Por: Silvia Betancourt Alliegro La soberbia impide que las FARC visualicen hacia el futuro. Se han sentido poderosos y bien pertrechados ignorando que la ayuda del Plan Colombia está en marcha constante, y que las fuerzas armadas por el Estado se están preparando para luchar y vencer, que es lo que han pedido los gremios […]
Por: Silvia Betancourt Alliegro
La soberbia impide que las FARC visualicen hacia el futuro. Se han sentido poderosos y bien pertrechados ignorando que la ayuda del Plan Colombia está en marcha constante, y que las fuerzas armadas por el Estado se están preparando para luchar y vencer, que es lo que han pedido los gremios desde hace largos años.
Quizás colaboró para hacerlos sentir poderosos, que los ciudadanos que llegaron hasta San Vicente del Caguán aceptaron sentarse a conversar desarmados mientras ellos lo hacían con todos los hierros, así que leían que estaban inermes ante su poderío bélico y monetario.
No se puede negar que si la guerrilla no existiera el pueblo viviría arrodillado ante la casta dirigente y la gremial; y que si los paramilitares no hicieran presencia también tendría el pueblo que arrodillarse ante la guerrilla y que a su vez, si no existiera el ejército legal sangraría –el pueblo- sus rodillas ante estos últimos.
Mejor dicho: de todas maneras el pueblo sigue arrodillado, aterrorizado y hambreado; es que por una parte el gobierno le aplica impuestos y servicio militar obligatorio y la guerrilla y los paramilitares hacen exactamente lo mismo ¿Qué cantidad de ciudadanos colombianos sobrevivirá a esta calamidad en ascenso?
Supongamos que los europeos han crecido en bienes materiales y solidaridad, gracias a las guerras, que aprendieron la lección después de millones de víctimas. ¿Será posible que nosotros aprendamos de nuestras desgracias pasadas y presentes sin que se inmole al 40% de la juventud radiante que ahora está instalada en los tres o cuatro ejércitos activos? En medio de la incertidumbre de hoy viendo el despliegue militar por tierra, aire y agua, quiero imaginar a Colombia con toda esa gente produciendo bienes y servicios en lugar de destrucción, caos y muertos.
Suplico un milagro: que todos dejen las armas y busquen herramientas para convertir este país en el más grande emporio de América del Sur.
Son sueños que podrían ser realidad si fuéramos menos fieros, ignorantes y ambiciosos de la riqueza instantánea y el poder para seguir delinquiendo respaldados por armas y votos que el ciudadano ofrenda para seguir siendo pisoteado y vejado.
@yastao
Por: Silvia Betancourt Alliegro La soberbia impide que las FARC visualicen hacia el futuro. Se han sentido poderosos y bien pertrechados ignorando que la ayuda del Plan Colombia está en marcha constante, y que las fuerzas armadas por el Estado se están preparando para luchar y vencer, que es lo que han pedido los gremios […]
Por: Silvia Betancourt Alliegro
La soberbia impide que las FARC visualicen hacia el futuro. Se han sentido poderosos y bien pertrechados ignorando que la ayuda del Plan Colombia está en marcha constante, y que las fuerzas armadas por el Estado se están preparando para luchar y vencer, que es lo que han pedido los gremios desde hace largos años.
Quizás colaboró para hacerlos sentir poderosos, que los ciudadanos que llegaron hasta San Vicente del Caguán aceptaron sentarse a conversar desarmados mientras ellos lo hacían con todos los hierros, así que leían que estaban inermes ante su poderío bélico y monetario.
No se puede negar que si la guerrilla no existiera el pueblo viviría arrodillado ante la casta dirigente y la gremial; y que si los paramilitares no hicieran presencia también tendría el pueblo que arrodillarse ante la guerrilla y que a su vez, si no existiera el ejército legal sangraría –el pueblo- sus rodillas ante estos últimos.
Mejor dicho: de todas maneras el pueblo sigue arrodillado, aterrorizado y hambreado; es que por una parte el gobierno le aplica impuestos y servicio militar obligatorio y la guerrilla y los paramilitares hacen exactamente lo mismo ¿Qué cantidad de ciudadanos colombianos sobrevivirá a esta calamidad en ascenso?
Supongamos que los europeos han crecido en bienes materiales y solidaridad, gracias a las guerras, que aprendieron la lección después de millones de víctimas. ¿Será posible que nosotros aprendamos de nuestras desgracias pasadas y presentes sin que se inmole al 40% de la juventud radiante que ahora está instalada en los tres o cuatro ejércitos activos? En medio de la incertidumbre de hoy viendo el despliegue militar por tierra, aire y agua, quiero imaginar a Colombia con toda esa gente produciendo bienes y servicios en lugar de destrucción, caos y muertos.
Suplico un milagro: que todos dejen las armas y busquen herramientas para convertir este país en el más grande emporio de América del Sur.
Son sueños que podrían ser realidad si fuéramos menos fieros, ignorantes y ambiciosos de la riqueza instantánea y el poder para seguir delinquiendo respaldados por armas y votos que el ciudadano ofrenda para seguir siendo pisoteado y vejado.
@yastao