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Informes Especiales - 1 junio, 2020

Las desmovilizaciones de las AUC y las Farc: el fin de la violencia en el Cesar

El desarme de estos dos grupos subversivos abrió una ventana de esperanza para algunos ciudadanos y excombatientes, quienes en medio de las dificultades miran que el presente es mejor que los tiempos de mayor auge del conflicto armado.

Al igual que casi todo el país, el departamento del Cesar fue golpeado por la violencia por frentes de grupos armados como las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, y las Farc, dirigidos por Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’ y Ricardo Palmera Pineda, alias ‘Simón Trinidad’, respectivamente; no obstante, en la última década un nuevo capítulo se abrió en la historia con las desmovilizaciones de los guerrilleros y paramilitares en el territorio nacional.

El Acuerdo de Santa Fe de Ralito suscrito el 15 de julio de 2003 y el Acuerdo de Paz firmado con las Farc el 26 de septiembre de 2016 en Cartagena, auspició una nueva ilusión en el campo cesarence e iniciativas que modificaron un poco la realidad social.

De acuerdo a la Fundación Ideas para La Paz, en Colombia se estiman que 31.689 subversivos de las AUC dejaron las armas entre el periodo 2003-2006 mientras que en las Farc en el 2017 lo hicieron 6.804.  Asimismo la Agencia Colombia para la Reintegración estima que más de 2.000 desmovilizados son del departamento del Cesar, los cuales, muchos han tenido que reintegrarse  a la sociedad a partir del espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación, ETCR.

Precisamente, uno de esos espacios se encuentra ubicado en la vereda de Tierra Grata, del municipio de Manaure Balcón del Cesar, en el que actualmente permanecen 180 excombatientes de las  Farc.  Desde allí, los hombres día a día trabajan en proyectos que les permitan rehacer sus vidas y aportarles a las comunidades vecinas. Por eso, lo primero que se creó en el territorio fue una Junta de Acción Comunal en septiembre de 2017 para que los represente a ellos y a los habitantes de la zona.

ECOTURISMO, UNA MIRADA A LA NATURALEZA

La naturaleza que un día fue su casa y refugió durante los combates con el Ejército Nacional propició que estos hombres tuvieran suficientes conocimientos para conocer los terreros y crear ‘Tierra Grata Ecotours’.

Con esta iniciativa ofrecen planes a los turistas para que conozcan más sobre la belleza que rodea la Serranía de Perijá y esa región. 

“Tenemos un grupo de excombatientes que están vinculados al ecoturismo porque acá han llegado turistas de unos 25 países pero por supuesto en este momento de cuarentena, de pandemia, también nos vimos afectados porque prácticamente está detenido el turismo. Pero allí tenemos un restaurante para los visitantes y un alojamiento rural, se hace senderismo y avistamiento de aves, que es algo muy importante en Tierra Grata”, explicó Abelardo Caicedo Colorado, desmovilizado de las Farc y líder del ETCR de la vereda.


Abelardo Caicedo, excombatiente de las Farc.

El senderismo está marcado por una ruta que posibilita visualizar mágicos paisajes de la flora y fauna, además de aprender parte de la historia de esos territorios que fueron afectados por el conflicto armado interno.

El proyecto lleva más de dos años y actualmente se encuentra detenido por la emergencia del coronavirus, sin embargo, es una de las principales iniciativas que tienen en la zona.

No obstante, los conocimientos que adquirieron para subsistir en la selva también son aplicados para emprender otras actividades como la crianza de novillas, cerdos,  gallinas ponedoras y pollos de engorde.

LA TEXTILERÍA

Otros iniciaron una microempresa de confecciones para su sostenimiento  y aporte a la emergencia sanitaria que enfrenta la nación.

Hemos cosido a empresas de la región pero en el momento estamos fabricando los tapabocas e incluso en días pasados hicimos una donación al hospital de Manaure, La Paz y el centro de salud del corregimiento de San José de Oriente”, acotó Caicedo Colorado.


En época de pandemia algunos desmovilizados fabricaron tapabocas en una microempresa de textileria.

La iniciativa surgió a mediados del pasado mes de abril y los excombatientes esperan que pueda crecer en personal y producción en un corto tiempo.

