“Yo nací una mañana cualquiera allá por mi tierra, un día de carnaval, pero ya yo venía con la estrella de componer y cantal a mi mal”. La canción ‘Dios no me deja’, a la cual corresponde el aparte transcrito fue incluida por los Hermanos Zuleta en el LP titulado ‘Tierra de cantores’, cuyo lanzamiento […]
“Yo nací una mañana cualquiera allá por mi tierra, un día de carnaval, pero ya yo venía con la estrella de componer y cantal a mi mal”.
La canción ‘Dios no me deja’, a la cual corresponde el aparte transcrito fue incluida por los Hermanos Zuleta en el LP titulado ‘Tierra de cantores’, cuyo lanzamiento lo hizo la CBS el 15 de agosto de 1978 y con la voz del Joe Arroyo en los coros.
Hemos recordado esa canción a propósito de los noventa años (20 de febrero) del natalicio del más ilustre de los hatonueveros, “el ciego que veía con los años del alma”, para quien su condición de invidente nunca significó ni una debilidad ni ser discapacitado, sino todo lo contrario, fue allí donde encontró su gran fortaleza y en la penumbra el manantial de su inspiración.
Fue Leandro un caballero de los talones a la mollera, su vida y su obra subrayan la superioridad de la inteligencia sobre la adversidad y la fuerza bruta, y en lugar de renegar contra el altísimo, como muchos que lo tienen todo y no saben qué hacer con tanto, en muchas de sus canciones dejaba extendida en ricas melodías y versos poéticos su gratitud con el que todo lo puede, del cual dice en la canción que citamos inicialmente: “He sabido librar la batalla, no hay que negar la existencia de Dios, Él la vista me negó para que yo no mirara, en recompensa me dio los ojos bellos del alma”.
En la misma canción después de destacar que si las penas mataran enseguida el no existiría porque había sufrido mucho en la vida, y enfrentar esas dificultades era una jornada que le había puesto el señor y ponderó la presencia del de arriba una vez más cuando afirma que nacen del alma el arte, el respeto y el amor, virtudes que en él se conjugan.
También hace referencia Leandro a la Divina Providencia en la canción titulada ‘Dos papeles’, incluida por Jorge Oñate con los Hermanos López en el LP titulado ‘Rosa jardinera’, que dio a conocer la casa disquera CBS en el mes de noviembre de 1974, cuando refiere que Dios le habló antes de nacer, le advirtió que sería invidente, que no podía ser malo ni rencoroso, y para soportarlo le dio el valor suficiente que le permitió vivir su vida cantando y a su manera, ese aparte dice así: “Pero Dios no admite rencores, dijo tú no puedes ser malo si tú tienes el alma buena, no podrás mirar los colores, pasarás tu vida cantando para soportar tu ceguera, pero me dio valor como un hombre para soportar mi condena”.
Además, tuvo el hombre que le cantó a su pueblo la habilidad a la cual se refiere Adolfo Pacheco en la canción titulada ‘El pintor’, que le grabó Diomedes con Juancho en el año 1988 en el LP ‘Ganó el folclor’, cuando el pinta cuadros en el pentagrama sin pincel y sin paleta y se compara él cuando dice: “Yo pinté la hamaca grande con magníficos colores, y dibujé la nostalgia haciendo el Viejo Miguel, dulzura pincelé con Mercedes y el mochuelo, pero yo no sé porque dice que pintar no puedo si yo como Leandro el ciego, pinto lo que no se ve, métase donde se meta yo pinto mejor que usted”.
Describía con precisión el caminar elegante de Matildelina, la caída de las hojas de los arboles atropelladas del verano y en ‘Olvídame’ comparó magistralmente la vida de la mujer con los cambios de la luna. Este hombre vivirá hasta siempre era un sabio, le quedaron debiendo el Nobel.
“Yo nací una mañana cualquiera allá por mi tierra, un día de carnaval, pero ya yo venía con la estrella de componer y cantal a mi mal”. La canción ‘Dios no me deja’, a la cual corresponde el aparte transcrito fue incluida por los Hermanos Zuleta en el LP titulado ‘Tierra de cantores’, cuyo lanzamiento […]
“Yo nací una mañana cualquiera allá por mi tierra, un día de carnaval, pero ya yo venía con la estrella de componer y cantal a mi mal”.
La canción ‘Dios no me deja’, a la cual corresponde el aparte transcrito fue incluida por los Hermanos Zuleta en el LP titulado ‘Tierra de cantores’, cuyo lanzamiento lo hizo la CBS el 15 de agosto de 1978 y con la voz del Joe Arroyo en los coros.
Hemos recordado esa canción a propósito de los noventa años (20 de febrero) del natalicio del más ilustre de los hatonueveros, “el ciego que veía con los años del alma”, para quien su condición de invidente nunca significó ni una debilidad ni ser discapacitado, sino todo lo contrario, fue allí donde encontró su gran fortaleza y en la penumbra el manantial de su inspiración.
Fue Leandro un caballero de los talones a la mollera, su vida y su obra subrayan la superioridad de la inteligencia sobre la adversidad y la fuerza bruta, y en lugar de renegar contra el altísimo, como muchos que lo tienen todo y no saben qué hacer con tanto, en muchas de sus canciones dejaba extendida en ricas melodías y versos poéticos su gratitud con el que todo lo puede, del cual dice en la canción que citamos inicialmente: “He sabido librar la batalla, no hay que negar la existencia de Dios, Él la vista me negó para que yo no mirara, en recompensa me dio los ojos bellos del alma”.
En la misma canción después de destacar que si las penas mataran enseguida el no existiría porque había sufrido mucho en la vida, y enfrentar esas dificultades era una jornada que le había puesto el señor y ponderó la presencia del de arriba una vez más cuando afirma que nacen del alma el arte, el respeto y el amor, virtudes que en él se conjugan.
También hace referencia Leandro a la Divina Providencia en la canción titulada ‘Dos papeles’, incluida por Jorge Oñate con los Hermanos López en el LP titulado ‘Rosa jardinera’, que dio a conocer la casa disquera CBS en el mes de noviembre de 1974, cuando refiere que Dios le habló antes de nacer, le advirtió que sería invidente, que no podía ser malo ni rencoroso, y para soportarlo le dio el valor suficiente que le permitió vivir su vida cantando y a su manera, ese aparte dice así: “Pero Dios no admite rencores, dijo tú no puedes ser malo si tú tienes el alma buena, no podrás mirar los colores, pasarás tu vida cantando para soportar tu ceguera, pero me dio valor como un hombre para soportar mi condena”.
Además, tuvo el hombre que le cantó a su pueblo la habilidad a la cual se refiere Adolfo Pacheco en la canción titulada ‘El pintor’, que le grabó Diomedes con Juancho en el año 1988 en el LP ‘Ganó el folclor’, cuando el pinta cuadros en el pentagrama sin pincel y sin paleta y se compara él cuando dice: “Yo pinté la hamaca grande con magníficos colores, y dibujé la nostalgia haciendo el Viejo Miguel, dulzura pincelé con Mercedes y el mochuelo, pero yo no sé porque dice que pintar no puedo si yo como Leandro el ciego, pinto lo que no se ve, métase donde se meta yo pinto mejor que usted”.
Describía con precisión el caminar elegante de Matildelina, la caída de las hojas de los arboles atropelladas del verano y en ‘Olvídame’ comparó magistralmente la vida de la mujer con los cambios de la luna. Este hombre vivirá hasta siempre era un sabio, le quedaron debiendo el Nobel.