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Editorial - 5 diciembre, 2011

La verdad, el poder y el periodismo

Un hecho grave para el ejercicio del periodismo se presentó en el país, recientemente, y sin embargo el mismo ha pasado desapercibido.  Se trata de la información divulgada por el noticiero de televisión CM&, relacionada con una reunión del ex presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, y varios dirigentes de la oposición al gobierno […]

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Un hecho grave para el ejercicio del periodismo se presentó en el país, recientemente, y sin embargo el mismo ha pasado desapercibido.  Se trata de la información divulgada por el noticiero de televisión CM&, relacionada con una reunión del ex presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, y varios dirigentes de la oposición al gobierno de Chávez en Venezuela.

El noticiero informó sobre la reunión y reveló detalles de la misma, en la cual se informa que el ex presidente le dijo a los dirigentes venezolanos que era necesario que ellos expusieran al gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, su malestar por el manejo que este le ha dado a las relaciones con el gobierno de Hugo Chávez.

Más allá de las implicaciones que el hecho tiene para la política en Colombia, y también en Venezuela, y su eventual daño a las relaciones entre los dos países, principalmente por la coyuntura en la que se da la reunión, está la decisión de algunos amigos y colaboradores del ilustre ex presidente, en el sentido de negar la existencia de la grabación, en primera instancia, para luego decir que el periodista del noticiero en mención la obtuvo de manera fraudulenta y mediante engaño a los organizadores del evento.

En primer lugar, pareciera haber un interés de los amigos del ex presidente para que no se conozca que pasó en la reunión. ¿Nos preguntamos, qué pasó en ese evento que algunos de sus asistentes no querían que se supiera?.
En segundo término, si el motivo y los temas de la reunión no tienen ningún misterio, como no debería tenerlo, cuál es la razón para tratar de evitar que los detalles de la misma se conozcan.
Adicionalmente, el periodista del Noticiero CM&, uno de los mejores de nuestra televisión, cumplió con su deber de contar lo que pasó en una reunión política que no debería tener ningún misterio, o es que los asistentes a la misma, tanto colombianos como venezolanos, querían que la misma se mantuviera en secreto.

Lo ocurrido al reportero de CM&, de quien conocemos su trayectoria profesional, ratifica las condiciones difíciles en que algunas veces se ejerce el periodismo en Colombia. Los lectores, los radioescuchas y televidentes, desconocen el gran esfuerzo personal y profesional que deben realizar los periodistas  de los distintos medios de comunicación para conocer y divulgar la verdad de nuestro diario acontecer.
En realidad, existen muchos grupos de interés y personas que tratan de ocultar muchos temas al resto de la sociedad, y el deber de los periodistas y los medios es informar sobre esa realidad que se pretende ocultar. No sólo los grupos armados de extrema izquierda o de extrema derecha desean obstaculizar el trabajo de la prensa, aunque suene extraño, muchos sectores políticos, económicos e inclusive de instituciones del Estado, sólo ven a los periodistas  y a los medios como canales de transmisión de lo que les conviene divulgar, pero buscan restringir la actividad de la prensa y hasta deslegitirmarla, cuando la misma está encaminada a develar intereses oscuros y a informar la verdad.
El presidente Uribe directamente, sin interpuestas personas, le debe al noticiero CM& y al periodismo nacional, una explicación clara y convincente sobre lo que sucedió en esa reunión, los objetivos y temas de la misma, para que este hecho no quede como un capítulo oscuro destinado a dañar las relaciones entre dos países.

Este último hecho debe motivar la protesta enérgica de los gremios de periodistas y de otros medios de comunicación. El mismo puso en juego el sigilo profesional, la reserva de la fuente y plantea muchas reflexiones sobre las difíciles relaciones entre el periodismo y el poder, en las cuales está en juego la verdad y el derecho de la comunidad a conocer a cabalidad y con objetividad sobre lo que está pasando.

