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Sur - 5 diciembre, 2012

Lo dieron por muerto

Gonzalo Naranjo Restrepo, de 46 años de edad, conducía una tractomula marca Kenworth color blanco, de placas STR-816, en la cual llevaba una Motoniveladora de la empresa ‘Gecolsa’, y después de hacer una llamada para reportar que se iba estacionar momentáneamente en el corregimiento de La Mata, para tomarse un café, fue abordado por uno de los vendedores de tinto que se hacen cerca a un resalto de la Troncal de Oriente, quien le vendió uno ‘doble’ y después de recibir los 500 pesos se marchó apresuradamente del lugar.

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Le dieron Escopolamina en el tinto

Por Álvaro Lora García
[email protected]
[email protected]

Gonzalo Naranjo Restrepo, de 46  años de edad, conducía una tractomula marca Kenworth color blanco, de placas STR-816, en la cual llevaba una Motoniveladora de la empresa ‘Gecolsa’, y después de hacer una llamada para reportar que se iba estacionar momentáneamente en el corregimiento de La Mata, para tomarse un café, fue abordado por uno de los vendedores de tinto que se hacen cerca a un resalto de la Troncal de Oriente, quien le vendió uno ‘doble’ y después de recibir los 500 pesos se marchó apresuradamente del lugar.

Un cuarto de hora después de ingerir el café, Gonzalo comenzó a sentir sueño y borrachera hasta el punto que en plena marcha de por lo menos 75 kilómetros por hora, quedó profundamente dormido dejando a la deriva al pesado automotor que por la velocidad que llevaba, tropezó con un bordillo de seguridad y este lo mandó 20 metros adelante, quedando atravesado en mitad de la vía.

A pesar de la destrucción parcial de la cabina y del golpe que recibió con el volante y quedar sujetado por el cinturón de seguridad, Gonzalo no despertó en el acto, hasta el punto que los demás viajeros que presenciaron el accidente, lo reportaron como fallecido.

“Yo llamé a la Policía de Carreteras y les dije que el conductor de una tractomula se había matado cerca al Cerro de los Chivos en Aguachica, porque nosotros lo vimos que estaba como un muerto encima del volante”, comentó Giovanny Martínez Sarabia, conductor de un automóvil que iba detrás de la tractomula.

Cuan sorpresa se llevó el equipo médico de la Ambulancia de la Ruta del Sol, al tratar de bajar al supuesto cadáver del conductor de la tractomula; y es que hasta una carrosa fúnebre de la Funeraria de turno llegó al lugar porque todos hablaban de una persona muerta.

El enfermero de la ambulancia decía que no tenía signos vitales, pero el médico lo desmintió al observar que el conductor de la tractomula roncaba en silencio; “es la reacción Post Mortem”, decía un estudiante de medicina que junto con innumerables curiosos llegaron al lugar de accidente.

A pesar de las discusiones facultativas, Gonzalo Naranjo Restrepo, fue bajado de la cabina de la tractomula y llevado a una de las clínicas de Aguachica, donde un especialista dijo que el conductor estaba bajo los efectos de la Escopolamina, o Burundanga como se le conoce a la sustancia que criminales aplican a sus víctimas.

Horas después, Gonzalo Naranjo reaccionó y sólo se acordaba del café que un hombre le vendió en el corregimiento de La Mata, “sueño no tenía porque dormí sabroso toda la noche y me levanté a las cinco de la mañana para seguir mi camino hacía Barrancabermeja”, señaló el conductor.

La sustancia

Los especialistas consultados por EL PILÓN, dijeron que la Escopolamina, también conocida como burundanga, es un alcaloide tropánico que se encuentra como metabolito secundario de plantas en la familia de las solanáceas como el beleño blanco; es una droga con una capacidad casi inmediata de hacer perder el conocimiento a una persona durante varias horas, tiempo suficiente para sufrir cualquier tipo de agresión.

Explicó la fuente, que en la medicina clásica es utilizada en muy pequeñas dosis desde hace años para tratar trastornos referidos al sistema nervioso central, por su fuerte acción sedante, pero tiene que ser aplicada por un especialista.