De igual manera, otros excombatientes se dedican a la carpintería, la producción de leche, a un taller de ornamentación y a trabajar en un proyecto de construcción de viviendas con el fin de brindarles un mejor futuro a los 32 niños que nacieron en el ETCR de Tierra Grata.

Para el director de la Unidad territorial para las víctimas Cesar-La Guajira, Víctor Hugo Mosquera, en los últimos años las regiones han experimentado una transformación social desde que se produjo la desmovilización de las AUC.

Sin lugar a duda la desmovilización trajo un impacto positivo en la sociedad por la merma del conflicto armado y con ello el número de víctimas del país. Considero que un aspecto que partió la historia del conflicto fue la desmovilización de las AUC, porque fue uno de los escenarios que también propició el Acuerdo de Paz en la Habana (Cuba)”, manifestó Mosquera Galvis.

El departamento fue uno de los escenarios de la desmovilización por parte del Bloque Norte de las AUC, que comandó Rodrigo Tovar Pupo, conocido como ‘Jorge 40’ y que se llevó a cabo en tres etapas.

La primera comenzó en Torcoroma, San Martín; siguió en el corregimiento de El Copey, en Chimila, y culminó en el corregimiento de La Mesa, norte de Valledupar.


se estiman que 31.689 subversivos de las AUC dejaron las armas.

Esta última fue un 10 de marzo del año 2006, fecha en que Colombia fue testigo de que ‘Jorge 40’ entregó su arma al reconocido compositor Rafael Escalona.  En el acto participaron el exgobernador del Cesar, Hernando Molina Araujo; el fallecido compositor Rafael Escalona Martínez; el Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo; el exsenador y exgobernador del Cesar, José Guillermo ‘Pepe’ Castro; el exministro Álvaro Araujo Noguera; el exalcalde Ciro Pupo Castro, entre otras personalidades públicas de la región.

Aunque ambos acuerdos realizados por las AUC y las Farc tienen críticas e imperfecciones, los académicos consideran que  a partir de estos  hay una minoría de hechos violentos, como desplazamientos, secuestros y hostigamientos en el departamento y el país, si se compara con los años del auge del conflicto armado.

No todo está en paz, pero que haya un número importante de personas que no están en las armas es un logro gigante. Otro aspecto muy importante es el surgimiento del grupo de ‘Diálogos improbables’, en el que hay personas de distintas concepciones ideológicas, que pueden hablar con claridad y comodidad del tema de paz en el país y buscar salidas negociadas”, precisó Amaury Padilla, director del Programa de Desarrollo y Paz del Cesar.

De acuerdo al informe ‘La Maldita Tierra’ desarrollado por el Centro de Memoria Histórica, entre 1985 y 2015, la guerra dejó en el Cesar 300.000 personas desplazadas, 40.000 asesinadas, 2.760 secuestradas, 1.936 desaparecidas forzadamente, 755 masacradas, 2.238 asesinadas de manera selectiva y 287 víctimas de violencia sexual, por parte de los actores armados en el conflicto.

La violencia también se vio reflejada en el campo donde se trabajaba el algodón y la agricultura.

Decenas de miles de campesinos y campesinas se quedaron con las manos vacías, sin trabajo y sin tierra. Los pequeños propietarios fueron los primeros en rematar sus fincas, mientras que los terratenientes, acorralados por los bancos, prefirieron abandonar sus propiedades o entregarlas en dación en pago. El PIB del Cesar cayó 20 por ciento en 1979 y 29 por ciento en 1980”, reza el informe que cita la obra de Fernando Bernal ‘Crisis algodonera y violencia en el departamento del Cesar’ del 2004.

LAS VÍCTIMAS

No obstante, con las desmovilizaciones también se crearon legislaciones que contribuyeron a la reparación de las víctimas como la Ley 1448 del 2011, mediante la cual se dictó disposiciones para su reparación, asistencia y atención.  Asimismo dio paso a la restitución de tierras de los afectados por la violencia.

