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General - 9 noviembre, 2016

Lágrimas en el desierto

Una de las características de la docente y poetisa Delia Bolaño Ipuana, es sin lugar a dudas, su recia personalidad, que junto con su carácter afable, hacen de ella una mujer sensible y cargada de empatía.

Una de las características de la docente y poetisa Delia Bolaño Ipuana, es sin lugar a dudas, su recia personalidad, que junto con su carácter afable, hacen de ella una mujer sensible y cargada de empatía.
Una de las características de la docente y poetisa Delia Bolaño Ipuana, es sin lugar a dudas, su recia personalidad, que junto con su carácter afable, hacen de ella una mujer sensible y cargada de empatía.
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Educar no es dar carrera
Para vivir, sino templar el
alma para las dificultades
de la vida
Pitágoras

Una de las características de la docente y poetisa Delia Bolaño Ipuana, es sin lugar a dudas, su recia personalidad, que junto con su carácter afable, hacen de ella una mujer sensible y cargada de empatía.

Nacida en Barrancas, La Guajira, a los doce años de edad se traslada con sus padres a la población de Uribia y en el 2001 se recibe como normalista superior en la Escuela Normal Superior Indígena de Uribia. Luego, en el 2009 obtiene la licenciatura en Pedagogía Infantil en el Infotep de San Juan del Cesar.

Su primera experiencia en el campo de la educación, que le costó lágrimas y sacrificios, comienza el día siete de mayo del año 2002 cuando fue nombrada maestra de planta en el Cabo de La Vela, corregimiento del municipio de Uribia.

-“Realmente- dice- esa experiencia marcó mi vida, mi idea era explorar otros lugares diferentes al Cabo de la Vela, pero me tocó aceptarlo con ese dolor profundo que me torturó el alma”.

La familia toda, lo mismo su pareja-según ella- parecía empujarla a un abismo, cuando le decían que aceptara el nombramiento porque no todos los días sucedía algo parecido. Caracterizaba aquella estadía como una clase de esclavitud, por lo que la única vía de escape era el incumplimiento a sus labores escolares.

-“Para mí eso fue duro -afirma- los minutos se convertían en horas, las horas en días, los días en semanas, las semanas en meses y los meses en años… Si miraba al frente veía ese mar infinito, azulado, que me enamoraba, pero no le ‘paraba bolas’ y si veía hacia el otro lado, contemplaba ese inmenso desierto, árido, solitario, que me alejaba de mis sueños” ¿Qué será de mí? Era la pregunta que me hacía”.

En los atardeceres apacibles y nostálgicos, con la mirada fija hacia el mar pensaba que la constancia y el esfuerzo traen grandes efectos, por eso, tenía sus metas claras y sus objetivos moldeados.

La mayoría de las personas aceptan su primer trabajo por necesidad y son pocas las que mantienen la intención de seguir luchando por sus verdaderas metas sin dejarse llevar por la corriente del fracaso.

Delia aceptó que realmente no fue feliz en ese empeño de educadora, lejos de sus padres. Cuando recrea ese capítulo de su vida, como mujer libre, independiente, comprende que eso debió ser así, porque fue el inicio de lo que ella es hoy.

-“No obstante, ese Cabo de la Vela -enfatiza- me enseñó a luchar por mis sueños, a escribir mi historia, a no perder la esperanza”.

En aquellos atardeceres solitarios del Cabo de la Vela se dedicó a leer ‘La piedra filosofal’, lo que le dio pie para incursionar en la literatura y escribe ‘Las Tres Mosqueteras’, cuento que describe el encanto, la magia y la grandeza de ese territorio de olvido, igual, el episodio cursi de las tres profesoras que le hicieron la vida imposible, bachilleres contratadas y maltratadoras de los alumnos.

El ausentismo escolar fue la única alternativa que Delia Bolaño puso en práctica para apaciguar ese aguacero de discordias sin fundamento alguno de las tres profesoras cuyas conductas no eran las mejores.

Fue citada a la Secretaría de Educación del municipio de Uribia para que explicara su ausentismo los viernes y de presentarse el día miércoles de la semana siguiente.

Para remediar tal situación fue reubicada en Portete.-Ahora si me fregué- dijo.

Bahía Portete en la Alta Guajira es un territorio ancestral del pueblo wayuu. Región de clima árido y de escasas fuentes hídricas. Con una ubicación estratégica entre el Cabo de la Vela y Punta Gallina, donde se encuentran los puertos marítimos naturales además de la compleja red laberíntica de cactus y caminos diversos que caracterizan al terreno.

