Acuden hoy los brasileros a un importante proceso electoral, específicamente, a la segunda vuelta para elegir al sucesor del sindicalista, Luis Inacio Lula Da Silva, quien resultó un verdadero e inédito fenómeno político. Los dos candidatos que pasaron a esta segunda vuelta son ambos economistas y exministros de estado: Dilma Rousseff, del oficialista Partido de […]
Acuden hoy los brasileros a un importante proceso electoral, específicamente, a la segunda vuelta para elegir al sucesor del sindicalista, Luis Inacio Lula Da Silva, quien resultó un verdadero e inédito fenómeno político.
Los dos candidatos que pasaron a esta segunda vuelta son ambos economistas y exministros de estado: Dilma Rousseff, del oficialista Partido de los Trabajadores, el mismo que llevó a Lula al poder, y el social demócrata y exministro de Salud, José Serra.
Los sondeos de opinión favorecen a Rousseff, quien mantendría una continuidad con las políticas de Lula, pero las diferencias cada vez se reducen, en comparación con los resultados de la primera vuelta. Aunque existe certidumbre del triunfo de Rousseff, no se puede descartar del todo una sorpresa de Serra.
Se trata de un proceso electoral en el país más grande de América Latina y el quinto en extensión y en población en el mundo (135 millones de votantes). Igualmente, es la primera economía de la región, líder en materia agrícola e industrial, y la octava economía del planeta.
La evolución política reciente de Brasil, en primer lugar, demuestra que la izquierda si puede llegar al poder por la vía democrática y ejercer un gobierno serio, responsable y popular, sin incurrir en excesos, como lo hizo Lula Da Silva.
Durante mucho tiempo, en diversos sectores del propio país y del mundo se desconfió de las capacidades y estrategias del veterano dirigente sindical, criado y madurado en las fábricas de la inmensa Sao Paulo; pero el técnico electricista demostró una gran seriedad y un buen asesoramiento a la hora de adoptar políticas económicas y sociales, bien fundamentadas y enfocadas.
No se pueden desconocer los éxitos de Lula Da Silva, quien logró un destacado liderazgo y reconocimiento interno y también un gran liderazgo para su país, en toda América Latina y en el concierto mundial.
Pero, tampoco se puede ignorar que buena parte de ese éxito de Lula, se debe a que logró mantener las políticas puesta en marcha por el destacado economista y sociólogo, Fernando Henrique Cardozo, quien logró modernizar la economía de ese inmenso país, consolidarlo como una potencia industrial y agrícola de primer orden y pudo reducir sustancialmente los niveles de pobreza e indigencia en la nación cuna del buen futbol, de la samba y de la caipiriña.
El proceso político de Brasil tiene varias implicaciones en toda América Latina, y por supuesto en Colombia, y el mundo. Se trata de un país con el cual compartimos una extensa frontera, que también tiene problemas de narcotráfico y con el cuan tenemos un amplio comercio y un diverso portafolio de empresas de ese país con inversiones e intereses en nuestro territorio, incluyendo el carbón.
En muchas estrategias en los sectores de la industria, la agricultura y la ganadería tenemos mucho que aprender de ese gran país. Adicionalmente, ha demostrado que insistir en políticas económicas y sociales incluyentes, para los más pobres y todos los sectores populares, no tienen –necesariamente- que terminar en procesos populistas e inflacionarios.
Esperamos que estas elecciones que se cumplen hoy en el país hermano, se lleven a cabo en calma, con seriedad y transparencia, y que sus resultados sean conocidos y aceptados de manera pronta, para que se siga consolidando como una democracia sostenible y una economía fuerte en beneficio de toda América Latina, incluyendo a Colombia.
Acuden hoy los brasileros a un importante proceso electoral, específicamente, a la segunda vuelta para elegir al sucesor del sindicalista, Luis Inacio Lula Da Silva, quien resultó un verdadero e inédito fenómeno político. Los dos candidatos que pasaron a esta segunda vuelta son ambos economistas y exministros de estado: Dilma Rousseff, del oficialista Partido de […]
Acuden hoy los brasileros a un importante proceso electoral, específicamente, a la segunda vuelta para elegir al sucesor del sindicalista, Luis Inacio Lula Da Silva, quien resultó un verdadero e inédito fenómeno político.
Los dos candidatos que pasaron a esta segunda vuelta son ambos economistas y exministros de estado: Dilma Rousseff, del oficialista Partido de los Trabajadores, el mismo que llevó a Lula al poder, y el social demócrata y exministro de Salud, José Serra.
Los sondeos de opinión favorecen a Rousseff, quien mantendría una continuidad con las políticas de Lula, pero las diferencias cada vez se reducen, en comparación con los resultados de la primera vuelta. Aunque existe certidumbre del triunfo de Rousseff, no se puede descartar del todo una sorpresa de Serra.
Se trata de un proceso electoral en el país más grande de América Latina y el quinto en extensión y en población en el mundo (135 millones de votantes). Igualmente, es la primera economía de la región, líder en materia agrícola e industrial, y la octava economía del planeta.
La evolución política reciente de Brasil, en primer lugar, demuestra que la izquierda si puede llegar al poder por la vía democrática y ejercer un gobierno serio, responsable y popular, sin incurrir en excesos, como lo hizo Lula Da Silva.
Durante mucho tiempo, en diversos sectores del propio país y del mundo se desconfió de las capacidades y estrategias del veterano dirigente sindical, criado y madurado en las fábricas de la inmensa Sao Paulo; pero el técnico electricista demostró una gran seriedad y un buen asesoramiento a la hora de adoptar políticas económicas y sociales, bien fundamentadas y enfocadas.
No se pueden desconocer los éxitos de Lula Da Silva, quien logró un destacado liderazgo y reconocimiento interno y también un gran liderazgo para su país, en toda América Latina y en el concierto mundial.
Pero, tampoco se puede ignorar que buena parte de ese éxito de Lula, se debe a que logró mantener las políticas puesta en marcha por el destacado economista y sociólogo, Fernando Henrique Cardozo, quien logró modernizar la economía de ese inmenso país, consolidarlo como una potencia industrial y agrícola de primer orden y pudo reducir sustancialmente los niveles de pobreza e indigencia en la nación cuna del buen futbol, de la samba y de la caipiriña.
El proceso político de Brasil tiene varias implicaciones en toda América Latina, y por supuesto en Colombia, y el mundo. Se trata de un país con el cual compartimos una extensa frontera, que también tiene problemas de narcotráfico y con el cuan tenemos un amplio comercio y un diverso portafolio de empresas de ese país con inversiones e intereses en nuestro territorio, incluyendo el carbón.
En muchas estrategias en los sectores de la industria, la agricultura y la ganadería tenemos mucho que aprender de ese gran país. Adicionalmente, ha demostrado que insistir en políticas económicas y sociales incluyentes, para los más pobres y todos los sectores populares, no tienen –necesariamente- que terminar en procesos populistas e inflacionarios.
Esperamos que estas elecciones que se cumplen hoy en el país hermano, se lleven a cabo en calma, con seriedad y transparencia, y que sus resultados sean conocidos y aceptados de manera pronta, para que se siga consolidando como una democracia sostenible y una economía fuerte en beneficio de toda América Latina, incluyendo a Colombia.