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Columnista - 3 agosto, 2023

Las cartas a la gobernación del Cesar están echadas. Muchos candidatos, pocos los   opcionados

Hay 9  candidatos a la gobernación del Cesar pero por el  efecto  bandwagon   la competencia terminará reduciéndose a 2 o máximo 3 -el resto termina descolgándose-  porque el elector, debido a que no le gusta perder, acaba montándose en el vagón en que se sube la mayoría de la gente, el de los punteros, el ganador. El votante se encarama, al carro vencedor.

Hay 9  candidatos a la gobernación del Cesar pero por el  efecto  bandwagon   la competencia terminará reduciéndose a 2 o máximo 3 -el resto termina descolgándose-  porque el elector, debido a que no le gusta perder, acaba montándose en el vagón en que se sube la mayoría de la gente, el de los punteros, el ganador. El votante se encarama, al carro vencedor.

Otro fenómeno que ayudará a reducir  el  listado de opcionados, es la polarización. La polarización conforma bandos: Ellos (los malos) versus nosotros (los buenos) y así se configura un electorado que es agua y aceite, no se mezclan. Ni uno vota por el otro ni el otro vota por uno y sí hay diferencias ideológicas, peor.

En el Cesar la polarización se va a dar  en dos espacios. El primero:  El de la candidata del Clan y compañía contra los de no al Clan, y  el segundo: los petristas versus los anti-petristas  y no petristas;  y por la polarización, a los electores de un bando les costará votar por los candidatos del otro lado.

En este contexto y ante una eventual unión del combo anti-Gnecco, la mayoría del  electorado, el de Claudia Zuleta por ejemplo, no votará por un candidato petrista, prefieren hacerlo  por la candidata de los Gnecco, en blanco o no votar y lo mismo pasará si es  al revés, los petristas no le votan a Claudia. Son harina de distintos costales. Por eso, a esa unión a destiempo, si se da, no le auguro éxito.

Y eso es, porque el ser humano es muy bueno para dividirse en bandos. Y la política identitaria, esa que identifica y agrupa a la  gente por sexo, raza o etnia, también lo hace por ideología. Y ese voto, de corte ideológico, (Petrismo y Antipetrismo) por primera vez y de manera inusual, estará presente en la ecuación del elector de las ciudades al decidir su voto. Lo explico con un ejemplo: Gustavo Bolívar recogerá el voto castigo que el electorado le quiere proporcionar a Gustavo Petro.

Así las cosas, por un lado  estará la candidata a vencer, Elvia Milena (la de los Gnecco) y por el otro, el resto de candidatos (Los anti-Gnecco) con uno que otro que se inscribió como plan B o para hacerle una tarea  a alguien o como carta de negociación. Simultáneamente, por un lado anda un bloque de candidatos alineados con la izquierda y particularmente con el gobierno y por el otro, uno que otro que no está en ese bando. 

Las cartas están echadas pero eso no significa que el juego esté ganado. El juego de póker no lo gana quien tenga las mejores cartas ni lo pierde quien tenga las peores. Lo gana quien sepa jugarlas.

Por ahora, le favorecen  a Elvia Milena porque el voto anti-Gnecco y de izquierda  se dispersa entre los candidatos no Gnecco y el voto Gnecco se concentra en su candidata.

Por Enrique Herrera.

Columnista
3 agosto, 2023

Las cartas a la gobernación del Cesar están echadas. Muchos candidatos, pocos los   opcionados

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Enrique Herrera Araujo

Hay 9  candidatos a la gobernación del Cesar pero por el  efecto  bandwagon   la competencia terminará reduciéndose a 2 o máximo 3 -el resto termina descolgándose-  porque el elector, debido a que no le gusta perder, acaba montándose en el vagón en que se sube la mayoría de la gente, el de los punteros, el ganador. El votante se encarama, al carro vencedor.


Hay 9  candidatos a la gobernación del Cesar pero por el  efecto  bandwagon   la competencia terminará reduciéndose a 2 o máximo 3 -el resto termina descolgándose-  porque el elector, debido a que no le gusta perder, acaba montándose en el vagón en que se sube la mayoría de la gente, el de los punteros, el ganador. El votante se encarama, al carro vencedor.

Otro fenómeno que ayudará a reducir  el  listado de opcionados, es la polarización. La polarización conforma bandos: Ellos (los malos) versus nosotros (los buenos) y así se configura un electorado que es agua y aceite, no se mezclan. Ni uno vota por el otro ni el otro vota por uno y sí hay diferencias ideológicas, peor.

En el Cesar la polarización se va a dar  en dos espacios. El primero:  El de la candidata del Clan y compañía contra los de no al Clan, y  el segundo: los petristas versus los anti-petristas  y no petristas;  y por la polarización, a los electores de un bando les costará votar por los candidatos del otro lado.

En este contexto y ante una eventual unión del combo anti-Gnecco, la mayoría del  electorado, el de Claudia Zuleta por ejemplo, no votará por un candidato petrista, prefieren hacerlo  por la candidata de los Gnecco, en blanco o no votar y lo mismo pasará si es  al revés, los petristas no le votan a Claudia. Son harina de distintos costales. Por eso, a esa unión a destiempo, si se da, no le auguro éxito.

Y eso es, porque el ser humano es muy bueno para dividirse en bandos. Y la política identitaria, esa que identifica y agrupa a la  gente por sexo, raza o etnia, también lo hace por ideología. Y ese voto, de corte ideológico, (Petrismo y Antipetrismo) por primera vez y de manera inusual, estará presente en la ecuación del elector de las ciudades al decidir su voto. Lo explico con un ejemplo: Gustavo Bolívar recogerá el voto castigo que el electorado le quiere proporcionar a Gustavo Petro.

Así las cosas, por un lado  estará la candidata a vencer, Elvia Milena (la de los Gnecco) y por el otro, el resto de candidatos (Los anti-Gnecco) con uno que otro que se inscribió como plan B o para hacerle una tarea  a alguien o como carta de negociación. Simultáneamente, por un lado anda un bloque de candidatos alineados con la izquierda y particularmente con el gobierno y por el otro, uno que otro que no está en ese bando. 

Las cartas están echadas pero eso no significa que el juego esté ganado. El juego de póker no lo gana quien tenga las mejores cartas ni lo pierde quien tenga las peores. Lo gana quien sepa jugarlas.

Por ahora, le favorecen  a Elvia Milena porque el voto anti-Gnecco y de izquierda  se dispersa entre los candidatos no Gnecco y el voto Gnecco se concentra en su candidata.

Por Enrique Herrera.