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Columnista - 4 marzo, 2024

La tragedia de los del trapo rojo en Colombia

Aunque muchos quisieran olvidar aquel oscuro y trágico suceso de nuestra historia entre 2020 y parte del 2021 (la pandemia) e incluso ya ni siquiera se considera válido utilizarla como antecedente, nadie podrá ocultar que además de desnudar lo vulnerables que somos también pudo sacar lo peor de nosotros, pero no hablaré de eso, pues […]

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Aunque muchos quisieran olvidar aquel oscuro y trágico suceso de nuestra historia entre 2020 y parte del 2021 (la pandemia) e incluso ya ni siquiera se considera válido utilizarla como antecedente, nadie podrá ocultar que además de desnudar lo vulnerables que somos también pudo sacar lo peor de nosotros, pero no hablaré de eso, pues en esta ocasión me quiero referir a otro gran hallazgo que la pandemia trajo a flote y se trata de la pobreza absoluta en la que vive la clase media en Colombia.

El tema de la estratificación social es un asunto muy complejo y además de espinoso de tratar particularmente cuando se trata de ubicar a la gente socialmente, es decir, a partir de cierta escala de ingresos casi nadie quiere ser ubicado como clase baja puesto que el término en Colombia está completamente satanizado y con sobradas razones, pero ese tampoco será el tema de análisis porque requerirá de al menos dos columnas para abordar los aspectos culturales, hermenéuticos y los que son de completo dominio de la sociología, lo que sé es importante dejar claro es que tenemos a mucha gente con muchísima clase pero ilíquidos, y otros con muchísimo dinero pero con comportamientos de “ñeros” o “chirretes”.

Para el DNP (Departamento Nacional de Planeación) y para el DANE, para el año 2023 se consideraba a una familia de clase media quienes obtenían ingresos entre $781.120 y $4.206.033; es decir, unos US 12.637 al año mientras que en USA y Europa esta clasificación está entre los US 40.000 y US 48.000 al año, como pueden ver, para nuestras entidades de planeación y análisis una persona que ganaba el SMMLV el año pasado era considerado de clase media, juzguen ustedes semejante despropósito, pero peor aún, si a esta reclasificación de estratos se le suma el hecho que el umbral para declarar renta también fue ajustado hacia abajo, toda esa franja de asalariados termina pagando impuesto de renta y recibiendo todo el peso de las reformas tributarias cada año. 

La realidad es que cuando hacemos el comparativo con respecto a Europa o Estados Unidos, la clase media se puede resumir en dos o tres características particulares que los diferencian de la clase baja, por ejemplo: poseer una casa propia con valor superior a US 89.000, dos vehículos de gama media con valor superior a US 40.000, y los hijos estudiando tanto secundaria como estudios superiores en las universidades top 5 del país. Y la más importante y definitiva, que su fuente principal de ingresos no provenga de un contrato laboral sino de ingresos por inversiones, dividendos o renta variable del mercado de valores o similares, es decir, dueños de medianas empresas; así las cosas, si usted hoy desea saber en qué escala económica (no social) se encuentra, debe calcular a partir de cuánto tiempo conservaría su nivel de vida si la fuente principal de su ingreso desapareciera al menos por los siguientes seis meses.

La realidad es que eso que llaman clase media en Colombia vive en una angustia existencial puesto que cada mes debe avanzar sus tarjetas de crédito para pagar gastos básicos, su nivel de endeudamiento se encuentra al tope y vive pensando en que si se llegase a quedar sin empleo o le cesan su contrato de prestación de servicios está mucho más cerca de caer a la clase baja que ascender a la clase alta y ese es su mayor terror, no olvidemos que la actual clase media su principal origen viene de las clases obreras que tuvieron la fortuna de educar a sus hijos para que ascendieran socialmente y por ello la expansión urbana de las ciudades intermedias está dada por los estratos 3 y 4 y en algunos casos una pequeña porción del 5 donde se encuentran profesionales con altos ingresos especialmente de la salud.

Cuando el gobierno empezó a dar las ayudas en la pandemia, caracterizó como beneficiarios a los estratos 1 y 2 puesto que se suponía que desde el 3 en adelante eran de clase media, sin saber que muchísimos copiaron una práctica que se estaba dando en otros países y era que quien requería ayuda colgaba un trapo rojo en su ventana, no me dejarán mentir que en las ciudades principales pudimos ver muchas banderas rojas en edificios de apartamentos de estratos 4 y 5.

Y finalmente no olviden, el estrato se lleva en el saldo de la cuenta y la clase en la sangre. 

