“En la medida en la que el consumidor conozca y diferencie la calidad que hay entre el café de finca y el comercial, seguramente va a migrar hacia un buen café, así tenga que pagar un poco más”, expresó el director del Comité de Cafeteros en la región.
La Cámara de Comercio de Valledupar para el Valle del río Cesar puso en marcha la iniciativa ‘Tardes de Cata’ con el objetivo de culturizar sobre las características y bondades que tiene consumir el café de especialidad que se produce en las fincas del departamento del Cesar.
Productores, comercializadores y expertos se dieron cita el viernes 16 de febrero en el Terminal de Transportes de la capital cesarense para que locales y turistas pudieran degustar y conocer más sobre los atributos sensoriales, aromáticos y enzimáticos de la bebida a base de este grano.
INFORMACIÓN Y CALIDAD SOBRE EL PRODUCTO
Una de ellas fue Johana Margarita Arias Martínez con la marca familiar ‘Paugen’, la cual cultiva, procesa y empaca el café en zona rural de Pueblo Bello.
“Estamos a 1.850 metros sobre el nivel del mar. Es un café suave, puro, natural. Nosotros les podemos decir en qué fecha lo recolectamos, lo tostamos y en qué fecha lo empacamos, tenemos ese conocimiento, mientras que un café comercial usted no sabe de dónde viene ni quién lo produce”, Arias.
¿EL CAFÉ NECESITA AZÚCAR?
Yalila López también realiza toda la transformación y comercialización del café orgánico en la vereda Buenos Aires, municipio La Jagua de Ibirico, centro del departamento. La mujer asegura que “un buen café no necesita azúcar, y uno malo no se lo merece”, haciendo referencia a una de las características de calidad: el nivel de la acidez que en esta parte del país es media.
“Siempre empacamos el mejor grano, en cuanto a fermentación y todo el proceso. Los caficultores del departamento sí podemos crear marca e importar un buen café”, añadió la propietaria de CoffeYali.
EL CONSUMIDOR DEBE CONOCER LA CALIDAD
El director ejecutivo del Comité Departamental de Cafeteros en el Cesar, La Guajira y sur de Bolívar, Álvaro Osorio, también resaltó la importancia que tiene conocer las cualidades de este producto de consumo diario.
“En la medida en la que el consumidor conozca y diferencie la calidad que hay entre el café de finca y el comercial, seguramente va a migrar hacia un buen café, así tenga que pagar un poco más porque vale más, pero también gusta más”, declaró el líder gremial.
El Comité representa y acompaña la producción de 19 de los 25 municipios del Cesar, ubicados en dos ejes montañosos: la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá.
Según empresas del gremio, la catación es un componente que puede impulsar la comercialización del café en grano y tostado, puesto que permite conversaciones cercanas entre consumidores y productores alrededor de la calidad de la caficultura.
Por eso, las Tardes de Cata también han sido realizadas en el hotel Sicarare, en Valledupar, y en La Jagua de Ibirico. Este domingo 18 fue la más reciente jornada en el Centro de Interpretación Cultural Arhuaca, en Pueblo Bello, y se avecinan nuevos eventos de este tipo.
“Queremos que el Cesar sea un departamento cafetero, no solo conocido por el vallenato, porque tenemos uno de los mejores café de Colombia”, comentó Camila Barros, clúster manager de café de la Cámara de Comercio.
El clúster es un grupo de empresas, en este caso cafeteras, que no compiten entre ellas, sino con productoras de otras regiones para posicionar y dar a conocer sus productos.
TOMAR CAFÉ: TODA UNA EXPERIENCIA
“Queremos mostrar el café como una experiencia, con textura, aroma, fragancia, sabor, que sea algo agradable para el paladar del consumidor, que no se lo tome solamente para despertarse, sino que lo disfrute como un buen vino”, declaró Barros.
En entrevista con EL PILÓN, la profesional de competitividad coincide en que el comercial “tienden a tener un sabor amargo, fuerte, que si no se toma con azúcar no va a ser agradable”, en cambio, agregó, los cafés orgánicos tienen notas a chocolate, miel o banano, debido al proceso natural de fermentación.
Por Andrea Guerra Peña / EL PILÓN.