Editorial
5 diciembre, 2011

La verdad, el poder y el periodismo

Un hecho grave para el ejercicio del periodismo se presentó en el país, recientemente, y sin embargo el mismo ha pasado desapercibido.  Se trata de la información divulgada por el noticiero de televisión CM&, relacionada con una reunión del ex presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, y varios dirigentes de la oposición al gobierno […]


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Un hecho grave para el ejercicio del periodismo se presentó en el país, recientemente, y sin embargo el mismo ha pasado desapercibido.  Se trata de la información divulgada por el noticiero de televisión CM&, relacionada con una reunión del ex presidente de la República, Álvaro Uribe Vélez, y varios dirigentes de la oposición al gobierno de Chávez en Venezuela.

El noticiero informó sobre la reunión y reveló detalles de la misma, en la cual se informa que el ex presidente le dijo a los dirigentes venezolanos que era necesario que ellos expusieran al gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, su malestar por el manejo que este le ha dado a las relaciones con el gobierno de Hugo Chávez.

Más allá de las implicaciones que el hecho tiene para la política en Colombia, y también en Venezuela, y su eventual daño a las relaciones entre los dos países, principalmente por la coyuntura en la que se da la reunión, está la decisión de algunos amigos y colaboradores del ilustre ex presidente, en el sentido de negar la existencia de la grabación, en primera instancia, para luego decir que el periodista del noticiero en mención la obtuvo de manera fraudulenta y mediante engaño a los organizadores del evento.

En primer lugar, pareciera haber un interés de los amigos del ex presidente para que no se conozca que pasó en la reunión. ¿Nos preguntamos, qué pasó en ese evento que algunos de sus asistentes no querían que se supiera?.
En segundo término, si el motivo y los temas de la reunión no tienen ningún misterio, como no debería tenerlo, cuál es la razón para tratar de evitar que los detalles de la misma se conozcan.
Adicionalmente, el periodista del Noticiero CM&, uno de los mejores de nuestra televisión, cumplió con su deber de contar lo que pasó en una reunión política que no debería tener ningún misterio, o es que los asistentes a la misma, tanto colombianos como venezolanos, querían que la misma se mantuviera en secreto.

Lo ocurrido al reportero de CM&, de quien conocemos su trayectoria profesional, ratifica las condiciones difíciles en que algunas veces se ejerce el periodismo en Colombia. Los lectores, los radioescuchas y televidentes, desconocen el gran esfuerzo personal y profesional que deben realizar los periodistas  de los distintos medios de comunicación para conocer y divulgar la verdad de nuestro diario acontecer.
En realidad, existen muchos grupos de interés y personas que tratan de ocultar muchos temas al resto de la sociedad, y el deber de los periodistas y los medios es informar sobre esa realidad que se pretende ocultar. No sólo los grupos armados de extrema izquierda o de extrema derecha desean obstaculizar el trabajo de la prensa, aunque suene extraño, muchos sectores políticos, económicos e inclusive de instituciones del Estado, sólo ven a los periodistas  y a los medios como canales de transmisión de lo que les conviene divulgar, pero buscan restringir la actividad de la prensa y hasta deslegitirmarla, cuando la misma está encaminada a develar intereses oscuros y a informar la verdad.
El presidente Uribe directamente, sin interpuestas personas, le debe al noticiero CM& y al periodismo nacional, una explicación clara y convincente sobre lo que sucedió en esa reunión, los objetivos y temas de la misma, para que este hecho no quede como un capítulo oscuro destinado a dañar las relaciones entre dos países.

Este último hecho debe motivar la protesta enérgica de los gremios de periodistas y de otros medios de comunicación. El mismo puso en juego el sigilo profesional, la reserva de la fuente y plantea muchas reflexiones sobre las difíciles relaciones entre el periodismo y el poder, en las cuales está en juego la verdad y el derecho de la comunidad a conocer a cabalidad y con objetividad sobre lo que está pasando.