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Columnista - 12 junio, 2023

Lazos familiares

El conflicto colombiano con más de medio siglo de confrontación ha tenido varios intentos fallidos por lograr una paz estable y duradera, objetivo que parece sucumbir ante situaciones que propician la continuidad de la guerra, y es que resulta mucho más fácil hacer la guerra que construir la paz.

El conflicto colombiano con más de medio siglo de confrontación ha tenido varios intentos fallidos por lograr una paz estable y duradera, objetivo que parece sucumbir ante situaciones que propician la continuidad de la guerra, y es que resulta mucho más fácil hacer la guerra que construir la paz. Han sido generaciones enteras levantadas bajo el influjo de la guerra en un país que se ha polarizado, y que ha llegado al punto de sentir odio irracional hacia aquel que piensa de manera distinta. En esta polarización han caído sectores políticos, clase empresarial, medios de comunicación, gremios, iglesias etc.

En otrora, el gobernante de turno se enfrentaba a una oposición que votaba en contra de sus iniciativas legislativas con argumentos válidos o no, eso quedaba al gusto de cada quien. Pero ahora sucede algo muy particular, y es que el presidente de un importante sector de la economía después de ser un abierto opositor del actual Gobierno, de manera entusiasta se sube al bus que tiene como destino “La paz total”, mientras que su esposa, miembro activo del partido opositor, y senadora de la república, no hace más que despotricar del Gobierno, hecho que hasta donde tenemos memoria no tiene precedente histórico.

Pero las curiosidades propias de esta guerra no terminan ahí, pues sucede que María José Pizarro Rodríguez, la hija del asesinado guerrillero del M-19 Carlos Pizarro Leongómez, en la reciente Feria del Libro Capítulo Valledupar, lanzó la obra: El camino hacia mi nombre, donde narra las peripecias que le tocó librar para que la justicia la declarara como hija extramatrimonial de Carlos Pizarro, y la batalla que a brazo partido libró con su propia familia, renuente a que se constituyera en parte civil dentro de la investigación penal que se adelanta por el asesinato de su padre, proceso que estuvo a punto de prescribir y que finalmente fue declarado como delito de lesa humanidad, esto significa que no prescribe. Pues bien, esta mujer, actualmente senadora por el Pacto Histórico, es hija de dos insurgentes y nieta de militares de alto rango.

Y es que nos ha costado reconocer que esta guerra es fratricida y que nos estamos matando entre hermanos, en un conflicto donde todos perdemos y que aleja nuestras posibilidades de desarrollo.

La autora de la obra en comento, expresa que su vida transcurrió en medio del exilio, cambios de colegios, visitas a su progenitora en la cárcel, pérdidas de años escolares que la atrasaron a tal punto que le tocó validar el bachillerato. Una permanente trashumancia que le impedía disfrutar de la compañía de sus padres, todo ello sin mencionar el asedio de los militares. Realmente una vida muy difícil de la que da cuenta en su libro y que nos deja esta frase para reflexionar: “Nuestra sociedad requiere un profundo cambio social, que se inicia con una transformación cultural que nos permita desaprender la guerra y construir una nación que se reconozca en su profunda diversidad y que sienta que esa bandera tricolor les pertenece”.

Con prólogo del expresidente del Gobierno de España:  José Luis Rodríguez Zapatero, quien nos recuerda que en la Plaza de Bolívar donde María José Pizarro le impuso la banda al Presidente, Gustavo Petro, tres décadas atrás, fue velado el cadáver de su padre Carlos Pizarro Leongómez. [email protected]   

Columnista
12 junio, 2023

Lazos familiares

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

El conflicto colombiano con más de medio siglo de confrontación ha tenido varios intentos fallidos por lograr una paz estable y duradera, objetivo que parece sucumbir ante situaciones que propician la continuidad de la guerra, y es que resulta mucho más fácil hacer la guerra que construir la paz.


El conflicto colombiano con más de medio siglo de confrontación ha tenido varios intentos fallidos por lograr una paz estable y duradera, objetivo que parece sucumbir ante situaciones que propician la continuidad de la guerra, y es que resulta mucho más fácil hacer la guerra que construir la paz. Han sido generaciones enteras levantadas bajo el influjo de la guerra en un país que se ha polarizado, y que ha llegado al punto de sentir odio irracional hacia aquel que piensa de manera distinta. En esta polarización han caído sectores políticos, clase empresarial, medios de comunicación, gremios, iglesias etc.

En otrora, el gobernante de turno se enfrentaba a una oposición que votaba en contra de sus iniciativas legislativas con argumentos válidos o no, eso quedaba al gusto de cada quien. Pero ahora sucede algo muy particular, y es que el presidente de un importante sector de la economía después de ser un abierto opositor del actual Gobierno, de manera entusiasta se sube al bus que tiene como destino “La paz total”, mientras que su esposa, miembro activo del partido opositor, y senadora de la república, no hace más que despotricar del Gobierno, hecho que hasta donde tenemos memoria no tiene precedente histórico.

Pero las curiosidades propias de esta guerra no terminan ahí, pues sucede que María José Pizarro Rodríguez, la hija del asesinado guerrillero del M-19 Carlos Pizarro Leongómez, en la reciente Feria del Libro Capítulo Valledupar, lanzó la obra: El camino hacia mi nombre, donde narra las peripecias que le tocó librar para que la justicia la declarara como hija extramatrimonial de Carlos Pizarro, y la batalla que a brazo partido libró con su propia familia, renuente a que se constituyera en parte civil dentro de la investigación penal que se adelanta por el asesinato de su padre, proceso que estuvo a punto de prescribir y que finalmente fue declarado como delito de lesa humanidad, esto significa que no prescribe. Pues bien, esta mujer, actualmente senadora por el Pacto Histórico, es hija de dos insurgentes y nieta de militares de alto rango.

Y es que nos ha costado reconocer que esta guerra es fratricida y que nos estamos matando entre hermanos, en un conflicto donde todos perdemos y que aleja nuestras posibilidades de desarrollo.

La autora de la obra en comento, expresa que su vida transcurrió en medio del exilio, cambios de colegios, visitas a su progenitora en la cárcel, pérdidas de años escolares que la atrasaron a tal punto que le tocó validar el bachillerato. Una permanente trashumancia que le impedía disfrutar de la compañía de sus padres, todo ello sin mencionar el asedio de los militares. Realmente una vida muy difícil de la que da cuenta en su libro y que nos deja esta frase para reflexionar: “Nuestra sociedad requiere un profundo cambio social, que se inicia con una transformación cultural que nos permita desaprender la guerra y construir una nación que se reconozca en su profunda diversidad y que sienta que esa bandera tricolor les pertenece”.

Con prólogo del expresidente del Gobierno de España:  José Luis Rodríguez Zapatero, quien nos recuerda que en la Plaza de Bolívar donde María José Pizarro le impuso la banda al Presidente, Gustavo Petro, tres décadas atrás, fue velado el cadáver de su padre Carlos Pizarro Leongómez. [email protected]