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Columnista - 8 octubre, 2013

La venganza del ángel malo

Me propongo leer este libro con mucho interés, por su provocador contenido, indicado en el índice, y por la laudable calidad humana de su autor, Stevenson Marulanda Plata, profesional culto, epígono de Hipócrates de Cos y de Galenode Pérgamo, asientos cercanos entre sí de la antigua cultura griega.

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Por Rodrigo López Barros

Me propongo leer este libro con mucho interés, por su provocador contenido, indicado en el índice, y por la laudable calidad humana de su autor, Stevenson Marulanda Plata, profesional culto, epígono de Hipócrates de Cos y de Galenode Pérgamo, asientos cercanos entre sí  de la antigua cultura griega.

De ellos, de Aristóteles y Platón, dice el Dante, que son almas antiguas y sin pecado cuya única culpa es la de no haber conocido la salvación cristiana.

Juan Gossain escribe un sucinto enjundioso prólogo y José Antonio Murgas, un rico y notable comentario crítico acerca del trabajo, visible en la portada e interior del libro, de Jacobo Daponte, alusivo  a la leyenda de Francisco el Hombre.

¡Verdaderamente qué hermosa y elocuente pintura!, que me ha sorprendido gratamente, pues confieso que no estaba prevenido, porque desconocía el estilo del artista, ya expuesto, sin embargo, en varias salas de muestras, dentro del país y fuera de él.

Por lo que mis ojos ven allí y mi pensamiento otea, montado en un jumento, de alertas orejas, Francisco el Hombre vagabundea por varias poblaciones de la Guajira y finalmente se encamina hacia Valledupar, adónde llega portando una raíz fecunda de música de acordeón.

Francisco el Hombre viaja a través de una noche tempestuosa en la que los cuervos, presintiéndola,  emprenden el vuelo, y avisado por su vieja malicia se pone en guardia con un giro súbito, sin temer el espanto nocturno; los rayos que se deslizan en las tinieblas, le advierten de la presencia del Maligno, al que decisivamente derrota cantándole el Credo no solamente al derecho sino también al revés.

Al preguntarme por el Credo al revés me respondo lo siguiente: Francisco el Hombre es un campesino cristiano y cantando el Credo al revés manifiesta seguridad en su fe, que subyace bajo las formas melódicas y rítmicas de su folclor, y arraigada en nuestra comarca desde cuando nuestros antepasados remotos comenzaron a balbucear las primeras letras de la lengua castellana.

De modo que en la juglaría de Francisco el Hombre, hay ante todo un nítido mensaje de profesión de la fe religiosa cristiana, ¡eureka!, que justamente la sensibilidad del artistaplasma con su pincel, de forma excepcionalmente lograda.

El género pictórico de que se vale Jacobo, revela su profunda convicción de cuanto piensa y hace.  ¡Enhorabuena!

[email protected]

Columnista
8 octubre, 2013

La venganza del ángel malo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodrigo López Barros

Me propongo leer este libro con mucho interés, por su provocador contenido, indicado en el índice, y por la laudable calidad humana de su autor, Stevenson Marulanda Plata, profesional culto, epígono de Hipócrates de Cos y de Galenode Pérgamo, asientos cercanos entre sí de la antigua cultura griega.


Por Rodrigo López Barros

Me propongo leer este libro con mucho interés, por su provocador contenido, indicado en el índice, y por la laudable calidad humana de su autor, Stevenson Marulanda Plata, profesional culto, epígono de Hipócrates de Cos y de Galenode Pérgamo, asientos cercanos entre sí  de la antigua cultura griega.

De ellos, de Aristóteles y Platón, dice el Dante, que son almas antiguas y sin pecado cuya única culpa es la de no haber conocido la salvación cristiana.

Juan Gossain escribe un sucinto enjundioso prólogo y José Antonio Murgas, un rico y notable comentario crítico acerca del trabajo, visible en la portada e interior del libro, de Jacobo Daponte, alusivo  a la leyenda de Francisco el Hombre.

¡Verdaderamente qué hermosa y elocuente pintura!, que me ha sorprendido gratamente, pues confieso que no estaba prevenido, porque desconocía el estilo del artista, ya expuesto, sin embargo, en varias salas de muestras, dentro del país y fuera de él.

Por lo que mis ojos ven allí y mi pensamiento otea, montado en un jumento, de alertas orejas, Francisco el Hombre vagabundea por varias poblaciones de la Guajira y finalmente se encamina hacia Valledupar, adónde llega portando una raíz fecunda de música de acordeón.

Francisco el Hombre viaja a través de una noche tempestuosa en la que los cuervos, presintiéndola,  emprenden el vuelo, y avisado por su vieja malicia se pone en guardia con un giro súbito, sin temer el espanto nocturno; los rayos que se deslizan en las tinieblas, le advierten de la presencia del Maligno, al que decisivamente derrota cantándole el Credo no solamente al derecho sino también al revés.

Al preguntarme por el Credo al revés me respondo lo siguiente: Francisco el Hombre es un campesino cristiano y cantando el Credo al revés manifiesta seguridad en su fe, que subyace bajo las formas melódicas y rítmicas de su folclor, y arraigada en nuestra comarca desde cuando nuestros antepasados remotos comenzaron a balbucear las primeras letras de la lengua castellana.

De modo que en la juglaría de Francisco el Hombre, hay ante todo un nítido mensaje de profesión de la fe religiosa cristiana, ¡eureka!, que justamente la sensibilidad del artistaplasma con su pincel, de forma excepcionalmente lograda.

El género pictórico de que se vale Jacobo, revela su profunda convicción de cuanto piensa y hace.  ¡Enhorabuena!

[email protected]