Por eso cuál no sería su sorpresa cuando unas mujeres representativas, de familias tradicionales de Valledupar, levantaron su voz para reclamar de su gobierno soluciones concretas, y publicaran un destacado aviso en un diario nacional el 26 de enero de 1977, hace 45 años.
En las postrimerías de la presidencia (1974 – 1978) de Alfonso López Michelsen, el exgobernador del Cesar, crecía la antipatía ciudadana. López definió su gobierno como el de ‘Mandato Claro’, afín a su vasta preparación intelectual y la racionalidad que quería imprimir a su comunicación con el pueblo y a la explicación de las decisiones económicas y sociales.
A pesar de que en muchos aspectos se exhibían ejecutorias, que se reflejarían en los siguientes gobiernos, la desesperanza se había apoderado de masas urbanas y rurales que tuvieron altas expectativas por el gobierno liberal y progresista, del fundador del Movimiento Revolucionario Liberal, MRL.
En medio de la controversia nacional, López poco tiempo tenía para la provincia. Con todo, apreciaba, con afecto, al Cesar.
Por eso cuál no sería su sorpresa cuando unas mujeres representativas, de familias tradicionales de Valledupar, levantaron su voz para reclamar de su gobierno soluciones concretas, y publicaran un destacado aviso en un diario nacional el 26 de enero de 1977, hace 45 años.
Valledupar, y el departamento, vivían un crecimiento poblacional desbordado, una bonanza algodonera, la venta de sus productos al inmenso mercado venezolano, pero la inversión pública estaba rezagada, a juzgar por la protesta de las mujeres, amas de casa, que le recordaban al presidente López que vivían en medio de apagones eléctricos, ausencia de gas para cocinar, deficiente servicio de agua, y específicamente de alcantarillado (“las aguas negras sin transformación alguna se encauzan directamente al río” ) y el aislamiento de la telefonía y las carreteras, que estaban siendo pavimentadas pero sin el financiamiento adecuado. “En cambio en las carreteras que aíslan a Valledupar se está trabajando a toda máquina y la orden que hay es construirlas antes de que termine el Mandato Claro”, decían.
La queja igual se manifestaba en que no se tenía sino un colegio de bachillerato, no se conocían las universidades aún. “Ayúdenos a educar nuestros jóvenes para que no tengamos que castigar más tarde a nuestros hombres”, fue el vehemente llamado.
Y no podía faltar la inseguridad, que no era solo la de las carreteras sino la de las calles.
Es significativo que al cabo de cumplirse 20 años de ejercicio del voto estas mujeres cesarenses de forma respetuosa pero clara hubiesen manifestado al poder central su desespero y angustia de que, agotándose el mandato, se perdiera la oportunidad de la transformación en la vida diaria, doméstica y familiar.
¡Qué buen ejemplo dieron estas mujeres! Hoy más importante porque la dirigencia política y social considera miedosa que no se pueden exteriorizar las quejas porque los altos funcionarios públicos se incomodan.
Se trataba entonces del cercano presidente, del ‘Pollo Vallenato’, pero eso no podía impedirles el manifiesto de su angustiosa situación.
No fue en vano. Al concluir su gobierno, López inauguró la Interconexión eléctrica y dejó avanzadas las otras obras y servicios.
Por eso cuál no sería su sorpresa cuando unas mujeres representativas, de familias tradicionales de Valledupar, levantaron su voz para reclamar de su gobierno soluciones concretas, y publicaran un destacado aviso en un diario nacional el 26 de enero de 1977, hace 45 años.
En las postrimerías de la presidencia (1974 – 1978) de Alfonso López Michelsen, el exgobernador del Cesar, crecía la antipatía ciudadana. López definió su gobierno como el de ‘Mandato Claro’, afín a su vasta preparación intelectual y la racionalidad que quería imprimir a su comunicación con el pueblo y a la explicación de las decisiones económicas y sociales.
A pesar de que en muchos aspectos se exhibían ejecutorias, que se reflejarían en los siguientes gobiernos, la desesperanza se había apoderado de masas urbanas y rurales que tuvieron altas expectativas por el gobierno liberal y progresista, del fundador del Movimiento Revolucionario Liberal, MRL.
En medio de la controversia nacional, López poco tiempo tenía para la provincia. Con todo, apreciaba, con afecto, al Cesar.
Por eso cuál no sería su sorpresa cuando unas mujeres representativas, de familias tradicionales de Valledupar, levantaron su voz para reclamar de su gobierno soluciones concretas, y publicaran un destacado aviso en un diario nacional el 26 de enero de 1977, hace 45 años.
Valledupar, y el departamento, vivían un crecimiento poblacional desbordado, una bonanza algodonera, la venta de sus productos al inmenso mercado venezolano, pero la inversión pública estaba rezagada, a juzgar por la protesta de las mujeres, amas de casa, que le recordaban al presidente López que vivían en medio de apagones eléctricos, ausencia de gas para cocinar, deficiente servicio de agua, y específicamente de alcantarillado (“las aguas negras sin transformación alguna se encauzan directamente al río” ) y el aislamiento de la telefonía y las carreteras, que estaban siendo pavimentadas pero sin el financiamiento adecuado. “En cambio en las carreteras que aíslan a Valledupar se está trabajando a toda máquina y la orden que hay es construirlas antes de que termine el Mandato Claro”, decían.
La queja igual se manifestaba en que no se tenía sino un colegio de bachillerato, no se conocían las universidades aún. “Ayúdenos a educar nuestros jóvenes para que no tengamos que castigar más tarde a nuestros hombres”, fue el vehemente llamado.
Y no podía faltar la inseguridad, que no era solo la de las carreteras sino la de las calles.
Es significativo que al cabo de cumplirse 20 años de ejercicio del voto estas mujeres cesarenses de forma respetuosa pero clara hubiesen manifestado al poder central su desespero y angustia de que, agotándose el mandato, se perdiera la oportunidad de la transformación en la vida diaria, doméstica y familiar.
¡Qué buen ejemplo dieron estas mujeres! Hoy más importante porque la dirigencia política y social considera miedosa que no se pueden exteriorizar las quejas porque los altos funcionarios públicos se incomodan.
Se trataba entonces del cercano presidente, del ‘Pollo Vallenato’, pero eso no podía impedirles el manifiesto de su angustiosa situación.
No fue en vano. Al concluir su gobierno, López inauguró la Interconexión eléctrica y dejó avanzadas las otras obras y servicios.