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Columnista - 24 abril, 2020

Las parrandas virtuales: una novedad

Hasta hace muy poquito tiempo sonaba utópico y hasta risible pensar en que a los músicos los llegarían a contratar para tocar una parranda virtual, a ciertos músicos, entre los que me cuento, si se nos ocurrió la idea, sin embargo, teníamos algunas prevenciones y obstáculos, especialmente la activación de la demanda de este servicio. […]

Hasta hace muy poquito tiempo sonaba utópico y hasta risible pensar en que a los músicos los llegarían a contratar para tocar una parranda virtual, a ciertos músicos, entre los que me cuento, si se nos ocurrió la idea, sin embargo, teníamos algunas prevenciones y obstáculos, especialmente la activación de la demanda de este servicio.

En una reunión, virtual, como casi todo lo que ahora se hace, por el confinamiento obligatorio o inteligente en el que nos encontramos, y al parecer vamos a continuar por un buen tiempo, discutíamos tácticas, estrategias y mecanismos para ayudar a sobrevivir al gremio de artistas, creadores y gestores culturales, que es tal vez uno de los sectores más golpeados con los efectos inmediatos y prolongados de la pandemia, planteamos la idea de las parrandas virtuales y muchos músicos se burlaron de ella.

En la columna anterior me atreví a plasmar este mecanismo entre las cuatro maneras que tienen los músicos para enfrentar la inactividad y la falta de ingresos que se avecina y que en el caso de aquellos profesionales o personas que viven exclusivamente de ese arte, será por bastante tiempo, ya que sabemos que los conciertos y reuniones masivas de carácter lúdico, tal vez es la última de las actividades que el Gobierno autorizará que se reanuden.

Entre las principales dificultades que se presentan para hacer un concierto o parranda virtual se encuentra una de orden técnico y bastante difícil de superar y es la que tiene que ver con la descoordinación entre los tiempos de la música y los tiempos y velocidad del internet, que sin duda conduce a que en un conjunto, si cada músico quiere tocar desde su casa por una de las plataformas virtuales de reuniones; es decir, cada emisor emite el sonido con diversas milésimas de segundo y el receptor puede recibir un producto final distorsionado e inarmónico, contrariando totalmente el verdadero propósito de una obra de arte.

Es allí donde nace la idea entonces de grabar videos individuales y luego mezclarlos y editarlos con las herramientas tecnológicas que hoy tenemos, y nos hemos podido deleitar en esta cuarentena por redes sociales de verdaderas piezas musicales de calidad. Es sin duda este un fruto de la cuarentena y del coronavirus para la música.

Desde la oferta ya varios músicos iniciaron presentaciones virtuales monetizadas y lo que me contó uno de ellos, es que económicamente no le fue mal en su primera parranda virtual cobrando entrada. Claro eso solo lo puede hacer un músico que cante y toque (él mismo) algún instrumento, salvo el caso de aquellas familias de músicos que se encuentran en cuarentena en una misma casa. En general la iniciativa y creatividad deben exigirse al máximo en estos tiempos difíciles.

Colofón: lo mejor de toda esta historia, es que también ya se activó la demanda de parrandas virtuales, hace dos días me llamó un amigo para que le contactara músicos, que quería realizar una parranda virtual por Zoom, lo que vamos a materializar el próximo fin de semana, les contaré por esta vía como nos fue en este experimento.

Columnista
24 abril, 2020

Las parrandas virtuales: una novedad

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Nain

Hasta hace muy poquito tiempo sonaba utópico y hasta risible pensar en que a los músicos los llegarían a contratar para tocar una parranda virtual, a ciertos músicos, entre los que me cuento, si se nos ocurrió la idea, sin embargo, teníamos algunas prevenciones y obstáculos, especialmente la activación de la demanda de este servicio. […]


Hasta hace muy poquito tiempo sonaba utópico y hasta risible pensar en que a los músicos los llegarían a contratar para tocar una parranda virtual, a ciertos músicos, entre los que me cuento, si se nos ocurrió la idea, sin embargo, teníamos algunas prevenciones y obstáculos, especialmente la activación de la demanda de este servicio.

En una reunión, virtual, como casi todo lo que ahora se hace, por el confinamiento obligatorio o inteligente en el que nos encontramos, y al parecer vamos a continuar por un buen tiempo, discutíamos tácticas, estrategias y mecanismos para ayudar a sobrevivir al gremio de artistas, creadores y gestores culturales, que es tal vez uno de los sectores más golpeados con los efectos inmediatos y prolongados de la pandemia, planteamos la idea de las parrandas virtuales y muchos músicos se burlaron de ella.

En la columna anterior me atreví a plasmar este mecanismo entre las cuatro maneras que tienen los músicos para enfrentar la inactividad y la falta de ingresos que se avecina y que en el caso de aquellos profesionales o personas que viven exclusivamente de ese arte, será por bastante tiempo, ya que sabemos que los conciertos y reuniones masivas de carácter lúdico, tal vez es la última de las actividades que el Gobierno autorizará que se reanuden.

Entre las principales dificultades que se presentan para hacer un concierto o parranda virtual se encuentra una de orden técnico y bastante difícil de superar y es la que tiene que ver con la descoordinación entre los tiempos de la música y los tiempos y velocidad del internet, que sin duda conduce a que en un conjunto, si cada músico quiere tocar desde su casa por una de las plataformas virtuales de reuniones; es decir, cada emisor emite el sonido con diversas milésimas de segundo y el receptor puede recibir un producto final distorsionado e inarmónico, contrariando totalmente el verdadero propósito de una obra de arte.

Es allí donde nace la idea entonces de grabar videos individuales y luego mezclarlos y editarlos con las herramientas tecnológicas que hoy tenemos, y nos hemos podido deleitar en esta cuarentena por redes sociales de verdaderas piezas musicales de calidad. Es sin duda este un fruto de la cuarentena y del coronavirus para la música.

Desde la oferta ya varios músicos iniciaron presentaciones virtuales monetizadas y lo que me contó uno de ellos, es que económicamente no le fue mal en su primera parranda virtual cobrando entrada. Claro eso solo lo puede hacer un músico que cante y toque (él mismo) algún instrumento, salvo el caso de aquellas familias de músicos que se encuentran en cuarentena en una misma casa. En general la iniciativa y creatividad deben exigirse al máximo en estos tiempos difíciles.

Colofón: lo mejor de toda esta historia, es que también ya se activó la demanda de parrandas virtuales, hace dos días me llamó un amigo para que le contactara músicos, que quería realizar una parranda virtual por Zoom, lo que vamos a materializar el próximo fin de semana, les contaré por esta vía como nos fue en este experimento.