Eloy Gutiérrez Anaya

Columnista
4 marzo, 2024

La tragedia de los del trapo rojo en Colombia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eloy Gutiérrez Anaya

Aunque muchos quisieran olvidar aquel oscuro y trágico suceso de nuestra historia entre 2020 y parte del 2021 (la pandemia) e incluso ya ni siquiera se considera válido utilizarla como antecedente, nadie podrá ocultar que además de desnudar lo vulnerables que somos también pudo sacar lo peor de nosotros, pero no hablaré de eso, pues […]


Aunque muchos quisieran olvidar aquel oscuro y trágico suceso de nuestra historia entre 2020 y parte del 2021 (la pandemia) e incluso ya ni siquiera se considera válido utilizarla como antecedente, nadie podrá ocultar que además de desnudar lo vulnerables que somos también pudo sacar lo peor de nosotros, pero no hablaré de eso, pues en esta ocasión me quiero referir a otro gran hallazgo que la pandemia trajo a flote y se trata de la pobreza absoluta en la que vive la clase media en Colombia.

El tema de la estratificación social es un asunto muy complejo y además de espinoso de tratar particularmente cuando se trata de ubicar a la gente socialmente, es decir, a partir de cierta escala de ingresos casi nadie quiere ser ubicado como clase baja puesto que el término en Colombia está completamente satanizado y con sobradas razones, pero ese tampoco será el tema de análisis porque requerirá de al menos dos columnas para abordar los aspectos culturales, hermenéuticos y los que son de completo dominio de la sociología, lo que sé es importante dejar claro es que tenemos a mucha gente con muchísima clase pero ilíquidos, y otros con muchísimo dinero pero con comportamientos de “ñeros” o “chirretes”.

Para el DNP (Departamento Nacional de Planeación) y para el DANE, para el año 2023 se consideraba a una familia de clase media quienes obtenían ingresos entre $781.120 y $4.206.033; es decir, unos US 12.637 al año mientras que en USA y Europa esta clasificación está entre los US 40.000 y US 48.000 al año, como pueden ver, para nuestras entidades de planeación y análisis una persona que ganaba el SMMLV el año pasado era considerado de clase media, juzguen ustedes semejante despropósito, pero peor aún, si a esta reclasificación de estratos se le suma el hecho que el umbral para declarar renta también fue ajustado hacia abajo, toda esa franja de asalariados termina pagando impuesto de renta y recibiendo todo el peso de las reformas tributarias cada año. 

La realidad es que cuando hacemos el comparativo con respecto a Europa o Estados Unidos, la clase media se puede resumir en dos o tres características particulares que los diferencian de la clase baja, por ejemplo: poseer una casa propia con valor superior a US 89.000, dos vehículos de gama media con valor superior a US 40.000, y los hijos estudiando tanto secundaria como estudios superiores en las universidades top 5 del país. Y la más importante y definitiva, que su fuente principal de ingresos no provenga de un contrato laboral sino de ingresos por inversiones, dividendos o renta variable del mercado de valores o similares, es decir, dueños de medianas empresas; así las cosas, si usted hoy desea saber en qué escala económica (no social) se encuentra, debe calcular a partir de cuánto tiempo conservaría su nivel de vida si la fuente principal de su ingreso desapareciera al menos por los siguientes seis meses.

La realidad es que eso que llaman clase media en Colombia vive en una angustia existencial puesto que cada mes debe avanzar sus tarjetas de crédito para pagar gastos básicos, su nivel de endeudamiento se encuentra al tope y vive pensando en que si se llegase a quedar sin empleo o le cesan su contrato de prestación de servicios está mucho más cerca de caer a la clase baja que ascender a la clase alta y ese es su mayor terror, no olvidemos que la actual clase media su principal origen viene de las clases obreras que tuvieron la fortuna de educar a sus hijos para que ascendieran socialmente y por ello la expansión urbana de las ciudades intermedias está dada por los estratos 3 y 4 y en algunos casos una pequeña porción del 5 donde se encuentran profesionales con altos ingresos especialmente de la salud.

Cuando el gobierno empezó a dar las ayudas en la pandemia, caracterizó como beneficiarios a los estratos 1 y 2 puesto que se suponía que desde el 3 en adelante eran de clase media, sin saber que muchísimos copiaron una práctica que se estaba dando en otros países y era que quien requería ayuda colgaba un trapo rojo en su ventana, no me dejarán mentir que en las ciudades principales pudimos ver muchas banderas rojas en edificios de apartamentos de estratos 4 y 5.

Y finalmente no olviden, el estrato se lleva en el saldo de la cuenta y la clase en la sangre. 

Eloy Gutiérrez Anaya