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Columnista - 22 marzo, 2024

Las calendas

Me refiero al calendario, almanaque o anuario, casi siempre patrocinado por una casa comercial, incluyen  en algunas ocasiones paisajes o chicas semidesnudas, y también los que emiten las congregaciones religiosas pero que tienen en común la misión o capacidad de señalarnos para todo el año no solo los meses y días, sino las festividades o […]

Me refiero al calendario, almanaque o anuario, casi siempre patrocinado por una casa comercial, incluyen  en algunas ocasiones paisajes o chicas semidesnudas, y también los que emiten las congregaciones religiosas pero que tienen en común la misión o capacidad de señalarnos para todo el año no solo los meses y días, sino las festividades o los “rojos”, como usualmente nos referimos a ellas y que aparte de las celebraciones, que son descansos remunerados para quienes tienen  la dicha de un empleo.

Cuando recibí el primero de los varios que me obsequian todos los años, miré, como siempre, cómo estaban establecidos algunos de esos festivos, pero especialmente la Semana Santa, lo que renovó mi inquietud por saber cómo era eso de los días festivos movibles y los fijos, y sobre todo cuál era o es la regla para determinarlos, y me llevé más de una sorpresa.

Si bien la Ley Emiliani, o 51 de 1983 señala los días fijos -incluyendo los domingos- también indica que algunos entre semana serán trasladados al lunes subsiguiente, y hasta allí la cosa no se enreda tanto. Entonces me pregunté: ¿cómo son la Semana Santa, La Ascensión, Corpus Cristi, Pentecostés, Sagrado Corazón, y cómo es eso de que ésta varía anualmente? Este año será en abril, pero en el 2008 fue en marzo. ¿Cuál es la regla que permite precisar esos días en el calendario civil? Y allí fue Troya.

Me alarmó la ignorancia de los sacerdotes católicos (porque no son astrónomos) en este aspecto. Consulté por lo menos a 10 y ninguno me contestó con exactitud. Hubo uno que me manifestó groseramente que eso lo fijaba el papa (Roma locuta, causa finita) y listo. Me sentí cerca de la excomunión.

Apelé entonces a un obispo, quien amablemente me indicó los aspectos fundamentales, que enlazados con otras informaciones sintetizo así: estas fechas sí son fijadas en Roma, pero no siguiendo criterios estrictamente religiosos y que obedecen a la tradición y al momento en que el Imperio romano en las épocas de Constantino adoptó al Cristianismo como religión oficial del imperio pero que arrastró consigo tradiciones paganas.

Entonces acudí al sabio almanaque de Bristol para verificar la precisión de la regla que acababa de conocer y confirmé cuando será, la primera luna llena posterior al equinoccio de primavera y ese día será el Jueves Santo, central para las celebraciones del mundo católico, y lo demás resulta en sumas, agregaciones y restas, así: por ese Jueves Santo -que determina a la Semana Santa- sabemos que la Cuaresma se inicia un miércoles, de ceniza, pero que se señala teniendo en cuenta el Domingo de Ramos, que precede a ese jueves, porque el otro domingo que tiene que ver con la Semana Santa es el Domingo de Resurrección, que aparte de esa conmemoración nos sirve para fijar el día de la Ascensión 40 días después, y el Pentecostés que siempre será domingo y que es 50 días después del Domingo de Pascua. ¿Entendieron?

Para conocer cómo quedarán los feriados de un año hay que acudir a la astronomía, a Raimundo Emiliani Román, al papa de Roma y la casa comercial que nos regala el almanaque. Fíjense que no es sencillo. 

Jaime García Chadid

Columnista
22 marzo, 2024

Las calendas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime García Chadid.

Me refiero al calendario, almanaque o anuario, casi siempre patrocinado por una casa comercial, incluyen  en algunas ocasiones paisajes o chicas semidesnudas, y también los que emiten las congregaciones religiosas pero que tienen en común la misión o capacidad de señalarnos para todo el año no solo los meses y días, sino las festividades o […]


Me refiero al calendario, almanaque o anuario, casi siempre patrocinado por una casa comercial, incluyen  en algunas ocasiones paisajes o chicas semidesnudas, y también los que emiten las congregaciones religiosas pero que tienen en común la misión o capacidad de señalarnos para todo el año no solo los meses y días, sino las festividades o los “rojos”, como usualmente nos referimos a ellas y que aparte de las celebraciones, que son descansos remunerados para quienes tienen  la dicha de un empleo.

Cuando recibí el primero de los varios que me obsequian todos los años, miré, como siempre, cómo estaban establecidos algunos de esos festivos, pero especialmente la Semana Santa, lo que renovó mi inquietud por saber cómo era eso de los días festivos movibles y los fijos, y sobre todo cuál era o es la regla para determinarlos, y me llevé más de una sorpresa.

Si bien la Ley Emiliani, o 51 de 1983 señala los días fijos -incluyendo los domingos- también indica que algunos entre semana serán trasladados al lunes subsiguiente, y hasta allí la cosa no se enreda tanto. Entonces me pregunté: ¿cómo son la Semana Santa, La Ascensión, Corpus Cristi, Pentecostés, Sagrado Corazón, y cómo es eso de que ésta varía anualmente? Este año será en abril, pero en el 2008 fue en marzo. ¿Cuál es la regla que permite precisar esos días en el calendario civil? Y allí fue Troya.

Me alarmó la ignorancia de los sacerdotes católicos (porque no son astrónomos) en este aspecto. Consulté por lo menos a 10 y ninguno me contestó con exactitud. Hubo uno que me manifestó groseramente que eso lo fijaba el papa (Roma locuta, causa finita) y listo. Me sentí cerca de la excomunión.

Apelé entonces a un obispo, quien amablemente me indicó los aspectos fundamentales, que enlazados con otras informaciones sintetizo así: estas fechas sí son fijadas en Roma, pero no siguiendo criterios estrictamente religiosos y que obedecen a la tradición y al momento en que el Imperio romano en las épocas de Constantino adoptó al Cristianismo como religión oficial del imperio pero que arrastró consigo tradiciones paganas.

Entonces acudí al sabio almanaque de Bristol para verificar la precisión de la regla que acababa de conocer y confirmé cuando será, la primera luna llena posterior al equinoccio de primavera y ese día será el Jueves Santo, central para las celebraciones del mundo católico, y lo demás resulta en sumas, agregaciones y restas, así: por ese Jueves Santo -que determina a la Semana Santa- sabemos que la Cuaresma se inicia un miércoles, de ceniza, pero que se señala teniendo en cuenta el Domingo de Ramos, que precede a ese jueves, porque el otro domingo que tiene que ver con la Semana Santa es el Domingo de Resurrección, que aparte de esa conmemoración nos sirve para fijar el día de la Ascensión 40 días después, y el Pentecostés que siempre será domingo y que es 50 días después del Domingo de Pascua. ¿Entendieron?

Para conocer cómo quedarán los feriados de un año hay que acudir a la astronomía, a Raimundo Emiliani Román, al papa de Roma y la casa comercial que nos regala el almanaque. Fíjense que no es sencillo. 

Jaime García Chadid