Definitivamente ya no es igual, las campañas políticas han cambiado, antes durante estos recorridos o giras se colocaba uno frente al pueblo en todos sus estamentos, se consolidaban viejas amistades y se establecían nuevas relaciones que permitían estrechar los contactos con los diversos municipios y corregimientos del departamento y apreciar en toda su magnitud las […]
Definitivamente ya no es igual, las campañas políticas han cambiado, antes durante estos recorridos o giras se colocaba uno frente al pueblo en todos sus estamentos, se consolidaban viejas amistades y se establecían nuevas relaciones que permitían estrechar los contactos con los diversos municipios y corregimientos del departamento y apreciar en toda su magnitud las preocupaciones que las afectaban, las aspiraciones represadas y las esperanzas que los animaba y mantenía la fe de sus gentes.
Las giras se convertían así en un valioso instrumento de la democracia, ya no. Sin ella, el conocimiento de los problemas dependería de informes no siempre desinteresados o de fríos análisis que daban una idea cabal de las realidades como el diálogo espontáneo y el desprendimiento e intercambio de datos e impresiones.
Como los vallenatos teníamos fama de oradores (Aníbal Martínez Zuleta, Crispín Villazón de Armas, José Antonio Murgas, entre otros). Se disfrutaba en todas sus partes, aún en los más apartados lugares, de la oportunidad de oír formulaciones auténticas, con elocuencia, muchas veces casi siempre con el salero de las personas sencillas, que suministraba un cuadro completo de la situación tal como la veían quienes la padecían y soportaban. Ya no es así.
Era un sistema político limpio y ordenado. Ya no es así. Ahora estamos bajo el poder del clientelismo. La certeza de que estas maquinarias así formadas se van volviendo invencibles desalienta la intervención política de los electores. De ahí la peligrosa abstención electoral y la corrupción del sufragio. Nunca había sido tan extendida en el Cesar la repugnante práctica de la compra de votos. ¿Por Dios, de dónde salen esos recursos? Hoy pueden salir de muchas fuentes, algunas de ellas envenenadas.
Cuando los recursos con que cuentan las mafias son tan cuantiosas se hace urgente que los organismos ejerzan una celosa vigilancia sobre la financiación de algunas campañas electorales tengo la sospecha que hay otra fuente de financiación teñida con el delito: y son las tales mermeladas. Y como lo he venido manifestando, hay también sectores políticos sanos: políticos respetables, capaces que se hacen a un lado porque no quieren apelar a procedimientos que con razón repugnan.
Hoy en día, como lo he venido advirtiendo, el dinero juega cada día un papel mayor. Las campañas se han vuelto en extremo costosas, antes no. ¿Cuánto vale, por ejemplo, una página de “publicación política pagada”, en algunos de nuestros diarios?, ¿Cuánto vale en una emisora, cuánto una valla, cuánto un perifoneo? En nuestro departamento en donde la clase emergente provista de dinero mal habido es más y más poderoso que permite disponer que los más autorizados medios de publicidad para su campaña y tendrán que ser objeto de revisión. Siempre se ha anunciado pero nunca se ha hecho.
Por eso, por todo lo que he manifestado me quedo con las campañas pasadas.
Definitivamente ya no es igual, las campañas políticas han cambiado, antes durante estos recorridos o giras se colocaba uno frente al pueblo en todos sus estamentos, se consolidaban viejas amistades y se establecían nuevas relaciones que permitían estrechar los contactos con los diversos municipios y corregimientos del departamento y apreciar en toda su magnitud las […]
Definitivamente ya no es igual, las campañas políticas han cambiado, antes durante estos recorridos o giras se colocaba uno frente al pueblo en todos sus estamentos, se consolidaban viejas amistades y se establecían nuevas relaciones que permitían estrechar los contactos con los diversos municipios y corregimientos del departamento y apreciar en toda su magnitud las preocupaciones que las afectaban, las aspiraciones represadas y las esperanzas que los animaba y mantenía la fe de sus gentes.
Las giras se convertían así en un valioso instrumento de la democracia, ya no. Sin ella, el conocimiento de los problemas dependería de informes no siempre desinteresados o de fríos análisis que daban una idea cabal de las realidades como el diálogo espontáneo y el desprendimiento e intercambio de datos e impresiones.
Como los vallenatos teníamos fama de oradores (Aníbal Martínez Zuleta, Crispín Villazón de Armas, José Antonio Murgas, entre otros). Se disfrutaba en todas sus partes, aún en los más apartados lugares, de la oportunidad de oír formulaciones auténticas, con elocuencia, muchas veces casi siempre con el salero de las personas sencillas, que suministraba un cuadro completo de la situación tal como la veían quienes la padecían y soportaban. Ya no es así.
Era un sistema político limpio y ordenado. Ya no es así. Ahora estamos bajo el poder del clientelismo. La certeza de que estas maquinarias así formadas se van volviendo invencibles desalienta la intervención política de los electores. De ahí la peligrosa abstención electoral y la corrupción del sufragio. Nunca había sido tan extendida en el Cesar la repugnante práctica de la compra de votos. ¿Por Dios, de dónde salen esos recursos? Hoy pueden salir de muchas fuentes, algunas de ellas envenenadas.
Cuando los recursos con que cuentan las mafias son tan cuantiosas se hace urgente que los organismos ejerzan una celosa vigilancia sobre la financiación de algunas campañas electorales tengo la sospecha que hay otra fuente de financiación teñida con el delito: y son las tales mermeladas. Y como lo he venido manifestando, hay también sectores políticos sanos: políticos respetables, capaces que se hacen a un lado porque no quieren apelar a procedimientos que con razón repugnan.
Hoy en día, como lo he venido advirtiendo, el dinero juega cada día un papel mayor. Las campañas se han vuelto en extremo costosas, antes no. ¿Cuánto vale, por ejemplo, una página de “publicación política pagada”, en algunos de nuestros diarios?, ¿Cuánto vale en una emisora, cuánto una valla, cuánto un perifoneo? En nuestro departamento en donde la clase emergente provista de dinero mal habido es más y más poderoso que permite disponer que los más autorizados medios de publicidad para su campaña y tendrán que ser objeto de revisión. Siempre se ha anunciado pero nunca se ha hecho.
Por eso, por todo lo que he manifestado me quedo con las campañas pasadas.