El temor por una tercera guerra mundial invade cada rincón del planeta, las grandes potencias mundiales se están alineando y enfrentando por cuenta de la situación en Siria; los abusos de Bashar al Ásad son solo una excusa que abre las puertas a las conocidas intervenciones militares de EE.UU en Oriente Medio. Las últimas aventuras […]
El temor por una tercera guerra mundial invade cada rincón del planeta, las grandes potencias mundiales se están alineando y enfrentando por cuenta de la situación en Siria; los abusos de Bashar al Ásad son solo una excusa que abre las puertas a las conocidas intervenciones militares de EE.UU en Oriente Medio. Las últimas aventuras bélicas del Tío Sam y sus aliados en Afganistán e Irak no resultaron bien y dieron paso a guerras internas entre grupos que intentan dominar cada uno de esos territorios, originando también la gran amenaza que se ha convertido el Estado Islámico o ISIS, terroristas que están sembrando muerte y caos por fuera de los países árabes y hoy son la principal preocupación de Europa, dejando victimas cada semana en un país distinto, como ocurrió en Francia, Alemania, Bélgica y Suecia.
Del otro lado del hemisferio está Vladimir Putin, el exagente de la famosa agencia de inteligencia rusa KGB con una poderosa influencia que hace olvidar incluso que ya no existe la Unión Soviética y gobierna y se muestra ante el mundo como el restaurador de la gran madre Rusia, llevándolo a golpear con brutalidad los intentos separatistas de los chechenos y ucranianos; sin embargo, Putin también tiene temores siendo uno de ellos la posibilidad que ISIS se una a las causas de sus adversarios independentistas y por eso considera que el dictador Sirio debe mantenerse siendo la única garantía de contener la arremetida de los rebeldes en el suelo ruso, algo parecido ocurrió con Gadafi a quien consideraban la fuerza que controlaba a los terroristas como Al Qaeda en el norte de África; pero después de su muerte solo tenemos una Libia en ruina sin esperanza de recuperarse, utilizada como paso sin control de inmigrantes que huyen a Europa.
Como en otras épocas Siria sólo es la manzana de la discordia, los intereses de lado y lado se ocultan tras una cortina de indignación por la suerte de niños y personas indefensas reprimidas por el régimen; ocurrió con Vietnam, también con Afganistán en los ochentas cuando Estados Unidos respaldó las fuerzas rebeldes, combatieron a las fuerzas armadas de la República Democrática de Afganistán apoyada por los soviéticos, en ese momento nació Osama Bin Laden, sujeto que años más tarde se convertiría en el autor del atentado en el corazón del “mundo libre” en el 2001 al tumbar las twin towers.
Los nervios crecen minuto a minuto sin que se observe en el panorama la figura que pueda llamar a la paz mundial para que los ánimos descansen, lamentablemente quien estaría llamada a ejercer ese papel es la ONU, organismo cada vez más invisibles en los momentos críticos del planeta, decadencia que le tocó vivir a Koffia Anan, se agudizó con el intrascendente Ban Ki Moon y con el portugués Antonio Guterres no sabemos si las Naciones Unidas aún vive o se disolvió.
Israel y Korea del Norte también esperan su momento para actuar, estas dos naciones alientan cada una por su lado la inestabilidad mundial, la primera con el respaldo histórico de U.S.A promueve los ataques al pueblo palestino, lo que le genera conflictos con todo el pueblo árabe de Oriente Medio y la nación asiática está presidida por el caprichoso Kim Jong –Un, joven que no duda en provocar al mundo con sus “juguetes” nucleares notificando que está dispuesto a utilizarlos de ser necesario o no.
Europa ya vivió los desastres de la guerra, y están viviendo cada semana ataques en sitios y en modos inesperados, ¿podría salir de allí el líder que impida una guerra de dimensiones bíblicas?, en el caso de occidente me gustaría decir que sería Obama para que pueda desempolvar ese inexplicable premio nobel, pero también tiene responsabilidad en lo que está ocurriendo a orillas del Mediterráneo por lo que pasó en Libia, por no retirar las tropas en Irak y Afganistán, por creer que su figura por sí sola era expresión de paz y no los hechos que se esperaban de su gobierno.
