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Columnista - 23 octubre, 2010

La tendereta

Por: Julio Oñate Pedirle a ‘Wicho’ Sánchez el autor de la Banda Borracha que no vuelva a tomarse un trago, es tanto como pedirle a Poncho Zuleta que le pague a Emilianito, o a Camilo  Námen que se vuelva vegetariano, a Farid Ortiz que predique el evangelio, a Diomedes Díaz que cumpla los contratos, a […]

Boton Wpp

Por: Julio Oñate

Pedirle a ‘Wicho’ Sánchez el autor de la Banda Borracha que no vuelva a tomarse un trago, es tanto como pedirle a Poncho Zuleta que le pague a Emilianito, o a Camilo  Námen que se vuelva vegetariano, a Farid Ortiz que predique el evangelio, a Diomedes Díaz que cumpla los contratos, a Omar Geles que no vuelva a componer, a Isaac León que le eche flores a la gente, a Oñate que no corte con la lengua, a Alvarito’ López que se mande las gaseosas, o a Pedro Pumarejo que deje el gallináceo con las pollitas del Valle, al ‘Chichi’ Quintero que no vuelva a aspirar a la Alcaldía, al Valledupar Fútbol Club que gane un partido, al doctor Tobías Pumarejo que renuncie al ‘Zuletismo’ a Ricardo Gutiérrez que deje de atesorar música popular y finalmente pedirle a muchos cabecillas de los grupos vallenatos que acaben con el garrote que inmisericordemente le dan a  sus pobres músicos.
No quiero significar con esto, que el compadre ‘Wicho’ Sánchez sea un irresponsable borrachín o alcohólico consuetudinario, pues él jamás ha sido hombre de amanecer doblegado etílicamente en un taburete o enroscado en un andén como cualquier beodo, pues muchas veces lo he visto claudicar en una parranda y como todo parrandero de talla retirarse a tiempo antes de hacer el ridículo cuando ya el trago nos ha ganado la partida quedando así expuestos al escarnio y cáusticos comentarios que los malos parranderos se merecen sólo por eso, por ser malos bebedores.
Pero allí es donde ‘Wicho’ saca la cabeza y se destaca como un bebedor irresponsablemente responsable, es decir, siempre en temple pero sin ajumarse jamás.
Tiempo atrás una grave enfermedad aquejaba a la mujer de ‘Wicho’ y él muy asustado de una viudez prematura, hincado de rodillas le ofreció al Dios Todopoderoso realizar un verdadero sacrificio: “Dios mío, sálvame ‘la Negra’ y te prometo que jamás me volveré a tomar un trago, ni si me lo brindas tú. Diosito Santo, es en serio, el día que yo vuelva a tomarme siquiera una gota de ron, quítame la vida y que se muera mi mujer y mis hijitos”.
Ante semejante petición, parece que el Señor de las alturas escuchó las suplicas de Sánchez y la enferma salió de la crisis volviendo nuevamente la  calma al hogar.
Los días pasaban y ‘Wicho’ inquebrantable en su promesa rechazaba casi a diario las invitaciones de sus compinches parranderos para ir a La Mina o a Guacoche, como era habitual entre ellos. Ni siquiera una propuesta de Camarillo para una degustación de Chirrinchi quinao’ fue aceptada por el novel abstemio. Pero nunca falta un pero, y como enviado por el mañoco se le presentó en la casa Carlitos Espeleta que acababa de ganarse el chance, con una par de María Námen en una mochila destinadas a festejar el golpe de suerte y el pobre Sánchez entonces si responsablemente irresponsable sin temblarle el pulso destapó una botella y apurando la copa miró hacía la habitación donde descansaba su señora y los muchachitos exclamando perversamente eufórico: ¡lo que es hoy aquí en mi casa va a haber es una tendereta!.
Afortunadamente parece que por estar haciendo la siesta el Todopoderoso no se percató de esto y ahí está ‘Wicho’ nuevamente empinando el codo confesándole alegremente a sus amigos: “tengo licencia del cielo para beber, pero eso sí, con fundamento”.

