La Universidad Popular del Cesar, UPC,  pasó por un déficit presupuestal en el segundo semestre del 2022, según declaró Rober Romero, el rector, a su llegada a la institución de educación superior. 

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En entrevista con esta casa editorial, Romero explicó cómo están las cuentas de la alma mater, los avances en acreditación de alta calidad y los retos que ha tenido la entidad en materia de seguridad. 

Entre las últimas noticias que ha dado la UPC está la acreditación en alta de calidad de 3 programas, ¿cuánto tiempo tenían de retraso estos procesos? 

La visita para la acreditación del programa de Ingeniería Electrónica se había recibido en 2021 y hasta la fecha no se había entregado la acreditación. En cuanto al programa de Ingeniería Agroindustrial la visita la recibimos nosotros el año pasado. 

Lo que hicimos fue lograr, con el Ministerio, acelerar estos procesos, cumplir los requerimientos que nos estaban pidiendo, y sobre todo cumplir con los indicadores, fue lo que facilitó que en este año hayamos obtenido 3 acreditaciones. 

Habíamos perdido el registro calificado del programa de Enfermería, lo recuperamos y logramos la acreditación en tiempo récord. 

¿Cuáles son los programas que están a la espera de la acreditación? 

La acreditación es un proceso voluntario, cuando uno cumple las condiciones de calidad, la solicita al Ministerio de Educación. 

Tenemos pendiente que el Ministerio nos asigne pares para el programa de Microbiología, que también teníamos el registro calificado vencido y no lo estábamos ofertando. También esperamos acreditar muy pronto la Licenciatura en Matemáticas. 

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En el resto estamos un poco retrasados, estamos fortaleciendo los laboratorios, mejorando las condiciones académicas, la organización, los docentes; porque cuando nosotros vinculamos a los docentes por 10 meses es precisamente  para facilitar la acreditación de esos programas. 

La idea es que podamos acreditar el mayor número de programas, yo tengo la meta de 8. Actualmente ofrecemos 22 programas de pregrado, 17 de posgrados, 6 maestrías y 2 doctorados. 

La otra meta es la acreditación institucional, ¿qué necesitan para lograr ese reconocimiento?

Debemos tener, mínimo, 7 programas acreditados para poder acreditar a la institución en alta calidad. 

Alrededor del 90 % de los estudiantes de pregrado tienen descuentos en sus matrículas, ¿cómo va el giro de los recursos  por parte de los gobiernos nacional y departamental? 

Vamos muy bien en ese tema. Efectivamente  alrededor del 90 % de nuestros estudiantes tienen beneficio de matrícula, bien sea por gratuidad que es la política nacional o por el programa de becas Fedecesar que lo rescatamos, cuando llegamos a la Universidad estaba represado. 

Nosotros nunca dejamos de ofrecer el beneficio, pero el gobierno departamental no estaba girando. Logramos que este año nos girara los recursos del 2021 y estamos pendientes de unos giros del 2022. En los próximos días aspiro a firmar el convenio específico para las becas de este año. 

Con el programa de gratuidad logramos que el Ministerio modificara la forma de transferencia de los recursos porque cuando llegamos, ese fue uno de los grandes problemas financieros porque el Ministerio transfería los recursos de matrícula a final del semestre, cuando ya nosotros habíamos generado unos gastos de profesores, servicios públicos y demás. 

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Para este año, el Ministerio aceleró las transferencias y hoy no está exigiendo que matriculemos a los estudiantes, sino que basta con que le certifiquemos la oferta académica y nos giran el 80 %, y luego el 20 % que es como para hacer el ajuste de las cuentas. 

¿Cuántos son los recursos de las becas Fedecesar y los que gira directamente el Gobierno nacional?

El recurso de becas Fedecesar para este año está en alrededor de $2.000 millones y por gratuidad estamos recibiendo, en promedio, $13.000 millones. Anteriormente, esos recursos los pagaban los propios estudiantes cuando se matriculaban. 

Usted habló de un déficit presupuestal en la UPC, el año pasado, ¿cómo están las cuentas ahora?

El año pasado encontramos un déficit porque de los $32.000 millones que se presupuestaron para el 2022, solo contábamos con $6.000 millones para el segundo semestre, es decir, hubo una mala planeación presupuestal porque se gastó, prácticamente,  todo lo que se había presupuestado para el año, en el primer semestre. 

Este año nos hemos limitado  a gastar en un semestre lo que nos corresponde, nos tocó buscar un recurso adicional porque al contratar  a los docentes a 10 meses, nos tocó conseguir $14.000 millones más. 

¿Esa mala planeación, significaría, de alguna manera, corrupción? 

No. Es mala planeación, no puedo decir que los recursos se desviaron, se perdieron, sino que se gastó más de lo que se tenía que gastar. ¿Por qué se gastó más? Porque con el presupuesto del año pasado, hubo que pagar las prestaciones sociales del año anterior. 

Y sí, de pronto faltó ser más austeros al momento de elaborar la planta de docentes ocasionales y catedráticos. Nosotros logramos hacer la nivelación asignando más horas a los profesores de planta y tratamos de  reducir la nómina de profesores ocasionales y catedráticos. 

¿Hay alguna deuda con los docentes? 

No tenemos deuda con ningún docente, de hecho, desde el mes de noviembre les estamos pagando antes del 30, como normalmente le pagan a los servidores públicos. 

¿Cuánto es el presupuesto total de la Universidad para este año? 

El presupuesto que nos transfiere la Nación está en más de $62 mil millones, de esos, $61 mil millones son para gastos de funcionamiento y más de $1.244 millones para inversión.  

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Los recursos propios son más de $51 mil millones y por recursos de estampilla UPC para este año tenemos $8 mil millones. En total, el presupuesto es superior a los $121.666 millones.  

¿Cómo avanza el sistema de identificación para evitar las infiltraciones que hemos visto de personas que hacen daño a la estructura de la Universidad? 

Encontramos un problema grave de inseguridad en la Universidad, registramos casos de personas que portaban armas de fuego y hubo impactos, armas blancas y riñas. Eso obedece a que no había controles de ingreso y la presencia de personas extrañas a la institución.

Hoy hay controles a través de la huella y el carné, solamente están ingresando los estudiantes, profesores o cualquier visitante que vaya a hacer una gestión, pero ya no todo el mundo sin control. 

Eso también nos permitió reducir el problema de hurto de partes de motocicletas y bicicletas, pero además las riñas y seguramente el posible microtráfico.   

Por Andrea Guerra Peña / EL PILÓN. 

@andreaguerraperiodista