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Columnista - 4 mayo, 2023

Las frutas de mi infancia

Los psicólogos dicen que la infancia es el piso de todo adulto. Los villanueveros tuvimos como escenario un río musical.

Los psicólogos dicen que la infancia es el piso de todo adulto. Los villanueveros tuvimos como escenario un río musical, que aún crecido aprovechábamos su torrente para disfrutarlo paseándonos impulsado por sus aguas con neumáticos inflados, aquello era como volar en la piel del río. 

Fue en Villanueva donde se sembró por vez primera en la región el algodón, las motas de algodón daban la impresión  de ser nubes diminutas en aglutinancia que se habían bajado del cielo y estaban colgadas en las matas del enorme sembrado, evocando la ternura de la piel del bebe recién traídos por la cigüeña. 

Este romántico cultivo de impresionante belleza, reforzó la economía de la región unido a los cultivos de café  el cual también se sembró por primera vez en Villanueva; aproximadamente en 1845.

En esa época yo madrugaba  para ir a la finca de mi abuelo, iba cantando por el camino real canciones espontáneas repletas de juventud   escritas en el viento, Claro! se las llevó de ipso facto y  por supuesto el tiempo debió haber llenado varias mochilas repletas de cantos míos , ninguno de los dos hoy me reconocerían  al verme, dirían: el dueño de esa canciones  es un jovenzuelo medio alocado con los heliotropos,  las mirlas, los manantiales en las curvas del camino, solo las frutas de mi infancia hoy aun puedo recoger: el mortín de la sabana esa fruta paradisíaca, mandrágora para los adolescentes y casi estoy seguro que son migajas de ambrosías que los dioses dejaron caer del cielo sobre las sabanas  de Villanueva.

Algún día convertiremos a Villanueva en un  inmenso frutal de mortin y cotoprix, mamón de leche, zapote, mamey, mango de azúcar, mamon,  ciruela, jamanares, grosella, coco, pera rosada, manzanita, uva playera, anón liso, anón chirimoya cáscara roñuda, tamarindo, mango chancleta, mango canime, aguacate, guineo manzano, malanga,  naranja agria, naranja dulce, limón, crecen solas en la rivera del río: el pereguetano y el guáimaro.

Aplicando una deliciosa metáfora,  la fruta más deliciosa que probé en esa época fue la música vallenata. Hay un nuevo aire para el Plan de Salvaguardia de la Música Vallenata, las gobernaciones del Cesar y La Guajira con la Fundación Festival Vallenato, entraron en acción y hace poco nos reunimos con la  viceministra de cultura doctora Adriana Molano Arenas, ella y Sebastián Londoño Camacho, fueron el apoyo técnico para darle feliz término al PES,  Adriana, vuelve a darle  su apoyo al PES, si se implementan en su totalidad las estrategias del PES nos pueden traer a Bad Bonny, a quienes quieran, pues estas estrategias no están hechas para frenar a los jóvenes, ni para coartar a la gente de ver un espectáculo que sea, si no para proteger a nuestra música, del comercio despiadado en contra de todo un patrimonio, que no es una moda, si no un bien común, que queremos que el mundo lo conozca tal como es.

Por Rosendo Romero Ospino

Columnista
4 mayo, 2023

Las frutas de mi infancia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rosendo Romero Ospino

Los psicólogos dicen que la infancia es el piso de todo adulto. Los villanueveros tuvimos como escenario un río musical.


Los psicólogos dicen que la infancia es el piso de todo adulto. Los villanueveros tuvimos como escenario un río musical, que aún crecido aprovechábamos su torrente para disfrutarlo paseándonos impulsado por sus aguas con neumáticos inflados, aquello era como volar en la piel del río. 

Fue en Villanueva donde se sembró por vez primera en la región el algodón, las motas de algodón daban la impresión  de ser nubes diminutas en aglutinancia que se habían bajado del cielo y estaban colgadas en las matas del enorme sembrado, evocando la ternura de la piel del bebe recién traídos por la cigüeña. 

Este romántico cultivo de impresionante belleza, reforzó la economía de la región unido a los cultivos de café  el cual también se sembró por primera vez en Villanueva; aproximadamente en 1845.

En esa época yo madrugaba  para ir a la finca de mi abuelo, iba cantando por el camino real canciones espontáneas repletas de juventud   escritas en el viento, Claro! se las llevó de ipso facto y  por supuesto el tiempo debió haber llenado varias mochilas repletas de cantos míos , ninguno de los dos hoy me reconocerían  al verme, dirían: el dueño de esa canciones  es un jovenzuelo medio alocado con los heliotropos,  las mirlas, los manantiales en las curvas del camino, solo las frutas de mi infancia hoy aun puedo recoger: el mortín de la sabana esa fruta paradisíaca, mandrágora para los adolescentes y casi estoy seguro que son migajas de ambrosías que los dioses dejaron caer del cielo sobre las sabanas  de Villanueva.

Algún día convertiremos a Villanueva en un  inmenso frutal de mortin y cotoprix, mamón de leche, zapote, mamey, mango de azúcar, mamon,  ciruela, jamanares, grosella, coco, pera rosada, manzanita, uva playera, anón liso, anón chirimoya cáscara roñuda, tamarindo, mango chancleta, mango canime, aguacate, guineo manzano, malanga,  naranja agria, naranja dulce, limón, crecen solas en la rivera del río: el pereguetano y el guáimaro.

Aplicando una deliciosa metáfora,  la fruta más deliciosa que probé en esa época fue la música vallenata. Hay un nuevo aire para el Plan de Salvaguardia de la Música Vallenata, las gobernaciones del Cesar y La Guajira con la Fundación Festival Vallenato, entraron en acción y hace poco nos reunimos con la  viceministra de cultura doctora Adriana Molano Arenas, ella y Sebastián Londoño Camacho, fueron el apoyo técnico para darle feliz término al PES,  Adriana, vuelve a darle  su apoyo al PES, si se implementan en su totalidad las estrategias del PES nos pueden traer a Bad Bonny, a quienes quieran, pues estas estrategias no están hechas para frenar a los jóvenes, ni para coartar a la gente de ver un espectáculo que sea, si no para proteger a nuestra música, del comercio despiadado en contra de todo un patrimonio, que no es una moda, si no un bien común, que queremos que el mundo lo conozca tal como es.

Por Rosendo Romero Ospino