Sergio Araujo Castro ha sido vocero del Centro Democrático en debates nacionales con los contradictores políticos del uribismo, además ha sido columnista y cronista en diferentes medios de comunicación; y en las pasadas elecciones al Congreso de la República tenía la aspiración de ocupar una curul, con la ilusión de ver a Colombia conducida por Ivan Duque, presidiendo un gobierno transformador, donde él tuviera un papel protagónico desde el Senado con gran incidencia en un ambicioso esquema de desarrollo para el Cesar. Sin embargo, los resultados no le favorecieron.

A nivel nacional obtuvo 23 mil votos, de los cuales solo 8.500 fueron del Cesar. Pero Araujo denunció ante el fiscal general de la Nación, un fraude electoral que asegura se cometió en su contra. Por esta razón, una comisión especial del CTI enviada desde Bogotá llegó hasta la sede del Colegio CASD de Valledupar, durante los escrutinios, y asumió en cadena de custodia los tarjetones que fueron utilizados en las elecciones a Congreso del pasado 11 de marzo.

Lo que las autoridades buscan establecer, es si en las urnas fueron depositados tarjetones que se marcaron previamente al día de las elecciones, ello podría corroborarse al comparar los códigos de barras de los tarjetones asignados a las mesas en las que se habría cometido la irregularidad con los depositados en cada urna.

La Procuraduría General de la Nación también entró a cumplir su papel y a través de la Comisión Nacional de Control y Asuntos Electorales, envió una carta al registrador nacional, Juan Carlos Galindo, sobre la situación.

Esto también llamó la atención de la Defensoría del Pueblo, que comisionó a un grupo de abogados con conocimiento electoral para acompañar este proceso.

El ex candidato al Senado, Sergio Araujo le exigió a la Registraduría que ordene el reconteo de los votos, con las mismas pruebas y soportes que le entregó en el documento de denuncia a la Fiscalía General de la Nación.

Para estas elecciones, Araujo había asegurado tener las cuentas claras y la fuerza suficiente para quedarse con la curul en el Congreso; además de ser privilegiado por la ubicación en la lista que lideró Álvaro Uribe Vélez, pero las cosas no se dieron. Lo que él atribuye a un fraude.

Aunque el potencial electoral de Sergio Araujo parecería estar en Valledupar y el sur del departamento del Cesar, donde el partido Centro Democrático ha tenido anteriormente una votación representativa, no fue así. En Bogotá Araujo obtuvo 4.010 votos, en Antioquia 1.526, en Santander 1.060, Magdalena 1.640, y en otras regiones que le aportaron su granito de arena.

Anteriormente, Araujo Castro había tenido aspiraciones a la Alcaldía de Valledupar, pero las cosas tampoco se le dieron. En ese momento (2015) logró 6,005 votos.

Es cercano a Álvaro Uribe y fue uno de los 11 miembros de la Dirección Nacional del Centro Democrático cuando el expresidente lo creó. Desde allí jugó un papel clave en la definición de la estrategia electoral y en la selección de los candidatos para las legislativas de 2014, elecciones que los dejaron con 20 curules en el Senado.

EL PILON: ¿Cómo explica una votación tan baja en su tierra? De los 23 mil votos que obtuvo, sólo 8 mil fueron en el Cesar.

Sergio Araujo: Supuestamente obtuve 8.500 votos en el Cesar y cualquiera puede decir “Sergio fue un mal candidato”, y me pregunto: ¿Entonces Uribe, que aparece con 8.700 votos en nuestro departamento, menos del 1% de lo que sacó en el país, también fue un mal candidato?, La respuesta es: no. La votación del Centro Democrático en el Cesar fue intervenida por manos criminales; es muy sospechoso que no haya coincidencia entre los 32.000 votos a Senado del CD y los 105.000 de Iván Duque del mismo partido. Siento inmensa gratitud con las 15.000 personas de otros departamentos que votaron por mí, pero estoy seguro que, en el Cesar, fueron muchos más de los 8.500 que “aparecieron”, porque fraude sí hubo.

EP: ¿Cómo explica el hecho de que su papá no lo apoyó en estas elecciones?

SA: Esa pregunta no es para mí. Pienso en mi padre con nostalgia; durante 49 años fuimos entrañablemente cercanos, recibí de él una herencia invaluable, 100% inmaterial, que se refiere al valor de la honradez y de cómo proteger a quien se ama. Sus decisiones recientes no las entiendo, solo las asimilo con insoluble tristeza, pero tengo la tranquilidad de conciencia de que he sido muy buen hijo y mi familia siempre ha contado conmigo.
A mi padre lo echaré siempre de menos, pero debo resaltar que la campaña la hice con alegría porque conté con el respaldo sólido de mi familia, incluyendo a todos los Araújo y Castro, de mis amigos de infancia, de muchas amigas y amigos voluntarios, y tuve la presencia paternal de Rodolfo Campo Soto, gerente de nuestra campaña y el abuelo de mi hijo mayor, quien siempre ha sido un gran referente de amor y corrección como hombre de familia.

EP: Usted aseguró tener las cuentas claras cuando inició su campaña. ¿Qué falló?

SA: Una combinación de factores: fuera del Cesar obtuve un respaldo de opinión cuantioso, pero aquí cometí errores de buena fe al confiar en personas que no honraron sus compromisos. A eso se sumó un fraude gigantesco dirigido a beneficiar a alguien y perjudicar la opción que representé.

EP: Según usted, ¿quiénes orquestaron el fraude que denunció ante la Fiscalía?

SA: Lo dirá la Fiscalía cuando termine la investigación que viene haciendo. Tengo gran confianza en el ente investigador y en la solidez de la evidencia. Pero todo el Cesar sabe de quién se trata… Alejandro Dumas habría dicho: “Cherchez la femme”.

EP: Los grandes ganadores en estas elecciones fueron los candidatos del grupo político de los Gnecco que sacó cinco congresistas. ¿Su denuncia da a entender que podrían ser ellos los responsables del fraude?

SA: La denuncia plantea un fraude sistemático que viene dándose coincidencialmente desde cuando Carlos Ariel Sánchez llegó a la Registraduría; desde entonces la victoria electoral solo es de un sector que presenta candidatos malos, mudos, que han sido servidores públicos de pobre desempeño, mientras el Cesar contempla cómo se embolsillan los recursos públicos contratando obras que quedan inconclusas o se caen a pedazos. Ha sido una década perdida. Mientras no se destape la mafia electoral que burla la voluntad popular, no vale la pena presentarse a elecciones, a menos que sea ubicándose bajo el paraguas de ésta Yakuza local.

EP: Muchos pensaron que sus denuncias se deben a que perdió. ¿Qué decir frente a esto?

SA: Lo importante es si en verdad perdí, o si en los 43.000 votos nulos o no marcados del Cesar y los fraudulentos de algún elegido, pudieran estar los que con mano criminal desaparecieron, porque sabían que de ser senador me habría parado firme ante la “Ndrangheta” que controla nuestra vida política. Yo les estorbo, en eso no se equivocan.

EP: ¿Cuáles son sus próximas aspiraciones políticas? ¿Buscará llegar a la Alcaldía de Valledupar?

SA: No volveré a ser candidato a la Alcaldía de Valledupar. Mi gran ilusión es ver a Colombia conducida en una senda amplia de esperanza y progreso, por ese hombre brillante e intachable que es Iván Duque. Su gestión presidencial será inolvidable y unificará a los colombianos.