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Columnista - 30 junio, 2010

Las dos visiones en el G-20.

Por: Juan Camilo Restrepo. Colombia, a través del presidente Uribe, fue invitada a participar en la reunión del G-20, que tuvo lugar este fin de semana en Toronto. Fue una honrosa invitación para nuestro país y – a la vez-, una buena oportunidad para presentar ante la alta sociedad internacional allí reunida la visión colombiana […]

Por: Juan Camilo Restrepo.

Colombia, a través del presidente Uribe, fue invitada a participar en la reunión del G-20, que tuvo lugar este fin de semana en Toronto. Fue una honrosa invitación para nuestro país y – a la vez-, una buena oportunidad para presentar ante la alta sociedad internacional allí reunida la visión colombiana sobre  temas de palpitante actualidad, que a veces pasan desapercibidos por los Jefes de Estado de las grandes potencias. Ésta fue la primera oportunidad que nuestro país ha sido invitado a participar en tan exclusivo  club.

Más allá de nuestra participación en el G-20, resulta interesante contrastar las dos posiciones sobre la coyuntura económica que vive el mundo en los actuales momentos que allí afloraron. Como de costumbre en estas cumbres, los antagonismos resultaron asordinados en el comunicado conjunto de rigor. Pero desentrañar esos antagonismos resulta extremadamente útil para descubrir el almendrón de la coyuntura económica internacional. Y para adivinar el curso que tomará la política  económica mundial en los meses venideros.

¿Cuáles fueron esas posiciones encontradas? De una parte, la de los Estados Unidos. Y de otra, la de la Unión Europea.

Los Estados Unidos señalaron como primera prioridad no comprometer el vigor de la recuperación de la economía mundial con excesivos ajustes fiscales. En cambio los países Europeos – encabeza por Alemania- sostuvieron la tesis contraria de que lo prioritario en los actuales momentos es retornar a los patrones de austeridad fiscal. Que se olvidaron el año pasado en el esfuerzo generalizado para salir de la crisis con excesivos programas de gasto público deficitario.

La posición de los americanos quedó paladinamente planteada desde la carta misma que enviaron el secretario del tesoro Timothy Geithner y el asesor económico del presidente Obama, Lawrence Summers en la víspera del inicio de la conferencia del G-20 en Canada.

Los dos altos funcionarios americanos  no pudieron ser más claros sobre las prioridades de los Estados Unidos. “Los países deben implementar planes-dijeron- creíbles para estabilizar sus niveles de deuda a PIB y fijar un ritmo de consolidación que refuerce el impulso del crecimiento. Debemos demostrar un compromiso para reducir el déficit a largo plazo, pero no a costa del crecimiento a corto plazo. Sin un crecimiento ahora, los déficit subirán más y más y socavarán el crecimiento futuro”.

Es decir: lo prioritario es retomar un ritmo robusto de crecimiento mundial; no abortar la recuperación con exceso de ajustes; y dejar el control del déficit para después.

La posición de los europeos fue la contraria: lo prioritario es controlar ahora mismo el déficit fiscal así se comprometa la recuperación económica inmediata. No es sorprendente entonces ver que en prácticamente todos los países de la Unión Europea se están presentando por estos días proyectos de ley para ampliar la edad de las pensiones, para elevar impuestos y para poner en marcha severos programas de reducción del gasto público.

En lo que sí coinciden los americanos y los europeos es en que, de una parte, la gran locomotora del crecimiento actualmente es el Asia. Y de otra, en que hay que implementar cuanto antes esquemas que refuercen la supervisión y el control de las entidades financieras. Cada uno va por su lado en esta materia. Pero ambos bloques coinciden en la urgencia de actuar rápido en las  mejoras a los patrones de supervisión financiera.

Dos visiones, pues, que aunque no sale vencedora ni la una ni la otra, de esta cumbre de Toronto, si nos dan pautas para olfatear cuales van a ser las prioridades de las políticas económicas que van poner en marcha en los próximos meses los dos grandes bloques económicos del mundo.