Por Carlos Andrés Añez Maestre
El temor por una tercera guerra mundial invade cada rincón del planeta, las grandes potencias mundiales se están alineando y enfrentando por cuenta de la situación en Siria; los abusos de Bashar al Ásad son solo una excusa que abre las puertas a las conocidas intervenciones militares de EE.UU en Oriente Medio. Las últimas aventuras […]
El temor por una tercera guerra mundial invade cada rincón del planeta, las grandes potencias mundiales se están alineando y enfrentando por cuenta de la situación en Siria; los abusos de Bashar al Ásad son solo una excusa que abre las puertas a las conocidas intervenciones militares de EE.UU en Oriente Medio. Las últimas aventuras bélicas del Tío Sam y sus aliados en Afganistán e Irak no resultaron bien y dieron paso a guerras internas entre grupos que intentan dominar cada uno de esos territorios, originando también la gran amenaza que se ha convertido el Estado Islámico o ISIS, terroristas que están sembrando muerte y caos por fuera de los países árabes y hoy son la principal preocupación de Europa, dejando victimas cada semana en un país distinto, como ocurrió en Francia, Alemania, Bélgica y Suecia.
Del otro lado del hemisferio está Vladimir Putin, el exagente de la famosa agencia de inteligencia rusa KGB con una poderosa influencia que hace olvidar incluso que ya no existe la Unión Soviética y gobierna y se muestra ante el mundo como el restaurador de la gran madre Rusia, llevándolo a golpear con brutalidad los intentos separatistas de los chechenos y ucranianos; sin embargo, Putin también tiene temores siendo uno de ellos la posibilidad que ISIS se una a las causas de sus adversarios independentistas y por eso considera que el dictador Sirio debe mantenerse siendo la única garantía de contener la arremetida de los rebeldes en el suelo ruso, algo parecido ocurrió con Gadafi a quien consideraban la fuerza que controlaba a los terroristas como Al Qaeda en el norte de África; pero después de su muerte solo tenemos una Libia en ruina sin esperanza de recuperarse, utilizada como paso sin control de inmigrantes que huyen a Europa.
Como en otras épocas Siria sólo es la manzana de la discordia, los intereses de lado y lado se ocultan tras una cortina de indignación por la suerte de niños y personas indefensas reprimidas por el régimen; ocurrió con Vietnam, también con Afganistán en los ochentas cuando Estados Unidos respaldó las fuerzas rebeldes, combatieron a las fuerzas armadas de la República Democrática de Afganistán apoyada por los soviéticos, en ese momento nació Osama Bin Laden, sujeto que años más tarde se convertiría en el autor del atentado en el corazón del “mundo libre” en el 2001 al tumbar las twin towers.
Los nervios crecen minuto a minuto sin que se observe en el panorama la figura que pueda llamar a la paz mundial para que los ánimos descansen, lamentablemente quien estaría llamada a ejercer ese papel es la ONU, organismo cada vez más invisibles en los momentos críticos del planeta, decadencia que le tocó vivir a Koffia Anan, se agudizó con el intrascendente Ban Ki Moon y con el portugués Antonio Guterres no sabemos si las Naciones Unidas aún vive o se disolvió.
Israel y Korea del Norte también esperan su momento para actuar, estas dos naciones alientan cada una por su lado la inestabilidad mundial, la primera con el respaldo histórico de U.S.A promueve los ataques al pueblo palestino, lo que le genera conflictos con todo el pueblo árabe de Oriente Medio y la nación asiática está presidida por el caprichoso Kim Jong –Un, joven que no duda en provocar al mundo con sus “juguetes” nucleares notificando que está dispuesto a utilizarlos de ser necesario o no.
Europa ya vivió los desastres de la guerra, y están viviendo cada semana ataques en sitios y en modos inesperados, ¿podría salir de allí el líder que impida una guerra de dimensiones bíblicas?, en el caso de occidente me gustaría decir que sería Obama para que pueda desempolvar ese inexplicable premio nobel, pero también tiene responsabilidad en lo que está ocurriendo a orillas del Mediterráneo por lo que pasó en Libia, por no retirar las tropas en Irak y Afganistán, por creer que su figura por sí sola era expresión de paz y no los hechos que se esperaban de su gobierno.
Por Carlos Andrés Añez Maestre