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Columnista - 27 mayo, 2013

La Torre de Babel

Preocupado por la recurrente salud de mi hija Adriana, y cansado de que la Eps le formulara medicamentos genéricos, sin notar mejoría alguna, hice contacto con el médico Rubén Sierra Deluque, quien viendo mi desespero me dio cita particular en la Clínica del Cesar. Luego de auscultar a mi hija, ordena la práctica de exámenes especializados y en verdad quiero agradecerle tanto a él como a mi jefe Alberto Esmeral, el apoyo recibido en esta dura experiencia pues fueron dos días dedicados a la atención de mi hija.

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Darío Arregocés

Preocupado por la recurrente salud de mi hija Adriana, y cansado de que la Eps le formulara  medicamentos genéricos, sin notar mejoría alguna, hice contacto  con el médico Rubén Sierra Deluque, quien viendo mi desespero me dio cita particular en la Clínica del Cesar.  Luego de auscultar a mi hija,  ordena la práctica de exámenes especializados y en verdad quiero agradecerle tanto a él como a mi jefe Alberto Esmeral, el apoyo recibido en esta dura experiencia pues fueron  dos días dedicados a la atención de mi hija.

En el entretanto me di cuenta de las formidables ampliaciones que le han hecho a la clínica y la amabilidad del personal que allí labora, desde el portero, pasando por los camilleros, enfermeras, personal administrativo, paramédico y  médico. Me enteré también  que los sueldos son irrisorios y tienen un mes de atraso, situación que debe corregirse cuanto antes, pues no se le puede exigir eficiencia a un empleado que aparte de estar mal remunerado no recibe oportunamente su salario.

Por órdenes de la enfermera jefe, de cuyo nombre no quiero acordarme, Adriana estuvo sin probar bocado desde las diez de la mañana hasta las cinco de la tarde, pues nos explicaba la enfermera que cuando se padece de pancreatitis, debe evitarse la ingesta de alimentos, para que el páncreas no se contrajera y no liberara enzimas y  bla..blá..

Preocupado  con la noticia, llamé de inmediato al doctor  Sierra, pidiéndole que me aconsejara sí lo mejor era remitir a mi hija a otra ciudad donde se contara con mejores recursos para el tratamiento de la pancreatitis.  Me respondió que lo esperara para ver el resultado de los  exámenes y valorarla nuevamente, lo que efectivamente hizo y llegando a la habitación dijo categóricamente: “La niña no tiene pancreatitis, si esa fue la información que les dieron ofrezco disculpas, pues se trata solo de una gastritis erosiva leve,  pueden darle de comer de inmediato y mañana se le dará de alta”.

Al día siguiente voy a facturación con el fin de cancelar la cuenta, me dijeron que podía pagarla en urgencias, me fui a urgencias y me recibieron el dinero, pero me dijeron que el paz y salvo me lo daban en facturación de donde  me mandaron nuevamente a urgencias, donde finalmente lo obtuve, gracias a la intervención de mi comadre, quien desde hace años presta sus servicios como enfermera en dicha entidad. De no ser así todavía estuviera dando vueltas.  Créanme que cualquier parecido con el pasaje bíblico: La Torre de Babel, es pura coincidencia.

 

Columnista
27 mayo, 2013

La Torre de Babel

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Dario Arregoces

Preocupado por la recurrente salud de mi hija Adriana, y cansado de que la Eps le formulara medicamentos genéricos, sin notar mejoría alguna, hice contacto con el médico Rubén Sierra Deluque, quien viendo mi desespero me dio cita particular en la Clínica del Cesar. Luego de auscultar a mi hija, ordena la práctica de exámenes especializados y en verdad quiero agradecerle tanto a él como a mi jefe Alberto Esmeral, el apoyo recibido en esta dura experiencia pues fueron dos días dedicados a la atención de mi hija.


Darío Arregocés

Preocupado por la recurrente salud de mi hija Adriana, y cansado de que la Eps le formulara  medicamentos genéricos, sin notar mejoría alguna, hice contacto  con el médico Rubén Sierra Deluque, quien viendo mi desespero me dio cita particular en la Clínica del Cesar.  Luego de auscultar a mi hija,  ordena la práctica de exámenes especializados y en verdad quiero agradecerle tanto a él como a mi jefe Alberto Esmeral, el apoyo recibido en esta dura experiencia pues fueron  dos días dedicados a la atención de mi hija.

En el entretanto me di cuenta de las formidables ampliaciones que le han hecho a la clínica y la amabilidad del personal que allí labora, desde el portero, pasando por los camilleros, enfermeras, personal administrativo, paramédico y  médico. Me enteré también  que los sueldos son irrisorios y tienen un mes de atraso, situación que debe corregirse cuanto antes, pues no se le puede exigir eficiencia a un empleado que aparte de estar mal remunerado no recibe oportunamente su salario.

Por órdenes de la enfermera jefe, de cuyo nombre no quiero acordarme, Adriana estuvo sin probar bocado desde las diez de la mañana hasta las cinco de la tarde, pues nos explicaba la enfermera que cuando se padece de pancreatitis, debe evitarse la ingesta de alimentos, para que el páncreas no se contrajera y no liberara enzimas y  bla..blá..

Preocupado  con la noticia, llamé de inmediato al doctor  Sierra, pidiéndole que me aconsejara sí lo mejor era remitir a mi hija a otra ciudad donde se contara con mejores recursos para el tratamiento de la pancreatitis.  Me respondió que lo esperara para ver el resultado de los  exámenes y valorarla nuevamente, lo que efectivamente hizo y llegando a la habitación dijo categóricamente: “La niña no tiene pancreatitis, si esa fue la información que les dieron ofrezco disculpas, pues se trata solo de una gastritis erosiva leve,  pueden darle de comer de inmediato y mañana se le dará de alta”.

Al día siguiente voy a facturación con el fin de cancelar la cuenta, me dijeron que podía pagarla en urgencias, me fui a urgencias y me recibieron el dinero, pero me dijeron que el paz y salvo me lo daban en facturación de donde  me mandaron nuevamente a urgencias, donde finalmente lo obtuve, gracias a la intervención de mi comadre, quien desde hace años presta sus servicios como enfermera en dicha entidad. De no ser así todavía estuviera dando vueltas.  Créanme que cualquier parecido con el pasaje bíblico: La Torre de Babel, es pura coincidencia.