Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan: Por Aquilino Cotes Zuleta Mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan se han enfrascado en una apasionada tertulia sobre asuntos muy delicados que tienen que ver con la corrupción que galopa desenfrenadamente en Colombia con más énfasis en Valledupar, con el advenimiento del nuevo rector en la […]
Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan:
Por Aquilino Cotes Zuleta
Mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan se han enfrascado en una apasionada tertulia sobre asuntos muy delicados que tienen que ver con la corrupción que galopa desenfrenadamente en Colombia con más énfasis en Valledupar, con el advenimiento del nuevo rector en la Universidad Popular del Cesar y con la “inestabilidad” en la Gobernación del Cesar.
Las posiciones de mis consejeros tienen que ver primero con la frustrada “marcha de los antifaces” que programaron ilusos anti corruptos para protestar contra los corruptos en Valledupar. Semejante situación se equipara a que tengamos que convocar a todos los ricos poderosos para que entreguen su dinero a cambio de acabar con la miseria humana.
Ni más faltaba que Ardila Lule y Arturo Sarmiento dos poderosos ricos de Colombia se vean forzados a dar sus fortunas a quienes no tienen qué comer ni dónde dormir ni mucho menos para abastecerse de medicinas para su salud. Eso es una utopía.
Tío Chiro sostiene que la marcha de los antifaces que se realizó recientemente en Valledupar fue un fiasco, porque – repite- no basta convocar a todos los buenos de Valledupar para que protesten contra los malos. A Tío Nan no le cabe en la cabeza que quienes promueven acabar con la corrupción tengan que convocar a los buenos para que se acaben los malos, ese cuento no es así.
Lo interesante según Tío Chiro es que los corruptos se convoquen y le digan a los que no son corruptos que ya no van a seguir cometiendo tantas atrocidades contra la ciudadanía. Es decir, que en las marchas contra la corrupción, el secuestro, la indiferencia y el desangre del erario público no deben participar los que no cometen delito sino los mismos corruptos, pidiéndole perdón a la ciudadanía.
De otro lado, también preocupa a mis consejeros periodísticos el tema de la Universidad Popular del Cesar, alma mater diseñada y propiciada para impartir conocimiento y el disentir de sus conglomerados. Sin embargo, suenan tambores de persecuciones, de actos administrativos amañados y de propuestas con serias fallas jurídicas para aprovechar saciar odios del pasado que se pensaban ya eran del pasado.
Se refiere Tío Chiro que no se sabe si funcionarios de la UPC están al servicio de la universidad con el querer de sacarla adelante por instrucciones del mismísimo rector Jesualdo Hernández o por el contrario, se trata de una aleve y discriminada persecución contra un grupo específico.
Tío Nan alega que por estos días funcionarios de la UPC trabajan en perfiles de docentes –para una supuesta convocatoria- discriminando los perfiles para lesionar a quienes tienen derechos fundamentales, que serian vulnerados y que conllevaría a otros serios tropiezos jurídicos en la universidad. Parece que todos no caben en la UPC, que lástima caramba.
Lo sensato sería, según Tío Chiro, que las nuevas estrategias en la UPC surgieran de un consenso o de una política institucional y no que surjan de los corrillos en la misma institución.
El tercer tema que preocupa a mis consejeros periodísticos, es el relacionado con la cabalgata de denuncias y de señalamientos que tiene el Gobernador del Cesar en la Fiscalía, en la Procuraduría y demás entes del Estado.
Se habla aproximadamente de unos cien procesos en su contra. Semejante número es desproporcional y amerita un buen cuidado de los funcionarios que investigan esos casos para que obren con justicia y en beneficio de la verdad, pero sin más dilaciones.
Es triste pensar que los funcionarios que investigan esos casos se estén haciendo los de la vista ciega y de los oídos sordos a cambio de dadivas, porque eso sería frustrante.
Lo evidente sería que el galopeo de los buenos caiga sobre los malos y los malos corrijan sus errores; que el diálogo y la conciliación acabe con los odios enquistados en servidores públicos de la UPC y que la justicia impere frente a la ignominia que se asoma de cara a la Gobernación del Cesar y que el peso de la Ley caiga sobre el que haya contribuido a oscurecer el norte que tenía el Departamento del Cesar, concluyeron mis consejeros periodísticos.
Hasta la próxima semana.
