Recientemente un amigo Quindiano envió a mi celular un video tan evidente que no deja dudas: es una canción que interpreta una hermosa chiquilla, de 9 años más o menos, que dice así: “Esta es la voz de los niños en contra de la violencia en la que hemos nacido, por culpa de mucha gente […]
Recientemente un amigo Quindiano envió a mi celular un video tan evidente que no deja dudas: es una canción que interpreta una hermosa chiquilla, de 9 años más o menos, que dice así: “Esta es la voz de los niños en contra de la violencia en la que hemos nacido, por culpa de mucha gente así es como hemos crecido”, recalca en la misma canción la niña, acompañada por un coro de infantes: “Por favor hagan conciencia señores si son padres de familia”.
Es típica la situación que actualmente vive la niñez en Colombia y lo expresa cantando la niña a quien llamaré Victoria, porque eso es lo que quieren conseguir y sin protestar violentamente; con su canción pone a meditar a cualquiera que la escuche, desean paz sin represalias, sin actos violentos que les impidan el libre desarrollo de la personalidad, derecho fundamental; desean se les respeten sus vidas para realizar los ideales que se han trazado.
Victoria, deja entrever que no ha podido convencer a su padre para que no participe en el paro del 21 de noviembre; ella desde ya percibe que se presentarán enfrentamientos, en donde su progenitor puede salir afectado. Pero lo que más me impresionó e impactó es que Victoria les dice a los mayores, a su padre que no se dejará inducir por él a participar en marchas que solo dejaran heridos, retenidos y posiblemente muertos; la pregunta es ¿Quién será el culpable de estos nefastos hechos? Victoria, en su canción implora a los padres y a la sociedad colombiana que los niños no quieren violencia; además pide se acabe la delincuencia, se castiguen severamente los delitos que atentan contra la niñez, quieren ser oídos, que les crean lo que expresan para que se tomen los correctivos.
La verdad es que este mundo está que arde o mejor está ardiendo; los adultos deben ser conscientes que son padres de familia y deben dejar un legado, un entorno de bienestar, no la violencia que se incrementa y la cual rechazan.
Es la oportunidad para expresar que se deben detectar los focos e instrumentos donde se incita a la violencia antes y durante las marchas de la protesta. La protesta social no debe desencadenar en actos violentos, pero la realidad es que esto sucede; apareciendo ciertos protagonistas que solo tienen el oficio de crear caos, agitadores profesionales que llegaran al vandalismo; también es el momento para que se lleve al Congreso de la República el proyecto de Ley que permita la protesta social la protesta no debe ir en contra del bien ajeno, afectándolo o dañándolo, especialmente establecimientos comerciales por donde transite la marcha.
El gran reto es afrontar el paro, la fecha ya está fijada; las autoridades prestas a brindar seguridad, no excederse en el ejercicio de la fuerza. Los niños en Colombia ven un panorama desolador, quieren un mejor futuro al que viven sus padres; están preocupados, desde ya buscaran la paz con un espíritu conciliador, comprometiendo a todos.
Recientemente un amigo Quindiano envió a mi celular un video tan evidente que no deja dudas: es una canción que interpreta una hermosa chiquilla, de 9 años más o menos, que dice así: “Esta es la voz de los niños en contra de la violencia en la que hemos nacido, por culpa de mucha gente […]
Recientemente un amigo Quindiano envió a mi celular un video tan evidente que no deja dudas: es una canción que interpreta una hermosa chiquilla, de 9 años más o menos, que dice así: “Esta es la voz de los niños en contra de la violencia en la que hemos nacido, por culpa de mucha gente así es como hemos crecido”, recalca en la misma canción la niña, acompañada por un coro de infantes: “Por favor hagan conciencia señores si son padres de familia”.
Es típica la situación que actualmente vive la niñez en Colombia y lo expresa cantando la niña a quien llamaré Victoria, porque eso es lo que quieren conseguir y sin protestar violentamente; con su canción pone a meditar a cualquiera que la escuche, desean paz sin represalias, sin actos violentos que les impidan el libre desarrollo de la personalidad, derecho fundamental; desean se les respeten sus vidas para realizar los ideales que se han trazado.
Victoria, deja entrever que no ha podido convencer a su padre para que no participe en el paro del 21 de noviembre; ella desde ya percibe que se presentarán enfrentamientos, en donde su progenitor puede salir afectado. Pero lo que más me impresionó e impactó es que Victoria les dice a los mayores, a su padre que no se dejará inducir por él a participar en marchas que solo dejaran heridos, retenidos y posiblemente muertos; la pregunta es ¿Quién será el culpable de estos nefastos hechos? Victoria, en su canción implora a los padres y a la sociedad colombiana que los niños no quieren violencia; además pide se acabe la delincuencia, se castiguen severamente los delitos que atentan contra la niñez, quieren ser oídos, que les crean lo que expresan para que se tomen los correctivos.
La verdad es que este mundo está que arde o mejor está ardiendo; los adultos deben ser conscientes que son padres de familia y deben dejar un legado, un entorno de bienestar, no la violencia que se incrementa y la cual rechazan.
Es la oportunidad para expresar que se deben detectar los focos e instrumentos donde se incita a la violencia antes y durante las marchas de la protesta. La protesta social no debe desencadenar en actos violentos, pero la realidad es que esto sucede; apareciendo ciertos protagonistas que solo tienen el oficio de crear caos, agitadores profesionales que llegaran al vandalismo; también es el momento para que se lleve al Congreso de la República el proyecto de Ley que permita la protesta social la protesta no debe ir en contra del bien ajeno, afectándolo o dañándolo, especialmente establecimientos comerciales por donde transite la marcha.
El gran reto es afrontar el paro, la fecha ya está fijada; las autoridades prestas a brindar seguridad, no excederse en el ejercicio de la fuerza. Los niños en Colombia ven un panorama desolador, quieren un mejor futuro al que viven sus padres; están preocupados, desde ya buscaran la paz con un espíritu conciliador, comprometiendo a todos.