Aprovechando la época navideña, la semana pasada decidí compartir con mis lectores algunas enseñanzas de vida que tomé prestadas de la lectura de los diez pergaminos de Go Mandino. Les manifiesto que no fue nada fácil este cambio de frente después de estar escribiendo durante 15 años sobre política, economía, comercio exterior y desarrollo agroindustrial, […]
Aprovechando la época navideña, la semana pasada decidí compartir con mis lectores algunas enseñanzas de vida que tomé prestadas de la lectura de los diez pergaminos de Go Mandino.
Les manifiesto que no fue nada fácil este cambio de frente después de estar escribiendo durante 15 años sobre política, economía, comercio exterior y desarrollo agroindustrial, entre otros temas. Pero bueno, estamos en diciembre y en época de navidad todo lo que transmita optimismo, paz y sabiduría, se vale.
Y continuando con la lectura y el análisis de estos pergaminos, celebro que el autor considere la risa como uno de los mayores dones que nos haya dado la naturaleza. Comparto su opinión de que “una sonrisa es la mejor medicina para combatir las lágrimas de la tristeza, la frustración y el remordimiento”. Cultivar el hábito de la sonrisa de golpe no nos garantiza la felicidad pero al menos no nos deja estar enfrascados en la tristeza.
Al igual que en la leyenda del tablero de ajedrez y los granos de trigo -una fascinante historia entre un rey de la India llamado Sheram y un sabio llamado Sissa-, en el pergamino número ocho, Mandino, toma como ejemplo al grano del trigo para hablarnos de la multiplicación de los valores. Si el hombre es capaz de multiplicar el valor de una semilla u otros productos, bienes y servicios, también debe fijarse como propósito multiplicar sus valores para que las metas y objetivos de vida se concreten más fácilmente.
En el pergamino número nueve, el autor nos motiva a corregir este mal hábito de eludir las tareas de hoy para dejarlas para mañana. Dice: “La demora es hija del temor”, y para vencer el temor hay que proceder sin titubeo a la acción. Normalmente cuando postergamos o eludimos una tarea, responsabilidad o compromiso, nuestros sueños, metas o planes de vida tienden a complicarse.
Todos los seres humanos (independientemente que sean o no creyentes de una u otra religión) tenemos el instituto de pedir ayuda a un ser supremo y claramente los clamores suelen ser en forma de oración. Dice Mandino, que el error en el cual caemos la mayoría de las personas es en la forma de orar, ya que lo hacemos para pedir riquezas y cosas materiales en vez de pedir “directivas u orientaciones” que nos ayuden a conseguir todas estas cosas materiales.
Cuando oramos tendemos a pedir buena salud, dinero, amor, éxito en una entrevista o negocio, victorias mezquinas, fama o felicidad. La lección de Mandino es que los momentos de oración deben ser para pedir orientaciones que nos señalen el camino para resolver nuestras necesidades o angustias, dar gracias y glorificar el nombre de Dios, con nuestras buenas acciones.
El libro ‘El vendedor más grande del mundo’ es una lectura obligada que nos ayuda a descubrir nuestra propia personalidad y nuestras emociones para corregir, mejorar y disfrutar mejor nuestras vidas. Y como dice el autor: “La felicidad es hoy. No es un grano para almacenar”.
En el tintero: Haré una pausa de esta columna hasta enero del próximo año. Les deseo una feliz navidad y un 2021 lleno de salud y felicidad.
Aprovechando la época navideña, la semana pasada decidí compartir con mis lectores algunas enseñanzas de vida que tomé prestadas de la lectura de los diez pergaminos de Go Mandino. Les manifiesto que no fue nada fácil este cambio de frente después de estar escribiendo durante 15 años sobre política, economía, comercio exterior y desarrollo agroindustrial, […]
Aprovechando la época navideña, la semana pasada decidí compartir con mis lectores algunas enseñanzas de vida que tomé prestadas de la lectura de los diez pergaminos de Go Mandino.
Les manifiesto que no fue nada fácil este cambio de frente después de estar escribiendo durante 15 años sobre política, economía, comercio exterior y desarrollo agroindustrial, entre otros temas. Pero bueno, estamos en diciembre y en época de navidad todo lo que transmita optimismo, paz y sabiduría, se vale.
Y continuando con la lectura y el análisis de estos pergaminos, celebro que el autor considere la risa como uno de los mayores dones que nos haya dado la naturaleza. Comparto su opinión de que “una sonrisa es la mejor medicina para combatir las lágrimas de la tristeza, la frustración y el remordimiento”. Cultivar el hábito de la sonrisa de golpe no nos garantiza la felicidad pero al menos no nos deja estar enfrascados en la tristeza.
Al igual que en la leyenda del tablero de ajedrez y los granos de trigo -una fascinante historia entre un rey de la India llamado Sheram y un sabio llamado Sissa-, en el pergamino número ocho, Mandino, toma como ejemplo al grano del trigo para hablarnos de la multiplicación de los valores. Si el hombre es capaz de multiplicar el valor de una semilla u otros productos, bienes y servicios, también debe fijarse como propósito multiplicar sus valores para que las metas y objetivos de vida se concreten más fácilmente.
En el pergamino número nueve, el autor nos motiva a corregir este mal hábito de eludir las tareas de hoy para dejarlas para mañana. Dice: “La demora es hija del temor”, y para vencer el temor hay que proceder sin titubeo a la acción. Normalmente cuando postergamos o eludimos una tarea, responsabilidad o compromiso, nuestros sueños, metas o planes de vida tienden a complicarse.
Todos los seres humanos (independientemente que sean o no creyentes de una u otra religión) tenemos el instituto de pedir ayuda a un ser supremo y claramente los clamores suelen ser en forma de oración. Dice Mandino, que el error en el cual caemos la mayoría de las personas es en la forma de orar, ya que lo hacemos para pedir riquezas y cosas materiales en vez de pedir “directivas u orientaciones” que nos ayuden a conseguir todas estas cosas materiales.
Cuando oramos tendemos a pedir buena salud, dinero, amor, éxito en una entrevista o negocio, victorias mezquinas, fama o felicidad. La lección de Mandino es que los momentos de oración deben ser para pedir orientaciones que nos señalen el camino para resolver nuestras necesidades o angustias, dar gracias y glorificar el nombre de Dios, con nuestras buenas acciones.
El libro ‘El vendedor más grande del mundo’ es una lectura obligada que nos ayuda a descubrir nuestra propia personalidad y nuestras emociones para corregir, mejorar y disfrutar mejor nuestras vidas. Y como dice el autor: “La felicidad es hoy. No es un grano para almacenar”.
En el tintero: Haré una pausa de esta columna hasta enero del próximo año. Les deseo una feliz navidad y un 2021 lleno de salud y felicidad.