“A río revuelto, ganancia de pescadores” es un refrán popular que se refiere a aquellas personas que suelen sacar provecho de las situaciones de caos o desorden. Viejo adagio español que cala “como anillo al dedo” al título de esta columna, referente a las peloteras por el cambio liderado por el presidente Petro con extremado ímpetu, por no decir: hasta las últimas consecuencias.
“A río revuelto, ganancia de pescadores” es un refrán popular que se refiere a aquellas personas que suelen sacar provecho de las situaciones de caos o desorden. Viejo adagio español que cala “como anillo al dedo” al título de esta columna, referente a las peloteras por el cambio liderado por el presidente Petro con extremado ímpetu, por no decir: hasta las últimas consecuencias.
A claras luces, uno de los múltiples motivos de los actuales escándalos o peloteras son las elecciones regionales y locales que se realizarán el próximo 29 de octubre, las cuales, son definitorias del engrandecimiento o menoscabo del poder del presidente Petro. Asimismo, es muy evidente la alta preocupación de los adalides de la oposición al cambio que el presidente Petro ambiciona. Por ende, no cabe ninguna duda en que la actual lucha por el poder administrativo de las gobernaciones y alcaldías, seguramente serán descomunales, por no decir monstruosas; mejor dicho, no tendrán comparaciones con ninguna de las anteriores, en las que los aspirantes a tales cargos han chorreado enormes sumas de dinero, además de otras múltiples dádivas.
Pues los principales opositores de los cambios que ha presentado el presidente Petro al Congreso de la República son multimillonarios reconocidos; ejemplo de esto es el escándalo suscitado por el acuerdo de Corficolombiana, una de las tantas empresas financieras del Grupo Aval de la familia Sarmiento Angulo, que acepto a pagar 80 millones de dólares en los Estados Unidos con el propósito de suspender las implicaciones por sobornos otorgados a altos funcionarios de nuestro país. Néstor Humberto Martínez Neira, entonces prestigioso abogado, era uno de los asesores de mayor confianza del Grupo Aval, y posteriormente fue elegido fiscal general de la Nación por la Corte Suprema de Justicia (en adelante CSJ), de la terna enviada por el hoy expresidente Juan Manuel Santos.
Néstor Humberto Martínez Neira, inmediatamente, después de ser nombrado fiscal general, con bombos y platillos, hizo un llamado vehemente al contralor general y al procurador general de la época, quienes -supongo yo- aceptaron cándidamente el llamado a combatir implacablemente la desmedida corrupción reinante en Colombia, acompañados del fiscal anticorrupción, Luis Gustavo Moreno, capturado y condenado por corrupción, nombrado por el entonces virtuoso fiscal general, Néstor Humberto Martínez Neira, quien por el escándalo del ‘Cartel de la toga’, en el cual estaban involucrados, además de otros ‘importantes personajes’, los magistrados de la CSJ, Francisco Ricaurte, quien fue presidente de dicha corte, Gustavo Malo, estos dos condenados y José Leonidas Bustos (dos veces presidente de la CSJ y que, presuntamente, le recomendó a NHMN el nombramiento de LGM como fiscal anticorrupción), que se encuentra en Canadá huyendo de la justicia colombiana.
En Colombia, varios ricachones fingen de altruistas como Luis Carlos Sarmiento Angulo (propietario del Grupo Aval y hoy día la persona más rica de Colombia), porque dizque donan al país instituciones para prestar servicios de salud con modernas infraestructuras dotadas con tecnologías de punta, que en sí figuran como fundaciones sin ánimo de lucro, en las cuales atienden preferiblemente a pacientes de las EPS, Medicina Prepagadas, pólizas aseguradoras de salud y enfermos que tienen el dinero para asumir el costo de la atención.
La gente pobre enferma sin seguro médico rara vez son atendidas y cuando las atienden es porque media alguna influencia, ya que las juntas directivas de estas instituciones las componen personas recomendadas por sus donadores que, a la vez, son propietarios de EPS y otras aseguradoras de salud privadas.
No soy defensor del presidente Petro, solo soy uno de los muchos inconformes por la manera injusta como han gobernado a Colombia por más de 200 años y quieren seguir gobernando igual. Si admiro a Gustavo Petro, por la voluntad y valentía que ha tenido para llegar a ocupar la Presidencia de Colombia, y aunque soy consciente de que no alcanzará su objetivo, estoy seguro que después de su gobierno, nuestro país no será el mismo, porque más gente ha captado la necesidad del cambio.
Por José Romero Churio.