Sur
5 diciembre, 2012

Lo dieron por muerto

Gonzalo Naranjo Restrepo, de 46 años de edad, conducía una tractomula marca Kenworth color blanco, de placas STR-816, en la cual llevaba una Motoniveladora de la empresa ‘Gecolsa’, y después de hacer una llamada para reportar que se iba estacionar momentáneamente en el corregimiento de La Mata, para tomarse un café, fue abordado por uno de los vendedores de tinto que se hacen cerca a un resalto de la Troncal de Oriente, quien le vendió uno ‘doble’ y después de recibir los 500 pesos se marchó apresuradamente del lugar.


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Le dieron Escopolamina en el tinto

Por Álvaro Lora García
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Gonzalo Naranjo Restrepo, de 46  años de edad, conducía una tractomula marca Kenworth color blanco, de placas STR-816, en la cual llevaba una Motoniveladora de la empresa ‘Gecolsa’, y después de hacer una llamada para reportar que se iba estacionar momentáneamente en el corregimiento de La Mata, para tomarse un café, fue abordado por uno de los vendedores de tinto que se hacen cerca a un resalto de la Troncal de Oriente, quien le vendió uno ‘doble’ y después de recibir los 500 pesos se marchó apresuradamente del lugar.

Un cuarto de hora después de ingerir el café, Gonzalo comenzó a sentir sueño y borrachera hasta el punto que en plena marcha de por lo menos 75 kilómetros por hora, quedó profundamente dormido dejando a la deriva al pesado automotor que por la velocidad que llevaba, tropezó con un bordillo de seguridad y este lo mandó 20 metros adelante, quedando atravesado en mitad de la vía.

A pesar de la destrucción parcial de la cabina y del golpe que recibió con el volante y quedar sujetado por el cinturón de seguridad, Gonzalo no despertó en el acto, hasta el punto que los demás viajeros que presenciaron el accidente, lo reportaron como fallecido.

“Yo llamé a la Policía de Carreteras y les dije que el conductor de una tractomula se había matado cerca al Cerro de los Chivos en Aguachica, porque nosotros lo vimos que estaba como un muerto encima del volante”, comentó Giovanny Martínez Sarabia, conductor de un automóvil que iba detrás de la tractomula.

Cuan sorpresa se llevó el equipo médico de la Ambulancia de la Ruta del Sol, al tratar de bajar al supuesto cadáver del conductor de la tractomula; y es que hasta una carrosa fúnebre de la Funeraria de turno llegó al lugar porque todos hablaban de una persona muerta.

El enfermero de la ambulancia decía que no tenía signos vitales, pero el médico lo desmintió al observar que el conductor de la tractomula roncaba en silencio; “es la reacción Post Mortem”, decía un estudiante de medicina que junto con innumerables curiosos llegaron al lugar de accidente.

A pesar de las discusiones facultativas, Gonzalo Naranjo Restrepo, fue bajado de la cabina de la tractomula y llevado a una de las clínicas de Aguachica, donde un especialista dijo que el conductor estaba bajo los efectos de la Escopolamina, o Burundanga como se le conoce a la sustancia que criminales aplican a sus víctimas.

Horas después, Gonzalo Naranjo reaccionó y sólo se acordaba del café que un hombre le vendió en el corregimiento de La Mata, “sueño no tenía porque dormí sabroso toda la noche y me levanté a las cinco de la mañana para seguir mi camino hacía Barrancabermeja”, señaló el conductor.

La sustancia

Los especialistas consultados por EL PILÓN, dijeron que la Escopolamina, también conocida como burundanga, es un alcaloide tropánico que se encuentra como metabolito secundario de plantas en la familia de las solanáceas como el beleño blanco; es una droga con una capacidad casi inmediata de hacer perder el conocimiento a una persona durante varias horas, tiempo suficiente para sufrir cualquier tipo de agresión.

Explicó la fuente, que en la medicina clásica es utilizada en muy pequeñas dosis desde hace años para tratar trastornos referidos al sistema nervioso central, por su fuerte acción sedante, pero tiene que ser aplicada por un especialista.