Según la Unidad de Restitución de Tierras Cesar-La Guajira, hay alrededor de 2.098 familias que se han visto beneficiadas con la emisión de 414 sentencias en casos tramitados por la dirección territorial. Además, la entidad ha apoyado proyectos productivos con una inversión de $5.039 millones en beneficio de las 349.508 víctimas del conflicto armado registradas en el Cesar, que representa el 31 % de la población del departamento.


Tras la desmovilización algunas víctimas de la violencia regresaron a sus tierras.

Una de las beneficiadas con la restitución de tierras en el año 2016 fue Hena María Dávila, luego que el 29 de noviembre la Sala Civil Especializada en Restitución de Tierras del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cartagena, dictara a su favor la restitución de su predio ‘La Popa’, ubicado en el corregimiento de Aguas Blanca, jurisdicción de Valledupar.

La mujer sufrió la toma guerrillera que vivió el corregimiento en el año 2002, por lo que decidió junto con el esposo vender a un precio muy inferior las 20 hectáreas de tierra que tenían para irse a la ciudad de los Santos Reyes a sobrevivir y salir adelante. Sin embargo, no soportó cambiar los amaneceres del campo por los de la ciudad.

LOS RETOS

El excombatiente Abelardo Caicedo, quien fue conocido en las Farc como ‘Solís Almeida’, consideró que el país avanzó al realizar acuerdos con varios grupos armados pero que es necesario que el Gobierno atienda otras problemáticas sociales para que no se agrave la violencia.

 “Hay que rescatar que haya parado la guerra, la confrontación, que dejaron de morir personas inocentes. Pero lamentablemente no paran las muertes de líderes sociales porque en cuarentena aún los rodea la muerte, situación que hay que trabajar. También rescato que en el territorio nacional no hay los enfrentamientos que había antes porque eran muchos”, puntualizó Caicedo.

El director del Programa de Desarrollo y Paz, Amaury Padilla, considera que también es necesario crear mayores garantías alrededor de las víctimas. “Hay que seguir avanzando en el cumplimiento pleno de los acuerdos de paz, de la atención de las víctimas, en el tema de restitución de tierras que aún falta y en la seguridad de los líderes sociales”, aseveró.

Informes Especiales
1 junio, 2020

Las desmovilizaciones de las AUC y las Farc: el fin de la violencia en el Cesar

El desarme de estos dos grupos subversivos abrió una ventana de esperanza para algunos ciudadanos y excombatientes, quienes en medio de las dificultades miran que el presente es mejor que los tiempos de mayor auge del conflicto armado.


Al igual que casi todo el país, el departamento del Cesar fue golpeado por la violencia por frentes de grupos armados como las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, y las Farc, dirigidos por Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’ y Ricardo Palmera Pineda, alias ‘Simón Trinidad’, respectivamente; no obstante, en la última década un nuevo capítulo se abrió en la historia con las desmovilizaciones de los guerrilleros y paramilitares en el territorio nacional.

El Acuerdo de Santa Fe de Ralito suscrito el 15 de julio de 2003 y el Acuerdo de Paz firmado con las Farc el 26 de septiembre de 2016 en Cartagena, auspició una nueva ilusión en el campo cesarence e iniciativas que modificaron un poco la realidad social.

De acuerdo a la Fundación Ideas para La Paz, en Colombia se estiman que 31.689 subversivos de las AUC dejaron las armas entre el periodo 2003-2006 mientras que en las Farc en el 2017 lo hicieron 6.804.  Asimismo la Agencia Colombia para la Reintegración estima que más de 2.000 desmovilizados son del departamento del Cesar, los cuales, muchos han tenido que reintegrarse  a la sociedad a partir del espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación, ETCR.

Precisamente, uno de esos espacios se encuentra ubicado en la vereda de Tierra Grata, del municipio de Manaure Balcón del Cesar, en el que actualmente permanecen 180 excombatientes de las  Farc.  Desde allí, los hombres día a día trabajan en proyectos que les permitan rehacer sus vidas y aportarles a las comunidades vecinas. Por eso, lo primero que se creó en el territorio fue una Junta de Acción Comunal en septiembre de 2017 para que los represente a ellos y a los habitantes de la zona.