Columnista
30 junio, 2010

Las dos visiones en el G-20.

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Juan Camilo Restrepo

Por: Juan Camilo Restrepo. Colombia, a través del presidente Uribe, fue invitada a participar en la reunión del G-20, que tuvo lugar este fin de semana en Toronto. Fue una honrosa invitación para nuestro país y – a la vez-, una buena oportunidad para presentar ante la alta sociedad internacional allí reunida la visión colombiana […]


Por: Juan Camilo Restrepo.

Colombia, a través del presidente Uribe, fue invitada a participar en la reunión del G-20, que tuvo lugar este fin de semana en Toronto. Fue una honrosa invitación para nuestro país y – a la vez-, una buena oportunidad para presentar ante la alta sociedad internacional allí reunida la visión colombiana sobre  temas de palpitante actualidad, que a veces pasan desapercibidos por los Jefes de Estado de las grandes potencias. Ésta fue la primera oportunidad que nuestro país ha sido invitado a participar en tan exclusivo  club.

Más allá de nuestra participación en el G-20, resulta interesante contrastar las dos posiciones sobre la coyuntura económica que vive el mundo en los actuales momentos que allí afloraron. Como de costumbre en estas cumbres, los antagonismos resultaron asordinados en el comunicado conjunto de rigor. Pero desentrañar esos antagonismos resulta extremadamente útil para descubrir el almendrón de la coyuntura económica internacional. Y para adivinar el curso que tomará la política  económica mundial en los meses venideros.

¿Cuáles fueron esas posiciones encontradas? De una parte, la de los Estados Unidos. Y de otra, la de la Unión Europea.

Los Estados Unidos señalaron como primera prioridad no comprometer el vigor de la recuperación de la economía mundial con excesivos ajustes fiscales. En cambio los países Europeos – encabeza por Alemania- sostuvieron la tesis contraria de que lo prioritario en los actuales momentos es retornar a los patrones de austeridad fiscal. Que se olvidaron el año pasado en el esfuerzo generalizado para salir de la crisis con excesivos programas de gasto público deficitario.

La posición de los americanos quedó paladinamente planteada desde la carta misma que enviaron el secretario del tesoro Timothy Geithner y el asesor económico del presidente Obama, Lawrence Summers en la víspera del inicio de la conferencia del G-20 en Canada.

Los dos altos funcionarios americanos  no pudieron ser más claros sobre las prioridades de los Estados Unidos. “Los países deben implementar planes-dijeron- creíbles para estabilizar sus niveles de deuda a PIB y fijar un ritmo de consolidación que refuerce el impulso del crecimiento. Debemos demostrar un compromiso para reducir el déficit a largo plazo, pero no a costa del crecimiento a corto plazo. Sin un crecimiento ahora, los déficit subirán más y más y socavarán el crecimiento futuro”.

Es decir: lo prioritario es retomar un ritmo robusto de crecimiento mundial; no abortar la recuperación con exceso de ajustes; y dejar el control del déficit para después.

La posición de los europeos fue la contraria: lo prioritario es controlar ahora mismo el déficit fiscal así se comprometa la recuperación económica inmediata. No es sorprendente entonces ver que en prácticamente todos los países de la Unión Europea se están presentando por estos días proyectos de ley para ampliar la edad de las pensiones, para elevar impuestos y para poner en marcha severos programas de reducción del gasto público.

En lo que sí coinciden los americanos y los europeos es en que, de una parte, la gran locomotora del crecimiento actualmente es el Asia. Y de otra, en que hay que implementar cuanto antes esquemas que refuercen la supervisión y el control de las entidades financieras. Cada uno va por su lado en esta materia. Pero ambos bloques coinciden en la urgencia de actuar rápido en las  mejoras a los patrones de supervisión financiera.

Dos visiones, pues, que aunque no sale vencedora ni la una ni la otra, de esta cumbre de Toronto, si nos dan pautas para olfatear cuales van a ser las prioridades de las políticas económicas que van poner en marcha en los próximos meses los dos grandes bloques económicos del mundo.