Columnista
23 octubre, 2010

La tendereta

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Julio C. Oñate M.

Por: Julio Oñate Pedirle a ‘Wicho’ Sánchez el autor de la Banda Borracha que no vuelva a tomarse un trago, es tanto como pedirle a Poncho Zuleta que le pague a Emilianito, o a Camilo  Námen que se vuelva vegetariano, a Farid Ortiz que predique el evangelio, a Diomedes Díaz que cumpla los contratos, a […]


Por: Julio Oñate

Pedirle a ‘Wicho’ Sánchez el autor de la Banda Borracha que no vuelva a tomarse un trago, es tanto como pedirle a Poncho Zuleta que le pague a Emilianito, o a Camilo  Námen que se vuelva vegetariano, a Farid Ortiz que predique el evangelio, a Diomedes Díaz que cumpla los contratos, a Omar Geles que no vuelva a componer, a Isaac León que le eche flores a la gente, a Oñate que no corte con la lengua, a Alvarito’ López que se mande las gaseosas, o a Pedro Pumarejo que deje el gallináceo con las pollitas del Valle, al ‘Chichi’ Quintero que no vuelva a aspirar a la Alcaldía, al Valledupar Fútbol Club que gane un partido, al doctor Tobías Pumarejo que renuncie al ‘Zuletismo’ a Ricardo Gutiérrez que deje de atesorar música popular y finalmente pedirle a muchos cabecillas de los grupos vallenatos que acaben con el garrote que inmisericordemente le dan a  sus pobres músicos.
No quiero significar con esto, que el compadre ‘Wicho’ Sánchez sea un irresponsable borrachín o alcohólico consuetudinario, pues él jamás ha sido hombre de amanecer doblegado etílicamente en un taburete o enroscado en un andén como cualquier beodo, pues muchas veces lo he visto claudicar en una parranda y como todo parrandero de talla retirarse a tiempo antes de hacer el ridículo cuando ya el trago nos ha ganado la partida quedando así expuestos al escarnio y cáusticos comentarios que los malos parranderos se merecen sólo por eso, por ser malos bebedores.
Pero allí es donde ‘Wicho’ saca la cabeza y se destaca como un bebedor irresponsablemente responsable, es decir, siempre en temple pero sin ajumarse jamás.
Tiempo atrás una grave enfermedad aquejaba a la mujer de ‘Wicho’ y él muy asustado de una viudez prematura, hincado de rodillas le ofreció al Dios Todopoderoso realizar un verdadero sacrificio: “Dios mío, sálvame ‘la Negra’ y te prometo que jamás me volveré a tomar un trago, ni si me lo brindas tú. Diosito Santo, es en serio, el día que yo vuelva a tomarme siquiera una gota de ron, quítame la vida y que se muera mi mujer y mis hijitos”.
Ante semejante petición, parece que el Señor de las alturas escuchó las suplicas de Sánchez y la enferma salió de la crisis volviendo nuevamente la  calma al hogar.
Los días pasaban y ‘Wicho’ inquebrantable en su promesa rechazaba casi a diario las invitaciones de sus compinches parranderos para ir a La Mina o a Guacoche, como era habitual entre ellos. Ni siquiera una propuesta de Camarillo para una degustación de Chirrinchi quinao’ fue aceptada por el novel abstemio. Pero nunca falta un pero, y como enviado por el mañoco se le presentó en la casa Carlitos Espeleta que acababa de ganarse el chance, con una par de María Námen en una mochila destinadas a festejar el golpe de suerte y el pobre Sánchez entonces si responsablemente irresponsable sin temblarle el pulso destapó una botella y apurando la copa miró hacía la habitación donde descansaba su señora y los muchachitos exclamando perversamente eufórico: ¡lo que es hoy aquí en mi casa va a haber es una tendereta!.
Afortunadamente parece que por estar haciendo la siesta el Todopoderoso no se percató de esto y ahí está ‘Wicho’ nuevamente empinando el codo confesándole alegremente a sus amigos: “tengo licencia del cielo para beber, pero eso sí, con fundamento”.