A los padres de familia, debemos recordarles que los niños no pueden bajo ninguna circunstancia meterle mano a los elementos decorativos que sirven para embellecer la ciudad.
“Las luces en Navidad son más bonitas, son como la bendición de una mamá, a mí siempre me acompaña una estrellita, me cubre contra la envidia y la maldad”. Esta canción del maestro Félix Carrillo Hinojosa nos sitúa de una en dos espacios que nos llenan de regocijo el alma.
Por un lado, la época de navidad con sus luces y colores, la alegría de ese espíritu, con su fresco olor a perdón, a reconciliación y felicidad, que nos llena de amor el corazón; por otro lado, la nota que exalta el amor de una madre que sobrepasa toda razón y entendimiento. Y que de igual forma nos rebosa de amor el corazón.
Recorría con la gran Lucía, Juan Pablo y María de Los Ángeles, las luces que embellecen a Valledupar en la plaza de las banderas y en la entrada al palacio de la gobernación del departamento del Cesar. Muy bonito, da gusto ver a los niños correr, abrir sus brazos y estrecharse en un emotivo abrazo con la familia, las fotos respectivas y cobijarse porque, aunque les parezca increíble, se siente un frío sabroso en esta época decembrina.
La idea con todos estos elementos, es cuidarlos y darles la mano para que nadie los afecte. Los lugares adornados debemos librarlos de basura, los espacios públicos son para que todos los disfrutemos en óptimas condiciones.
A los padres de familia, debemos recordarles que los niños no pueden bajo ninguna circunstancia meterle mano a los elementos decorativos que sirven para embellecer la ciudad. La inocencia de los niños en ese sentido, se debe complementar con la disciplina y responsabilidad para apoyar la conservación del ornato, orientación que deben brindar los padres a los niños, a sus hijos o familiares.
Es cierto que la luces llegan y con ellas, en esta época, llega la alegría; es cierto que llegaron los buses para alegrar el sistema de transporte público en Valledupar, y que, con solo 2 mil pesitos, podrás disfrutar de un buen servicio hace rato obsoleto y mal prestado; pero también es cierto que las vías de nuestra ciudad, las calles y avenidas están vueltas un etcétera y por muy nuevos que estén los vehículos van a sufrir los rigores de unas vías pésimas.
Es cierto que las luces llegan a adornar las calles y avenidas, pero no podemos desconocer que esas calles y avenidas están sucias, llenas de basuras que ‘algunos’ dueños de negocios nocturnos dejan al libre albedrío para que las rieguen los recicladores o los perros.
Esto se ha vuelto pan nuestro de cada día. Como llenar los bulevares de los sectores populares de basura, que afean la ciudad.
La idea del ‘todos ponen’ el juego de ‘La Pirinola’ en el que nos invita a reflexionar sobre nuestra actitud para con la ciudad, entendiendo que aquí la responsabilidad es compartida y todos debemos poner para que Valledupar progrese. No es el alcalde solo, no es la policía, no es Corpocesar, ni los secretarios de despacho los que deben llevar la responsabilidad exclusiva del buen manejo de la ciudad.
¿Y la responsabilidad nuestra? Cuidar el río, el medio ambiente en general, respetar las normas de tránsito; respetarnos… entre todos. Cuidar los elementos que hacen bonita la ciudad, es un deber que como ciudadanos tenemos. Así de sencillo.
Al final, cantar “Navidad, la fiesta linda del año…” en una ciudad de todos y para todos es grato.
Sólo Eso.
A los padres de familia, debemos recordarles que los niños no pueden bajo ninguna circunstancia meterle mano a los elementos decorativos que sirven para embellecer la ciudad.
“Las luces en Navidad son más bonitas, son como la bendición de una mamá, a mí siempre me acompaña una estrellita, me cubre contra la envidia y la maldad”. Esta canción del maestro Félix Carrillo Hinojosa nos sitúa de una en dos espacios que nos llenan de regocijo el alma.
Por un lado, la época de navidad con sus luces y colores, la alegría de ese espíritu, con su fresco olor a perdón, a reconciliación y felicidad, que nos llena de amor el corazón; por otro lado, la nota que exalta el amor de una madre que sobrepasa toda razón y entendimiento. Y que de igual forma nos rebosa de amor el corazón.
Recorría con la gran Lucía, Juan Pablo y María de Los Ángeles, las luces que embellecen a Valledupar en la plaza de las banderas y en la entrada al palacio de la gobernación del departamento del Cesar. Muy bonito, da gusto ver a los niños correr, abrir sus brazos y estrecharse en un emotivo abrazo con la familia, las fotos respectivas y cobijarse porque, aunque les parezca increíble, se siente un frío sabroso en esta época decembrina.
La idea con todos estos elementos, es cuidarlos y darles la mano para que nadie los afecte. Los lugares adornados debemos librarlos de basura, los espacios públicos son para que todos los disfrutemos en óptimas condiciones.
A los padres de familia, debemos recordarles que los niños no pueden bajo ninguna circunstancia meterle mano a los elementos decorativos que sirven para embellecer la ciudad. La inocencia de los niños en ese sentido, se debe complementar con la disciplina y responsabilidad para apoyar la conservación del ornato, orientación que deben brindar los padres a los niños, a sus hijos o familiares.
Es cierto que la luces llegan y con ellas, en esta época, llega la alegría; es cierto que llegaron los buses para alegrar el sistema de transporte público en Valledupar, y que, con solo 2 mil pesitos, podrás disfrutar de un buen servicio hace rato obsoleto y mal prestado; pero también es cierto que las vías de nuestra ciudad, las calles y avenidas están vueltas un etcétera y por muy nuevos que estén los vehículos van a sufrir los rigores de unas vías pésimas.
Es cierto que las luces llegan a adornar las calles y avenidas, pero no podemos desconocer que esas calles y avenidas están sucias, llenas de basuras que ‘algunos’ dueños de negocios nocturnos dejan al libre albedrío para que las rieguen los recicladores o los perros.
Esto se ha vuelto pan nuestro de cada día. Como llenar los bulevares de los sectores populares de basura, que afean la ciudad.
La idea del ‘todos ponen’ el juego de ‘La Pirinola’ en el que nos invita a reflexionar sobre nuestra actitud para con la ciudad, entendiendo que aquí la responsabilidad es compartida y todos debemos poner para que Valledupar progrese. No es el alcalde solo, no es la policía, no es Corpocesar, ni los secretarios de despacho los que deben llevar la responsabilidad exclusiva del buen manejo de la ciudad.
¿Y la responsabilidad nuestra? Cuidar el río, el medio ambiente en general, respetar las normas de tránsito; respetarnos… entre todos. Cuidar los elementos que hacen bonita la ciudad, es un deber que como ciudadanos tenemos. Así de sencillo.
Al final, cantar “Navidad, la fiesta linda del año…” en una ciudad de todos y para todos es grato.
Sólo Eso.