Pasadas dos semanas logró un “chance” un día viernes para -según ella- no regresar más. Al llegar a Uribia fue citada por el secretario de educación por cuarta vez. Se presentó a la audiencia acompañada de su padre a quien le llegaban las quejas sobre el ausentismo de su hija en la escuela donde había sido nombrada.

-“Delia Rosa Bolaño Ipuana -le dijo su jefe- la hemos considerado mucho por lo que conocemos a su papá y a usted como a una señorita que ha aportado a nuestro municipio desde que fue estudiante, lamentamos decirle que esta es nuestra última oportunidad para usted”.

Decidieron enviarla a una pequeña comunidad situada cerca al Cabo de la Vela donde una profesora necesitaba de su apoyo. Esta vivía en una casa de barro de una sola pieza, cerca de una pesquería.

-“Se alegró al verme -dijo- yo llegué primero que ella, quien se encontraba en Maicao haciendo compras. Vendía cerveza a los de la pesquería, además, trajo un radio que parecía un balón y que gracias a él, fue mi pregonero”.

Delia se encontraba atemorizada frente a un mundo desconocido. Por la noche se vio frente a una cantidad de hombres que iban a desahogar sus penas en la cerveza después de terminada su faena en la pesquería.

Aprovechó el momento que la maestra atendía a su clientela de borrachos para ella colgar su chinchorro y acomodarse acurrucada en el mismo, arropada de pies a cabeza pensando en su suerte y derramando lágrimas sin consuelo hasta que el sueño la venció.

Al día siguiente, vencida por la situación de tristeza, sentada en un banco de madera, observaba la escuela donde se alcanzaban a ver unos cuantos niños que iban llegando para recibir sus clases. En tanto, ella esperaba que la compañera terminara de freír las tajadas de plátano para el desayuno y luego comenzar la jornada educativa.

-“Entre ratos, escuchaba las noticias por el radio, lo cual me cercioré después, que éste fue comprado para calmar mi ansiedad. De pronto, salté de emoción cuando escuché mi nombre en una lista de traslados”.

-Delia, ¿qué te pasó? -me dijo- la compañera, un poco nerviosa.

-Me voy- le dije- bastante emocionada.

-Como -me dijo un poco intrigada- si apenas llegaste ayer.

-Me voy- le recalqué. De inmediato lie bártulos y le dije, gracias, nos vemos.

-Hay, hija, te van a echar- dijo- mi padre cuando me vio de nuevo en Uribia.

-No papi -le dije- me trasladaron, escuché mi nombre en la lista de traslados para Albania.

Su papá quedó un poco dudoso a lo que ella le confirmó, indicándole además que si no era cierto se regresaba ese mismo día para ese monte donde creía que allí estaba fincado su destino.

Albania fue para Delia Bolaño el escenario fundamental en su vida; allí aprendió a responder y distribuir sus responsabilidades como docente, en la parte literaria, en lo personal y en lo familiar lo cual manejaba de manera creativa y equitativa, no perdiendo el rumbo en los diez años consecutivos de profesora en esa población conocida como ‘la princesa negra del Cerrejón’.

En Albania inició su vida literaria dando a conocer su primera obra didáctica: ‘Recreando con los sueños de los niños’; luego publica en género de novela, ‘Lágrimas de abril’ y ‘Teichon’.

Logra su traslado para el municipio de San Juan de San Juan del Cesar y es cuando recibe un “golpe bajo” al cerciorarse que estaba nombrada para la zona rural.

Llegó al corregimiento de El Totumo y se presentó al rector de la Institución Educativa Rural Mercedes Romero de Quintero, profesor Casimiro Fragoso, quien de inmediato le manifestó que su cargo lo iba a desempeñar en la vereda Los Cardones a escasa media hora de El Totumo. Como el contrato rezaba el nombre de dicha institución, ella creyó que su cargo era allí.

-¡Cómo! -dijo un poco nerviosa – ¿Y eso donde queda, en la Alta Guajira?

El profesor Fragoso sonrió y le dijo: ya la llevo.

Al comienzo fue difícil por lo que tocó año y medio transitar en moto de San Juan a Los Cardones serpenteando en caminos tortuosos, y con esfuerzos y perseverancia logró su objetivo: ser maestra en el municipio de San Juan del Cesar.

Proyectada, dio inicio a la tarea de nuevos planes tanto literarios y otros culturales, logrando la promoción del encuentro de escritores que hoy es conocido como ‘Literatura al mar’ cuyo objetivo es la promoción de la lectoescritura con el apoyo de escritores nacionales e internacionales que se realiza en varios municipios de La Guajira cada año.

Considera que cada experiencia en ella es como abono enriquecido que fertiliza el suelo donde crecen sus ideales. Hoy vive feliz y todo lo que se ha propuesto conseguir en la vida lo consigue.