“A río revuelto, ganancia de pescadores” es un refrán popular que se refiere a aquellas personas que suelen sacar provecho de las situaciones de caos o desorden. Viejo adagio español que cala “como anillo al dedo” al título de esta columna, referente a las peloteras por el cambio liderado por el presidente Petro con extremado ímpetu, por no decir: hasta las últimas consecuencias.
“A río revuelto, ganancia de pescadores” es un refrán popular que se refiere a aquellas personas que suelen sacar provecho de las situaciones de caos o desorden. Viejo adagio español que cala “como anillo al dedo” al título de esta columna, referente a las peloteras por el cambio liderado por el presidente Petro con extremado ímpetu, por no decir: hasta las últimas consecuencias.
A claras luces, uno de los múltiples motivos de los actuales escándalos o peloteras son las elecciones regionales y locales que se realizarán el próximo 29 de octubre, las cuales, son definitorias del engrandecimiento o menoscabo del poder del presidente Petro. Asimismo, es muy evidente la alta preocupación de los adalides de la oposición al cambio que el presidente Petro ambiciona. Por ende, no cabe ninguna duda en que la actual lucha por el poder administrativo de las gobernaciones y alcaldías, seguramente serán descomunales, por no decir monstruosas; mejor dicho, no tendrán comparaciones con ninguna de las anteriores, en las que los aspirantes a tales cargos han chorreado enormes sumas de dinero, además de otras múltiples dádivas.
Pues los principales opositores de los cambios que ha presentado el presidente Petro al Congreso de la República son multimillonarios reconocidos; ejemplo de esto es el escándalo suscitado por el acuerdo de Corficolombiana, una de las tantas empresas financieras del Grupo Aval de la familia Sarmiento Angulo, que acepto a pagar 80 millones de dólares en los Estados Unidos con el propósito de suspender las implicaciones por sobornos otorgados a altos funcionarios de nuestro país. Néstor Humberto Martínez Neira, entonces prestigioso abogado, era uno de los asesores de mayor confianza del Grupo Aval, y posteriormente fue elegido fiscal general de la Nación por la Corte Suprema de Justicia (en adelante CSJ), de la terna enviada por el hoy expresidente Juan Manuel Santos.
Néstor Humberto Martínez Neira, inmediatamente, después de ser nombrado fiscal general, con bombos y platillos, hizo un llamado vehemente al contralor general y al procurador general de la época, quienes -supongo yo- aceptaron cándidamente el llamado a combatir implacablemente la desmedida corrupción reinante en Colombia, acompañados del fiscal anticorrupción, Luis Gustavo Moreno, capturado y condenado por corrupción, nombrado por el entonces virtuoso fiscal general, Néstor Humberto Martínez Neira, quien por el escándalo del ‘Cartel de la toga’, en el cual estaban involucrados, además de otros ‘importantes personajes’, los magistrados de la CSJ, Francisco Ricaurte, quien fue presidente de dicha corte, Gustavo Malo, estos dos condenados y José Leonidas Bustos (dos veces presidente de la CSJ y que, presuntamente, le recomendó a NHMN el nombramiento de LGM como fiscal anticorrupción), que se encuentra en Canadá huyendo de la justicia colombiana.
En Colombia, varios ricachones fingen de altruistas como Luis Carlos Sarmiento Angulo (propietario del Grupo Aval y hoy día la persona más rica de Colombia), porque dizque donan al país instituciones para prestar servicios de salud con modernas infraestructuras dotadas con tecnologías de punta, que en sí figuran como fundaciones sin ánimo de lucro, en las cuales atienden preferiblemente a pacientes de las EPS, Medicina Prepagadas, pólizas aseguradoras de salud y enfermos que tienen el dinero para asumir el costo de la atención.
La gente pobre enferma sin seguro médico rara vez son atendidas y cuando las atienden es porque media alguna influencia, ya que las juntas directivas de estas instituciones las componen personas recomendadas por sus donadores que, a la vez, son propietarios de EPS y otras aseguradoras de salud privadas.
No soy defensor del presidente Petro, solo soy uno de los muchos inconformes por la manera injusta como han gobernado a Colombia por más de 200 años y quieren seguir gobernando igual. Si admiro a Gustavo Petro, por la voluntad y valentía que ha tenido para llegar a ocupar la Presidencia de Colombia, y aunque soy consciente de que no alcanzará su objetivo, estoy seguro que después de su gobierno, nuestro país no será el mismo, porque más gente ha captado la necesidad del cambio.
Por José Romero Churio.