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Columnista - 16 febrero, 2013

Lo que me dejó el amor de Julieta

CUENTOS Por: Leonardo José Maya Para Leonardo y Alejandro Maya HoyosNo quedan rastros de mi amor bajo tu cielo, pero me alegro mucho de haber volado en él. Tenía doce años cuando Julieta me prometió que si le llevaba una mariposa ella me entregaría su amor, recibí un beso muy breve como anticipo y la […]

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CUENTOS

Por: Leonardo José Maya

Para Leonardo y Alejandro Maya Hoyos
No quedan rastros de mi amor bajo tu cielo, pero me alegro mucho de haber volado en él.

Tenía doce años cuando Julieta me prometió que si le llevaba una mariposa ella me entregaría su amor, recibí un beso muy breve como anticipo y la imaginación se me desbordó para siempre.
Al día siguiente le llevé una mariposa hermosa que atrapé camino al colegio. No le gustó. Entonces me fui a los arroyos y manantiales cercanos, con el tiempo escalé montañas  y hasta me perdí tres días con sus noches en las cumbres gélidas de la Sierra Nevada  para llevarle las más hermosas que existían. Los lunes aparecía en el colegio con enjambres de mariposas exóticas. Ninguna le gustó.
Días después, ante la insistencia de mis promesas, decidió darme  una segunda oportunidad. Me pidió que le llevara la flor más bella que encontrara a cambio de lo prometido. Nunca perdí el entusiasmo. Visité montañas, ríos y manantiales. Asalté todos los jardines de la ciudad, me volví un pirata de flores,  el salón de clases lo convertí en un jardín botánico repleto de flores tropicales y mariposas desconocidas por la ciencia.
Ninguna le gustó. Decidí olvidarme de ella cuando el asunto se me convirtió en un problema mayor que debía resolver: atender tantas mariposas cautivas que llevé a casa. Me acosaban todo el día, se posaban en mis libros abiertos a chismosear todo lo que leía, se enteraban de todo cuanto escribía en mis cuadernos, yo les  ponía agua de azúcar en las flores para alimentarlas y  se adaptaron tanto que  nunca  quisieron regresar, después se convirtieron en mis confidentes ( aún lo siguen siendo),  me acompañaban los domingos de paseo y hasta aprendieron mis preferencias musicales pero lo bueno era que mi casa vivía llena de chicas que iban a ver mis mariposas domesticadas.
Desde luego,  nunca conseguí el amor de  Julieta pero estoy seguro que  si a ella le hubiera gustado una de mis mariposas, me habría perdido la mejor época de mi vida.
COMO YO
Si alguien pretende amarte como yo
¡Pues que ponga su pecho desnudo ante la suerte!
Y  arremeta feroz en la ofensiva
Sin escudos para burlar la muerte
Sin espadas para vencer la vida
Que traiga sus batallas ganadas
Y que deje las perdidas
La lucha será en la tierra, en el aire y en el mar
Y que gane el más valiente
Para dejar rosas a tu paso
Para traer sonrisas a tu suerte
Para alejarte el  sufrimiento
Sin traiciones a tu espalda
Que esta guerra no es de espadas
Esta es de sentimientos

[email protected]
Facebook Leonardo José Maya Amaya

Columnista
16 febrero, 2013

Lo que me dejó el amor de Julieta

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Leonardo Maya Amaya

CUENTOS Por: Leonardo José Maya Para Leonardo y Alejandro Maya HoyosNo quedan rastros de mi amor bajo tu cielo, pero me alegro mucho de haber volado en él. Tenía doce años cuando Julieta me prometió que si le llevaba una mariposa ella me entregaría su amor, recibí un beso muy breve como anticipo y la […]


CUENTOS

Por: Leonardo José Maya

Para Leonardo y Alejandro Maya Hoyos
No quedan rastros de mi amor bajo tu cielo, pero me alegro mucho de haber volado en él.

Tenía doce años cuando Julieta me prometió que si le llevaba una mariposa ella me entregaría su amor, recibí un beso muy breve como anticipo y la imaginación se me desbordó para siempre.
Al día siguiente le llevé una mariposa hermosa que atrapé camino al colegio. No le gustó. Entonces me fui a los arroyos y manantiales cercanos, con el tiempo escalé montañas  y hasta me perdí tres días con sus noches en las cumbres gélidas de la Sierra Nevada  para llevarle las más hermosas que existían. Los lunes aparecía en el colegio con enjambres de mariposas exóticas. Ninguna le gustó.
Días después, ante la insistencia de mis promesas, decidió darme  una segunda oportunidad. Me pidió que le llevara la flor más bella que encontrara a cambio de lo prometido. Nunca perdí el entusiasmo. Visité montañas, ríos y manantiales. Asalté todos los jardines de la ciudad, me volví un pirata de flores,  el salón de clases lo convertí en un jardín botánico repleto de flores tropicales y mariposas desconocidas por la ciencia.
Ninguna le gustó. Decidí olvidarme de ella cuando el asunto se me convirtió en un problema mayor que debía resolver: atender tantas mariposas cautivas que llevé a casa. Me acosaban todo el día, se posaban en mis libros abiertos a chismosear todo lo que leía, se enteraban de todo cuanto escribía en mis cuadernos, yo les  ponía agua de azúcar en las flores para alimentarlas y  se adaptaron tanto que  nunca  quisieron regresar, después se convirtieron en mis confidentes ( aún lo siguen siendo),  me acompañaban los domingos de paseo y hasta aprendieron mis preferencias musicales pero lo bueno era que mi casa vivía llena de chicas que iban a ver mis mariposas domesticadas.
Desde luego,  nunca conseguí el amor de  Julieta pero estoy seguro que  si a ella le hubiera gustado una de mis mariposas, me habría perdido la mejor época de mi vida.
COMO YO
Si alguien pretende amarte como yo
¡Pues que ponga su pecho desnudo ante la suerte!
Y  arremeta feroz en la ofensiva
Sin escudos para burlar la muerte
Sin espadas para vencer la vida
Que traiga sus batallas ganadas
Y que deje las perdidas
La lucha será en la tierra, en el aire y en el mar
Y que gane el más valiente
Para dejar rosas a tu paso
Para traer sonrisas a tu suerte
Para alejarte el  sufrimiento
Sin traiciones a tu espalda
Que esta guerra no es de espadas
Esta es de sentimientos

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