Por Hermes Francisco Daza

General
9 noviembre, 2016

Lágrimas en el desierto

Una de las características de la docente y poetisa Delia Bolaño Ipuana, es sin lugar a dudas, su recia personalidad, que junto con su carácter afable, hacen de ella una mujer sensible y cargada de empatía.


Una de las características de la docente y poetisa Delia Bolaño Ipuana, es sin lugar a dudas, su recia personalidad, que junto con su carácter afable, hacen de ella una mujer sensible y cargada de empatía.
Una de las características de la docente y poetisa Delia Bolaño Ipuana, es sin lugar a dudas, su recia personalidad, que junto con su carácter afable, hacen de ella una mujer sensible y cargada de empatía.
Boton Wpp

Educar no es dar carrera
Para vivir, sino templar el
alma para las dificultades
de la vida
Pitágoras

Una de las características de la docente y poetisa Delia Bolaño Ipuana, es sin lugar a dudas, su recia personalidad, que junto con su carácter afable, hacen de ella una mujer sensible y cargada de empatía.

Nacida en Barrancas, La Guajira, a los doce años de edad se traslada con sus padres a la población de Uribia y en el 2001 se recibe como normalista superior en la Escuela Normal Superior Indígena de Uribia. Luego, en el 2009 obtiene la licenciatura en Pedagogía Infantil en el Infotep de San Juan del Cesar.

Su primera experiencia en el campo de la educación, que le costó lágrimas y sacrificios, comienza el día siete de mayo del año 2002 cuando fue nombrada maestra de planta en el Cabo de La Vela, corregimiento del municipio de Uribia.

-“Realmente- dice- esa experiencia marcó mi vida, mi idea era explorar otros lugares diferentes al Cabo de la Vela, pero me tocó aceptarlo con ese dolor profundo que me torturó el alma”.

La familia toda, lo mismo su pareja-según ella- parecía empujarla a un abismo, cuando le decían que aceptara el nombramiento porque no todos los días sucedía algo parecido. Caracterizaba aquella estadía como una clase de esclavitud, por lo que la única vía de escape era el incumplimiento a sus labores escolares.

-“Para mí eso fue duro -afirma- los minutos se convertían en horas, las horas en días, los días en semanas, las semanas en meses y los meses en años… Si miraba al frente veía ese mar infinito, azulado, que me enamoraba, pero no le ‘paraba bolas’ y si veía hacia el otro lado, contemplaba ese inmenso desierto, árido, solitario, que me alejaba de mis sueños” ¿Qué será de mí? Era la pregunta que me hacía”.

En los atardeceres apacibles y nostálgicos, con la mirada fija hacia el mar pensaba que la constancia y el esfuerzo traen grandes efectos, por eso, tenía sus metas claras y sus objetivos moldeados.

La mayoría de las personas aceptan su primer trabajo por necesidad y son pocas las que mantienen la intención de seguir luchando por sus verdaderas metas sin dejarse llevar por la corriente del fracaso.

Delia aceptó que realmente no fue feliz en ese empeño de educadora, lejos de sus padres. Cuando recrea ese capítulo de su vida, como mujer libre, independiente, comprende que eso debió ser así, porque fue el inicio de lo que ella es hoy.

-“No obstante, ese Cabo de la Vela -enfatiza- me enseñó a luchar por mis sueños, a escribir mi historia, a no perder la esperanza”.

En aquellos atardeceres solitarios del Cabo de la Vela se dedicó a leer ‘La piedra filosofal’, lo que le dio pie para incursionar en la literatura y escribe ‘Las Tres Mosqueteras’, cuento que describe el encanto, la magia y la grandeza de ese territorio de olvido, igual, el episodio cursi de las tres profesoras que le hicieron la vida imposible, bachilleres contratadas y maltratadoras de los alumnos.

El ausentismo escolar fue la única alternativa que Delia Bolaño puso en práctica para apaciguar ese aguacero de discordias sin fundamento alguno de las tres profesoras cuyas conductas no eran las mejores.

Fue citada a la Secretaría de Educación del municipio de Uribia para que explicara su ausentismo los viernes y de presentarse el día miércoles de la semana siguiente.

Para remediar tal situación fue reubicada en Portete.-Ahora si me fregué- dijo.

Bahía Portete en la Alta Guajira es un territorio ancestral del pueblo wayuu. Región de clima árido y de escasas fuentes hídricas. Con una ubicación estratégica entre el Cabo de la Vela y Punta Gallina, donde se encuentran los puertos marítimos naturales además de la compleja red laberíntica de cactus y caminos diversos que caracterizan al terreno.

