecto económico en el bolsillo de los colombianos; con frases muy elocuentes como “no […]


Con el fin de mercadear y posicionar los productos alimenticios, los gremios defensores de la producción de carne de res, pollo y cerdo, hablan y difunden por todos los medios sobres sus propiedades nutritivas, beneficios para la salud y hasta su efecto económico en el bolsillo de los colombianos; con frases muy elocuentes como “no coma cuento como carne”, pero nada se dice sobre la manera o forma de conservar estos alimentos, como tampoco se habla respecto de las condiciones técnicas e higiénicas sobre desposte y desprese de las especies bovina, bufalina, porcina y aves de corral, en los expendios, es decir, como consumidores debemos tener la garantías que los mismos han tenido una adecuada y rigurosa Inspección y control sanitario ante y post mortem.

Quiero aclarar que no soy experto en el tema, como para descalificar de entrada si se está cumpliendo o no la norma sanitaria en esta actividad y si la autoridad de salud está haciendo bien su papel sobre los controles que tiene que realizar sobre ello; de lo que sí puedo dar fe es como en Valledupar, encontramos un expendio de carne (res, cerdo, carnero) en cualquier esquina y lo que queda grabado en nuestras retinas es la exposición de estos animalitos colgados boca abajo, mostrando por última vez su rumiante dentadura, expuestos al ambiente sin ninguna clase de refrigeración y adornados por un centenar de moscas que vuelan coqueteándole al manjar durante largas horas.

Así mismo, tengo entendido que esta clase de alimentos necesita refrigeración y deberá conservarse a una temperatura menor o igual a 5ºC (menor a 2ºC para carne fresca picada, por lo que presumo que no se está cumpliendo con la técnica de conservación y almacenamiento. También sé que todo establecimiento dedicado al almacenamiento o expendio de carne y productos cárnicos comestibles deberá inscribirse ante la entidad territorial de salud y que su funcionamiento está a merced de las visitas de inspección para verificar las condiciones sanitarias del establecimiento (Decreto 1500 de 2007, Art. 35). Sin entrar a juzgar a la autoridad sanitaria, ni hacer mayores disquisiciones sobre el tema, lo que considero es que tratándose de alimentos de gran demanda en cuanto a su consumo, deberían ser más rigurosos los controles sanitarios sobre esta clase de expendios, ya que a simple vista se nota que las condiciones higiénico- sanitarias de los mismos son bastantes precarias de una parte y de otra, las carnes allí vendidas, pueden resultar no aptas para el consumo humano, lo que de hecho puede dar origen a diferentes enfermedades trasmitidas por alimentos (ETAS), desencadenado de esta manera en un grave problema de salud pública, que desde luego puede ser prevenible.

En resumen, el control y la vigilancia por parte de las autoridades de salud es el principal método utilizado para garantizar la inocuidad de la carne, pero también se hace necesario informar y alertar a la ciudadanía con campañas pedagógicas sobre el riesgo de consumir estos alimentos sin el mínimo de los requisitos higiénico- sanitarios. En definitiva no todos los cuentos se pueden creer ni mucho menos se pueden comer.