“En la medida en la que el consumidor conozca y diferencie la calidad que hay entre el café de finca y el comercial, seguramente va a migrar hacia un buen café, así tenga que pagar un poco más”, expresó el director del Comité de Cafeteros en la región.
La Cámara de Comercio de Valledupar para el Valle del río Cesar puso en marcha la iniciativa ‘Tardes de Cata’ con el objetivo de culturizar sobre las características y bondades que tiene consumir el café de especialidad que se produce en las fincas del departamento del Cesar.
Productores, comercializadores y expertos se dieron cita el viernes 16 de febrero en el Terminal de Transportes de la capital cesarense para que locales y turistas pudieran degustar y conocer más sobre los atributos sensoriales, aromáticos y enzimáticos de la bebida a base de este grano.
INFORMACIÓN Y CALIDAD SOBRE EL PRODUCTO
Una de ellas fue Johana Margarita Arias Martínez con la marca familiar ‘Paugen’, la cual cultiva, procesa y empaca el café en zona rural de Pueblo Bello.
“Estamos a 1.850 metros sobre el nivel del mar. Es un café suave, puro, natural. Nosotros les podemos decir en qué fecha lo recolectamos, lo tostamos y en qué fecha lo empacamos, tenemos ese conocimiento, mientras que un café comercial usted no sabe de dónde viene ni quién lo produce”, Arias.
¿EL CAFÉ NECESITA AZÚCAR?
Yalila López también realiza toda la transformación y comercialización del café orgánico en la vereda Buenos Aires, municipio La Jagua de Ibirico, centro del departamento. La mujer asegura que “un buen café no necesita azúcar, y uno malo no se lo merece”, haciendo referencia a una de las características de calidad: el nivel de la acidez que en esta parte del país es media.
“Siempre empacamos el mejor grano, en cuanto a fermentación y todo el proceso. Los caficultores del departamento sí podemos crear marca e importar un buen café”, añadió la propietaria de CoffeYali.
EL CONSUMIDOR DEBE CONOCER LA CALIDAD
El director ejecutivo del Comité Departamental de Cafeteros en el Cesar, La Guajira y sur de Bolívar, Álvaro Osorio, también resaltó la importancia que tiene conocer las cualidades de este producto de consumo diario.
“En la medida en la que el consumidor conozca y diferencie la calidad que hay entre el café de finca y el comercial, seguramente va a migrar hacia un buen café, así tenga que pagar un poco más porque vale más, pero también gusta más”, declaró el líder gremial.
El Comité representa y acompaña la producción de 19 de los 25 municipios del Cesar, ubicados en dos ejes montañosos: la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá.
Según empresas del gremio, la catación es un componente que puede impulsar la comercialización del café en grano y tostado, puesto que permite conversaciones cercanas entre consumidores y productores alrededor de la calidad de la caficultura.
Por eso, las Tardes de Cata también han sido realizadas en el hotel Sicarare, en Valledupar, y en La Jagua de Ibirico. Este domingo 18 fue la más reciente jornada en el Centro de Interpretación Cultural Arhuaca, en Pueblo Bello, y se avecinan nuevos eventos de este tipo.
“Queremos que el Cesar sea un departamento cafetero, no solo conocido por el vallenato, porque tenemos uno de los mejores café de Colombia”, comentó Camila Barros, clúster manager de café de la Cámara de Comercio.
El clúster es un grupo de empresas, en este caso cafeteras, que no compiten entre ellas, sino con productoras de otras regiones para posicionar y dar a conocer sus productos.
TOMAR CAFÉ: TODA UNA EXPERIENCIA
“Queremos mostrar el café como una experiencia, con textura, aroma, fragancia, sabor, que sea algo agradable para el paladar del consumidor, que no se lo tome solamente para despertarse, sino que lo disfrute como un buen vino”, declaró Barros.
En entrevista con EL PILÓN, la profesional de competitividad coincide en que el comercial “tienden a tener un sabor amargo, fuerte, que si no se toma con azúcar no va a ser agradable”, en cambio, agregó, los cafés orgánicos tienen notas a chocolate, miel o banano, debido al proceso natural de fermentación.
Por Andrea Guerra Peña / EL PILÓN.