Cuando apenas se han iniciado los procesos de empalme, para la transición de los gobiernos departamental y municipal, los nuevos mandatarios, Luis Alberto Monsalvo Gnecco, y Fredys Socarrás Reales, respectivamente, se encuentran con la dura realidad de inéditos escenarios con los cuales tendrán que gobernar, en términos sencillos y castizos, llegaron las vacas flacas para […]
Cuando apenas se han iniciado los procesos de empalme, para la transición de los gobiernos departamental y municipal, los nuevos mandatarios, Luis Alberto Monsalvo Gnecco, y Fredys Socarrás Reales, respectivamente, se encuentran con la dura realidad de inéditos escenarios con los cuales tendrán que gobernar, en términos sencillos y castizos, llegaron las vacas flacas para el Cesar y Valledupar.
En el caso del Departamento del Cesar, era previsible una reducción sustancial en sus ingresos, teniendo en cuenta el nuevo régimen en materia de regalías. A pesar de que aún el mismo no ha sido reglamentado; la situación cambia del cielo a la tierra con las nuevas reglas de juego.
En los próximos años el departamento tendrá que acostumbrarse a hacer más “lobby”, es decir gestión, ante el Ministerio de Hacienda, Planeación Nacional, entre otras entidades, para poder tener acceso a más recursos y atender sus ingentes necesidades en tantos frentes. Atrás quedaron los años de bonanza, que a decir verdad fueron pocos y no los supimos aprovechar.
En efecto, aunque inicialmente se había presentado un presupuesto de $511 mil millones de pesos, para la vigencia 2012, el mismo debió ser reducido a $410 mil millones, teniendo en cuenta que se habían incluido cien mil millones aproximadamente, por concepto de regalías directas, y estos recursos, ahora, con las nuevas normas, dependen de la Nación y por lo tanto, la Asamblea Departamental no tiene competencia sobre los mismos. El Presupuesto inicial del Departamento para 2011 fue de $682 mil millones, según ha explicado el diputado Ricardo Quintero Baute.
Curiosamente, en el Cesar se vio más el progreso cuando no teníamos regalías, pero si contábamos con líderes ambiciosos, que se hacían escuchar en Bogotá y a punta de influencias y vallenatos lograban conseguir las partidas que se requerían para desarrollar el departamento “piloto” del que hablaba el Presidente Alfonso López Michelsen y el primer Jefe de Planeación del Departamento, el economista cachaco Jorge Child.
Así las cosas, el nuevo gobernador, el joven economista Luis Alberto Monsalvo Gnecco, tendrá que asesorarse de un buen equipo de trabajo, como esperamos que lo haga, que tenga muy en claro que tienen que tratar de hacer mucho, con pocos recursos. Lo que en la técnica económica se llama procesos de optimización.
La situación de Valledupar es más preocupante aún. El Presupuesto de la ciudad para 2012 ha sido aforado en $298 mil millones, debido a la reducción en los recaudos de impuestos, principalmente el predial. Según algunos concejales la situación se debe a una falta de gestión por parte de la Administración Municipal. No obstante lo anterior, independientemente de lo que haya sucedido en el año en curso, Valledupar requiere hacer un mayor esfuerzo en materia de tributación, de manera realista y proporcional, teniendo en cuenta la capacidad económica real de los contribuyentes, principalmente de empresas, sociedades y familias de estratos medios y altos, en los cuales se pueden estar presentando serios problemas de evasión y elusión de impuestos.
En este sentido, es grande la tarea que tienen el Alcalde Socarrás Reales, y los nuevos concejales que tendrán la responsabilidad crucial de ordenar las finanzas de la ciudad para hacer una gestión que las comunidad sea histórica, teniendo en cuenta la crisis que ha padecido la ciudad en las últimas administraciones.
Pero, el asunto no es sólo del Gobernador y del Alcalde, sino también de los representantes cesarenses a quienes hemos sugerido, varias veces, la conformación de un frente común para defender los intereses vitales del departamentos, por lo menos los temas de carreteras, apoyo al sector agropecuario, salud y educación, entre otros, sin tener en cuenta el tema de las diferencias políticas; como lo han podido hacer históricamente Antioquia, el Valle del Cauca, y la mayoría de los departamentos del Eje Cafetero.