ECOTURISMO, UNA MIRADA A LA NATURALEZA

La naturaleza que un día fue su casa y refugió durante los combates con el Ejército Nacional propició que estos hombres tuvieran suficientes conocimientos para conocer los terreros y crear ‘Tierra Grata Ecotours’.

Con esta iniciativa ofrecen planes a los turistas para que conozcan más sobre la belleza que rodea la Serranía de Perijá y esa región. 

“Tenemos un grupo de excombatientes que están vinculados al ecoturismo porque acá han llegado turistas de unos 25 países pero por supuesto en este momento de cuarentena, de pandemia, también nos vimos afectados porque prácticamente está detenido el turismo. Pero allí tenemos un restaurante para los visitantes y un alojamiento rural, se hace senderismo y avistamiento de aves, que es algo muy importante en Tierra Grata”, explicó Abelardo Caicedo Colorado, desmovilizado de las Farc y líder del ETCR de la vereda.


Abelardo Caicedo, excombatiente de las Farc.

El senderismo está marcado por una ruta que posibilita visualizar mágicos paisajes de la flora y fauna, además de aprender parte de la historia de esos territorios que fueron afectados por el conflicto armado interno.

El proyecto lleva más de dos años y actualmente se encuentra detenido por la emergencia del coronavirus, sin embargo, es una de las principales iniciativas que tienen en la zona.

No obstante, los conocimientos que adquirieron para subsistir en la selva también son aplicados para emprender otras actividades como la crianza de novillas, cerdos,  gallinas ponedoras y pollos de engorde.

LA TEXTILERÍA

Otros iniciaron una microempresa de confecciones para su sostenimiento  y aporte a la emergencia sanitaria que enfrenta la nación.

Hemos cosido a empresas de la región pero en el momento estamos fabricando los tapabocas e incluso en días pasados hicimos una donación al hospital de Manaure, La Paz y el centro de salud del corregimiento de San José de Oriente”, acotó Caicedo Colorado.


En época de pandemia algunos desmovilizados fabricaron tapabocas en una microempresa de textileria.

La iniciativa surgió a mediados del pasado mes de abril y los excombatientes esperan que pueda crecer en personal y producción en un corto tiempo.

De igual manera, otros excombatientes se dedican a la carpintería, la producción de leche, a un taller de ornamentación y a trabajar en un proyecto de construcción de viviendas con el fin de brindarles un mejor futuro a los 32 niños que nacieron en el ETCR de Tierra Grata.

Para el director de la Unidad territorial para las víctimas Cesar-La Guajira, Víctor Hugo Mosquera, en los últimos años las regiones han experimentado una transformación social desde que se produjo la desmovilización de las AUC.

Sin lugar a duda la desmovilización trajo un impacto positivo en la sociedad por la merma del conflicto armado y con ello el número de víctimas del país. Considero que un aspecto que partió la historia del conflicto fue la desmovilización de las AUC, porque fue uno de los escenarios que también propició el Acuerdo de Paz en la Habana (Cuba)”, manifestó Mosquera Galvis.

El departamento fue uno de los escenarios de la desmovilización por parte del Bloque Norte de las AUC, que comandó Rodrigo Tovar Pupo, conocido como ‘Jorge 40’ y que se llevó a cabo en tres etapas.

La primera comenzó en Torcoroma, San Martín; siguió en el corregimiento de El Copey, en Chimila, y culminó en el corregimiento de La Mesa, norte de Valledupar.


se estiman que 31.689 subversivos de las AUC dejaron las armas.

Esta última fue un 10 de marzo del año 2006, fecha en que Colombia fue testigo de que ‘Jorge 40’ entregó su arma al reconocido compositor Rafael Escalona.  En el acto participaron el exgobernador del Cesar, Hernando Molina Araujo; el fallecido compositor Rafael Escalona Martínez; el Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo; el exsenador y exgobernador del Cesar, José Guillermo ‘Pepe’ Castro; el exministro Álvaro Araujo Noguera; el exalcalde Ciro Pupo Castro, entre otras personalidades públicas de la región.

Aunque ambos acuerdos realizados por las AUC y las Farc tienen críticas e imperfecciones, los académicos consideran que  a partir de estos  hay una minoría de hechos violentos, como desplazamientos, secuestros y hostigamientos en el departamento y el país, si se compara con los años del auge del conflicto armado.

