COLUMNA PEDAGOGICA

Por: Gonzalo Quiroz Martínez

Indudablemente, Antanas Mockus es un extraordinario aspirante a la Presidencia de la República; no se cuestiona su intelectualidad, academia y transparencia. Pero su enfermedad llamada “Enfermedad de Parkinson”, que según la Asociación Parkinson de Madrid es una enfermedad neurodegenerativa del sistema nervioso central incurable, sólo es controlable mediante fármacos o neurocirugía, no prevenible, progresiva, con tendencia a la invalidación y no es mortal.

Pero en este caso, la persona que la sufre debe guardar reposo permanente, no debe estar sometida a excesos de estrés y debe dormir plácidamente para que sus neurotransmisores se acumulen en beneficio de controlar o disminuir la agitación permanente, lo que los especialistas llaman “Parálisis Agitante”, que es la combinación de la parálisis (acinesia) y el temblor (agitación).

En la enfermedad de Parkinson, cuando la persona que la padece está bajo exceso de estrés, se incrementan los temblores aún en predominio de reposo, surge la bradicinesia, o sea la lentitud generalizada de movimientos, acompañadas de la rigidez, o hipertonía muscular y los trastornos del equilibrio (caídas, congelación de movimientos).

En lo cognitivo sí que es peor la situación, ya que aparecen los déficits de diferentes funciones mentales básicas (memoria, atención, percepción, agilidad mental, planificación de estrategias, etc.).   Aunque sin mostrar una relación totalmente directa, los problemas cognitivos suelen ir en paralelo con la progresión y gravedad de la enfermedad. Los pacientes parkinsonianos muestran casi todos ellos de moderada a intensa lentitud en la velocidad del pensamiento y del procesamiento de la información, y con el tiempo tardan en entender una cuestión y a generar una respuesta a una pregunta.

En los pacientes altamente estresados se acentúa el Síndrome del dis-ejecutivo, donde se presentarán los déficits cognitivos de resolución de problemas: planificación y definición de objetivos, secuenciación de pasos para lograrlos, puesta del plan en acción, automonitoreo del proceso (autoevaluación), toma de decisiones para modificar los planes. Además, tienden a volverse inflexibles mentales y de gran rigidez cognitiva, le cuesta cambiar de estrategias rápidamente, tiende a la perseveración de ideas (patrón tipo obsesivo), no le es nada fácil manejar dos problemas a la vez, escasa creatividad.

El candidato Mockus, al llegar a la Presidencia, no va a ejercer como un rey de las grandes monarquías, se topará con un camello bien gigante que se olvide que debe dormir ocho horas diarias,  los celulares tendrá que apagarlos, los problemas de la salud, los problemas de la economía y de la educación, la inequidad social, las relaciones con Chavéz, el escollo de las Farc y de seguro que se acabarán los consejos comunitarios porque no podrá viajar frecuentemente y le tocará torear las relaciones con el Congreso que es completamente opositor.

Todos los mandatarios al año de gobierno se vuelven ojerosos, canosos y hasta se empiedran en público, se vuelven impacientes e intolerantes cuando las cosas no están saliendo bien, porque ser Presidente de Colombia definitivamente es un cipote reto, y sólo se sale adelante trabajando, trabajando y trabajando, pero en sus completos cabales. El presidente Uribe de lo cansado que anda siempre vive tomando sus agüitas reparadoras. ¿Cómo será Mockus después de dos años de gobierno, si ya se le nota y dice incongruencias además de la lentitud al hablar y al andar? A cada rato hace rectificaciones que hasta le sacó la piedra a los del Polo Democrático. Un  día dijo que admiraba a Chávez y al día siguiente dijo que no quería saber nada de él.

Todo esto ha ocurrido en un periodo de campaña presidencial muy corta, ¿qué tal cuando asuma como Presidente? De seguro habrá Presidente en cuerpo ajeno. Y el de leche podrá ser Sergio Fajardo, quien podrá ser Presidente fácilmente. No se puede desconocer a la ciencia médica, así muchos hablen en términos consoladores. Es mejor conservar por más tiempo una calidad de vida tranquila que cuatro años de permanentes chicharrones que desgastarán aceleradamente a cualquier mortal.