[email protected]
Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan: Por Aquilino Cotes Zuleta Mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan se han enfrascado en una apasionada tertulia sobre asuntos muy delicados que tienen que ver con la corrupción que galopa desenfrenadamente en Colombia con más énfasis en Valledupar, con el advenimiento del nuevo rector en la […]
Reflexiones de Tío Chiro y Tío Nan:
Por Aquilino Cotes Zuleta
Mis consejeros periodísticos Tío Chiro y Tío Nan se han enfrascado en una apasionada tertulia sobre asuntos muy delicados que tienen que ver con la corrupción que galopa desenfrenadamente en Colombia con más énfasis en Valledupar, con el advenimiento del nuevo rector en la Universidad Popular del Cesar y con la “inestabilidad” en la Gobernación del Cesar.
Las posiciones de mis consejeros tienen que ver primero con la frustrada “marcha de los antifaces” que programaron ilusos anti corruptos para protestar contra los corruptos en Valledupar. Semejante situación se equipara a que tengamos que convocar a todos los ricos poderosos para que entreguen su dinero a cambio de acabar con la miseria humana.
Ni más faltaba que Ardila Lule y Arturo Sarmiento dos poderosos ricos de Colombia se vean forzados a dar sus fortunas a quienes no tienen qué comer ni dónde dormir ni mucho menos para abastecerse de medicinas para su salud. Eso es una utopía.
Tío Chiro sostiene que la marcha de los antifaces que se realizó recientemente en Valledupar fue un fiasco, porque – repite- no basta convocar a todos los buenos de Valledupar para que protesten contra los malos. A Tío Nan no le cabe en la cabeza que quienes promueven acabar con la corrupción tengan que convocar a los buenos para que se acaben los malos, ese cuento no es así.
Lo interesante según Tío Chiro es que los corruptos se convoquen y le digan a los que no son corruptos que ya no van a seguir cometiendo tantas atrocidades contra la ciudadanía. Es decir, que en las marchas contra la corrupción, el secuestro, la indiferencia y el desangre del erario público no deben participar los que no cometen delito sino los mismos corruptos, pidiéndole perdón a la ciudadanía.
De otro lado, también preocupa a mis consejeros periodísticos el tema de la Universidad Popular del Cesar, alma mater diseñada y propiciada para impartir conocimiento y el disentir de sus conglomerados. Sin embargo, suenan tambores de persecuciones, de actos administrativos amañados y de propuestas con serias fallas jurídicas para aprovechar saciar odios del pasado que se pensaban ya eran del pasado.
Se refiere Tío Chiro que no se sabe si funcionarios de la UPC están al servicio de la universidad con el querer de sacarla adelante por instrucciones del mismísimo rector Jesualdo Hernández o por el contrario, se trata de una aleve y discriminada persecución contra un grupo específico.
Tío Nan alega que por estos días funcionarios de la UPC trabajan en perfiles de docentes –para una supuesta convocatoria- discriminando los perfiles para lesionar a quienes tienen derechos fundamentales, que serian vulnerados y que conllevaría a otros serios tropiezos jurídicos en la universidad. Parece que todos no caben en la UPC, que lástima caramba.
Lo sensato sería, según Tío Chiro, que las nuevas estrategias en la UPC surgieran de un consenso o de una política institucional y no que surjan de los corrillos en la misma institución.
El tercer tema que preocupa a mis consejeros periodísticos, es el relacionado con la cabalgata de denuncias y de señalamientos que tiene el Gobernador del Cesar en la Fiscalía, en la Procuraduría y demás entes del Estado.
Se habla aproximadamente de unos cien procesos en su contra. Semejante número es desproporcional y amerita un buen cuidado de los funcionarios que investigan esos casos para que obren con justicia y en beneficio de la verdad, pero sin más dilaciones.
Es triste pensar que los funcionarios que investigan esos casos se estén haciendo los de la vista ciega y de los oídos sordos a cambio de dadivas, porque eso sería frustrante.
Lo evidente sería que el galopeo de los buenos caiga sobre los malos y los malos corrijan sus errores; que el diálogo y la conciliación acabe con los odios enquistados en servidores públicos de la UPC y que la justicia impere frente a la ignominia que se asoma de cara a la Gobernación del Cesar y que el peso de la Ley caiga sobre el que haya contribuido a oscurecer el norte que tenía el Departamento del Cesar, concluyeron mis consejeros periodísticos.
Hasta la próxima semana.
[email protected]