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Editorial - 14 diciembre, 2020

La vacuna de los ricos: nos quedará el residuo

Está demostrado que los ricos siempre lo pueden primero. No estamos hablando, en primer lugar, de los de tu barrio, ciudad o país, que por supuesto siempre están más cerca del cielo, salvo ciertas excepciones. No tienen la culpa de tener esa fortuna. Es de aquellas personas que viven en los países ricos de este […]

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Está demostrado que los ricos siempre lo pueden primero. No estamos hablando, en primer lugar, de los de tu barrio, ciudad o país, que por supuesto siempre están más cerca del cielo, salvo ciertas excepciones. No tienen la culpa de tener esa fortuna. Es de aquellas personas que viven en los países ricos de este planeta llamado tierra. Pero si se quisiera filtrar, escalar y segmentar dentro de ellos no hay una mejor muestra  que un decreto que emitió el presidente estadounidense para no dejar la duda: los primeros en ser vacunados serán los  identificados como ciudadanos plenos, si la vacuna es fabricada en Estados Unidos o financiada con el dinero gringo. “Estados Unidos primero”.

Colombia jugó a usar un mecanismo multilateral denominado Covax, al que accedieron más de 100 países pobres o medios para generar una demanda grande que les permitiera obtener paquetes de vacunas. Por ese lado habría asegurado 20 millones de dosis de una vacuna aún no definida. Advertido de que no era suficiente el gobierno apostó paralelamente a Johnson&Johnson. Pero la primera vacuna no vino por ahí.

Lo concreto es que prevenidos en el país por razones culturales y políticas a las opciones asiáticas (China, India), que fueron las primeras vacunas en aplicarse en el mundo, los países ricos de este lado aprestaron sus chequeras y financiaron a riesgo las investigaciones por la vacuna, que además se podían desarrollar en países ricos por el avance de la ciencia y la tecnología; el resultado era previsible, la  vacuna es de los ricos.

Entonces, adelantada la vacuna de la alianza europea Pfizer&BioNTech, a la que habían puesto fondos las potencias occidentales, la aprobaron de emergencia. La reacción de Colombia fue comprar 5 millones de dosis de esa marca, a US 12 la unidad, que debe manejarse en temperatura ultrafría y requiere doble dosis. Aunque el gobierno aduce adelantar otras negociaciones bilaterales con otras marcas, además del Covax, bajo acuerdos de confidencialidad, todo hace presumir que no vamos a la velocidad que exige la situación. Con todo y haberse expedido la semana pasada la ley 2064 sobre vacunación, que liberó a las farmacéuticas de cualquier responsabilidad por efectos indeseables y colaterales para el usuario.

Tema polémico que  evidencia lo que en el argot comercial se conoce como ‘estar en un mercado de vendedores’, y no en aquél en que definen los clientes.  

Pero veremos los próximos avances, bajo la lupa diaria de nuestros medios  y la ciudadanía sobre la destreza y acierto, y transparencia, con que el gobierno Duque y su ministro de Salud, Fernando Ruiz, se mueva, no solo en la adquisición sino en la distribución que se ha anunciado que, con razón, llegará a grupos poblacionales más necesitados de ella por su oficio o condición de exposición y vulnerabilidad al covid-19. Queremos también conocer cómo se va a distribuir en las regiones, como el Cesar y La Guajira, y evitar que ahí sí los pudientes o influyente clase política, en un mercado paralelo, se le anticipen a los pobres que han sido los más frágiles y perjudicados con la pandemia.

Editorial
14 diciembre, 2020

La vacuna de los ricos: nos quedará el residuo

Está demostrado que los ricos siempre lo pueden primero. No estamos hablando, en primer lugar, de los de tu barrio, ciudad o país, que por supuesto siempre están más cerca del cielo, salvo ciertas excepciones. No tienen la culpa de tener esa fortuna. Es de aquellas personas que viven en los países ricos de este […]


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Está demostrado que los ricos siempre lo pueden primero. No estamos hablando, en primer lugar, de los de tu barrio, ciudad o país, que por supuesto siempre están más cerca del cielo, salvo ciertas excepciones. No tienen la culpa de tener esa fortuna. Es de aquellas personas que viven en los países ricos de este planeta llamado tierra. Pero si se quisiera filtrar, escalar y segmentar dentro de ellos no hay una mejor muestra  que un decreto que emitió el presidente estadounidense para no dejar la duda: los primeros en ser vacunados serán los  identificados como ciudadanos plenos, si la vacuna es fabricada en Estados Unidos o financiada con el dinero gringo. “Estados Unidos primero”.

Colombia jugó a usar un mecanismo multilateral denominado Covax, al que accedieron más de 100 países pobres o medios para generar una demanda grande que les permitiera obtener paquetes de vacunas. Por ese lado habría asegurado 20 millones de dosis de una vacuna aún no definida. Advertido de que no era suficiente el gobierno apostó paralelamente a Johnson&Johnson. Pero la primera vacuna no vino por ahí.

Lo concreto es que prevenidos en el país por razones culturales y políticas a las opciones asiáticas (China, India), que fueron las primeras vacunas en aplicarse en el mundo, los países ricos de este lado aprestaron sus chequeras y financiaron a riesgo las investigaciones por la vacuna, que además se podían desarrollar en países ricos por el avance de la ciencia y la tecnología; el resultado era previsible, la  vacuna es de los ricos.

Entonces, adelantada la vacuna de la alianza europea Pfizer&BioNTech, a la que habían puesto fondos las potencias occidentales, la aprobaron de emergencia. La reacción de Colombia fue comprar 5 millones de dosis de esa marca, a US 12 la unidad, que debe manejarse en temperatura ultrafría y requiere doble dosis. Aunque el gobierno aduce adelantar otras negociaciones bilaterales con otras marcas, además del Covax, bajo acuerdos de confidencialidad, todo hace presumir que no vamos a la velocidad que exige la situación. Con todo y haberse expedido la semana pasada la ley 2064 sobre vacunación, que liberó a las farmacéuticas de cualquier responsabilidad por efectos indeseables y colaterales para el usuario.

Tema polémico que  evidencia lo que en el argot comercial se conoce como ‘estar en un mercado de vendedores’, y no en aquél en que definen los clientes.  

Pero veremos los próximos avances, bajo la lupa diaria de nuestros medios  y la ciudadanía sobre la destreza y acierto, y transparencia, con que el gobierno Duque y su ministro de Salud, Fernando Ruiz, se mueva, no solo en la adquisición sino en la distribución que se ha anunciado que, con razón, llegará a grupos poblacionales más necesitados de ella por su oficio o condición de exposición y vulnerabilidad al covid-19. Queremos también conocer cómo se va a distribuir en las regiones, como el Cesar y La Guajira, y evitar que ahí sí los pudientes o influyente clase política, en un mercado paralelo, se le anticipen a los pobres que han sido los más frágiles y perjudicados con la pandemia.