No todo está en paz, pero que haya un número importante de personas que no están en las armas es un logro gigante. Otro aspecto muy importante es el surgimiento del grupo de ‘Diálogos improbables’, en el que hay personas de distintas concepciones ideológicas, que pueden hablar con claridad y comodidad del tema de paz en el país y buscar salidas negociadas”, precisó Amaury Padilla, director del Programa de Desarrollo y Paz del Cesar.

De acuerdo al informe ‘La Maldita Tierra’ desarrollado por el Centro de Memoria Histórica, entre 1985 y 2015, la guerra dejó en el Cesar 300.000 personas desplazadas, 40.000 asesinadas, 2.760 secuestradas, 1.936 desaparecidas forzadamente, 755 masacradas, 2.238 asesinadas de manera selectiva y 287 víctimas de violencia sexual, por parte de los actores armados en el conflicto.

La violencia también se vio reflejada en el campo donde se trabajaba el algodón y la agricultura.

Decenas de miles de campesinos y campesinas se quedaron con las manos vacías, sin trabajo y sin tierra. Los pequeños propietarios fueron los primeros en rematar sus fincas, mientras que los terratenientes, acorralados por los bancos, prefirieron abandonar sus propiedades o entregarlas en dación en pago. El PIB del Cesar cayó 20 por ciento en 1979 y 29 por ciento en 1980”, reza el informe que cita la obra de Fernando Bernal ‘Crisis algodonera y violencia en el departamento del Cesar’ del 2004.

LAS VÍCTIMAS

No obstante, con las desmovilizaciones también se crearon legislaciones que contribuyeron a la reparación de las víctimas como la Ley 1448 del 2011, mediante la cual se dictó disposiciones para su reparación, asistencia y atención.  Asimismo dio paso a la restitución de tierras de los afectados por la violencia.

Según la Unidad de Restitución de Tierras Cesar-La Guajira, hay alrededor de 2.098 familias que se han visto beneficiadas con la emisión de 414 sentencias en casos tramitados por la dirección territorial. Además, la entidad ha apoyado proyectos productivos con una inversión de $5.039 millones en beneficio de las 349.508 víctimas del conflicto armado registradas en el Cesar, que representa el 31 % de la población del departamento.


Tras la desmovilización algunas víctimas de la violencia regresaron a sus tierras.

Una de las beneficiadas con la restitución de tierras en el año 2016 fue Hena María Dávila, luego que el 29 de noviembre la Sala Civil Especializada en Restitución de Tierras del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cartagena, dictara a su favor la restitución de su predio ‘La Popa’, ubicado en el corregimiento de Aguas Blanca, jurisdicción de Valledupar.

La mujer sufrió la toma guerrillera que vivió el corregimiento en el año 2002, por lo que decidió junto con el esposo vender a un precio muy inferior las 20 hectáreas de tierra que tenían para irse a la ciudad de los Santos Reyes a sobrevivir y salir adelante. Sin embargo, no soportó cambiar los amaneceres del campo por los de la ciudad.

LOS RETOS

El excombatiente Abelardo Caicedo, quien fue conocido en las Farc como ‘Solís Almeida’, consideró que el país avanzó al realizar acuerdos con varios grupos armados pero que es necesario que el Gobierno atienda otras problemáticas sociales para que no se agrave la violencia.

 “Hay que rescatar que haya parado la guerra, la confrontación, que dejaron de morir personas inocentes. Pero lamentablemente no paran las muertes de líderes sociales porque en cuarentena aún los rodea la muerte, situación que hay que trabajar. También rescato que en el territorio nacional no hay los enfrentamientos que había antes porque eran muchos”, puntualizó Caicedo.

El director del Programa de Desarrollo y Paz, Amaury Padilla, considera que también es necesario crear mayores garantías alrededor de las víctimas. “Hay que seguir avanzando en el cumplimiento pleno de los acuerdos de paz, de la atención de las víctimas, en el tema de restitución de tierras que aún falta y en la seguridad de los líderes sociales”, aseveró.