Cuando apenas se han iniciado los procesos de empalme, para la transición de los gobiernos departamental y municipal, los nuevos mandatarios, Luis Alberto Monsalvo Gnecco, y Fredys Socarrás Reales, respectivamente, se encuentran con la dura realidad de inéditos escenarios con los cuales tendrán que gobernar, en términos sencillos y castizos, llegaron las vacas flacas para […]
Cuando apenas se han iniciado los procesos de empalme, para la transición de los gobiernos departamental y municipal, los nuevos mandatarios, Luis Alberto Monsalvo Gnecco, y Fredys Socarrás Reales, respectivamente, se encuentran con la dura realidad de inéditos escenarios con los cuales tendrán que gobernar, en términos sencillos y castizos, llegaron las vacas flacas para el Cesar y Valledupar.
En el caso del Departamento del Cesar, era previsible una reducción sustancial en sus ingresos, teniendo en cuenta el nuevo régimen en materia de regalías. A pesar de que aún el mismo no ha sido reglamentado; la situación cambia del cielo a la tierra con las nuevas reglas de juego.
En los próximos años el departamento tendrá que acostumbrarse a hacer más “lobby”, es decir gestión, ante el Ministerio de Hacienda, Planeación Nacional, entre otras entidades, para poder tener acceso a más recursos y atender sus ingentes necesidades en tantos frentes. Atrás quedaron los años de bonanza, que a decir verdad fueron pocos y no los supimos aprovechar.
En efecto, aunque inicialmente se había presentado un presupuesto de $511 mil millones de pesos, para la vigencia 2012, el mismo debió ser reducido a $410 mil millones, teniendo en cuenta que se habían incluido cien mil millones aproximadamente, por concepto de regalías directas, y estos recursos, ahora, con las nuevas normas, dependen de la Nación y por lo tanto, la Asamblea Departamental no tiene competencia sobre los mismos. El Presupuesto inicial del Departamento para 2011 fue de $682 mil millones, según ha explicado el diputado Ricardo Quintero Baute.
Curiosamente, en el Cesar se vio más el progreso cuando no teníamos regalías, pero si contábamos con líderes ambiciosos, que se hacían escuchar en Bogotá y a punta de influencias y vallenatos lograban conseguir las partidas que se requerían para desarrollar el departamento “piloto” del que hablaba el Presidente Alfonso López Michelsen y el primer Jefe de Planeación del Departamento, el economista cachaco Jorge Child.
Así las cosas, el nuevo gobernador, el joven economista Luis Alberto Monsalvo Gnecco, tendrá que asesorarse de un buen equipo de trabajo, como esperamos que lo haga, que tenga muy en claro que tienen que tratar de hacer mucho, con pocos recursos. Lo que en la técnica económica se llama procesos de optimización.
La situación de Valledupar es más preocupante aún. El Presupuesto de la ciudad para 2012 ha sido aforado en $298 mil millones, debido a la reducción en los recaudos de impuestos, principalmente el predial. Según algunos concejales la situación se debe a una falta de gestión por parte de la Administración Municipal. No obstante lo anterior, independientemente de lo que haya sucedido en el año en curso, Valledupar requiere hacer un mayor esfuerzo en materia de tributación, de manera realista y proporcional, teniendo en cuenta la capacidad económica real de los contribuyentes, principalmente de empresas, sociedades y familias de estratos medios y altos, en los cuales se pueden estar presentando serios problemas de evasión y elusión de impuestos.
En este sentido, es grande la tarea que tienen el Alcalde Socarrás Reales, y los nuevos concejales que tendrán la responsabilidad crucial de ordenar las finanzas de la ciudad para hacer una gestión que las comunidad sea histórica, teniendo en cuenta la crisis que ha padecido la ciudad en las últimas administraciones.
Pero, el asunto no es sólo del Gobernador y del Alcalde, sino también de los representantes cesarenses a quienes hemos sugerido, varias veces, la conformación de un frente común para defender los intereses vitales del departamentos, por lo menos los temas de carreteras, apoyo al sector agropecuario, salud y educación, entre otros, sin tener en cuenta el tema de las diferencias políticas; como lo han podido hacer históricamente Antioquia, el Valle del Cauca, y la mayoría de los departamentos del Eje Cafetero.