Pasadas dos semanas logró un “chance” un día viernes para -según ella- no regresar más. Al llegar a Uribia fue citada por el secretario de educación por cuarta vez. Se presentó a la audiencia acompañada de su padre a quien le llegaban las quejas sobre el ausentismo de su hija en la escuela donde había sido nombrada.

-“Delia Rosa Bolaño Ipuana -le dijo su jefe- la hemos considerado mucho por lo que conocemos a su papá y a usted como a una señorita que ha aportado a nuestro municipio desde que fue estudiante, lamentamos decirle que esta es nuestra última oportunidad para usted”.

Decidieron enviarla a una pequeña comunidad situada cerca al Cabo de la Vela donde una profesora necesitaba de su apoyo. Esta vivía en una casa de barro de una sola pieza, cerca de una pesquería.

-“Se alegró al verme -dijo- yo llegué primero que ella, quien se encontraba en Maicao haciendo compras. Vendía cerveza a los de la pesquería, además, trajo un radio que parecía un balón y que gracias a él, fue mi pregonero”.

Delia se encontraba atemorizada frente a un mundo desconocido. Por la noche se vio frente a una cantidad de hombres que iban a desahogar sus penas en la cerveza después de terminada su faena en la pesquería.

Aprovechó el momento que la maestra atendía a su clientela de borrachos para ella colgar su chinchorro y acomodarse acurrucada en el mismo, arropada de pies a cabeza pensando en su suerte y derramando lágrimas sin consuelo hasta que el sueño la venció.

Al día siguiente, vencida por la situación de tristeza, sentada en un banco de madera, observaba la escuela donde se alcanzaban a ver unos cuantos niños que iban llegando para recibir sus clases. En tanto, ella esperaba que la compañera terminara de freír las tajadas de plátano para el desayuno y luego comenzar la jornada educativa.

-“Entre ratos, escuchaba las noticias por el radio, lo cual me cercioré después, que éste fue comprado para calmar mi ansiedad. De pronto, salté de emoción cuando escuché mi nombre en una lista de traslados”.

-Delia, ¿qué te pasó? -me dijo- la compañera, un poco nerviosa.

-Me voy- le dije- bastante emocionada.

-Como -me dijo un poco intrigada- si apenas llegaste ayer.

-Me voy- le recalqué. De inmediato lie bártulos y le dije, gracias, nos vemos.

-Hay, hija, te van a echar- dijo- mi padre cuando me vio de nuevo en Uribia.

-No papi -le dije- me trasladaron, escuché mi nombre en la lista de traslados para Albania.

Su papá quedó un poco dudoso a lo que ella le confirmó, indicándole además que si no era cierto se regresaba ese mismo día para ese monte donde creía que allí estaba fincado su destino.

Albania fue para Delia Bolaño el escenario fundamental en su vida; allí aprendió a responder y distribuir sus responsabilidades como docente, en la parte literaria, en lo personal y en lo familiar lo cual manejaba de manera creativa y equitativa, no perdiendo el rumbo en los diez años consecutivos de profesora en esa población conocida como ‘la princesa negra del Cerrejón’.

En Albania inició su vida literaria dando a conocer su primera obra didáctica: ‘Recreando con los sueños de los niños’; luego publica en género de novela, ‘Lágrimas de abril’ y ‘Teichon’.

Logra su traslado para el municipio de San Juan de San Juan del Cesar y es cuando recibe un “golpe bajo” al cerciorarse que estaba nombrada para la zona rural.

Llegó al corregimiento de El Totumo y se presentó al rector de la Institución Educativa Rural Mercedes Romero de Quintero, profesor Casimiro Fragoso, quien de inmediato le manifestó que su cargo lo iba a desempeñar en la vereda Los Cardones a escasa media hora de El Totumo. Como el contrato rezaba el nombre de dicha institución, ella creyó que su cargo era allí.

-¡Cómo! -dijo un poco nerviosa – ¿Y eso donde queda, en la Alta Guajira?

El profesor Fragoso sonrió y le dijo: ya la llevo.

Al comienzo fue difícil por lo que tocó año y medio transitar en moto de San Juan a Los Cardones serpenteando en caminos tortuosos, y con esfuerzos y perseverancia logró su objetivo: ser maestra en el municipio de San Juan del Cesar.

Proyectada, dio inicio a la tarea de nuevos planes tanto literarios y otros culturales, logrando la promoción del encuentro de escritores que hoy es conocido como ‘Literatura al mar’ cuyo objetivo es la promoción de la lectoescritura con el apoyo de escritores nacionales e internacionales que se realiza en varios municipios de La Guajira cada año.

Considera que cada experiencia en ella es como abono enriquecido que fertiliza el suelo donde crecen sus ideales. Hoy vive feliz y todo lo que se ha propuesto conseguir en la vida lo consigue.

Por Hermes Francisco Daza