Avenidas, universidades, colegios, centros culturales, plazas públicas, departamentos y humildes callecitas, entre otros, con el nombre del Libertador Simón Bolívar los hay en todo el mundo, las respetan, cuidan, veneran y le rinden homenajes y tributos, Valledupar no es la excepción, hay un barrio muy bien cuidado y una Avenida que fue la más bella, […]
Avenidas, universidades, colegios, centros culturales, plazas públicas, departamentos y humildes callecitas, entre otros, con el nombre del Libertador Simón Bolívar los hay en todo el mundo, las respetan, cuidan, veneran y le rinden homenajes y tributos, Valledupar no es la excepción, hay un barrio muy bien cuidado y una Avenida que fue la más bella, frondosa y fresca de la ciudad y de pronto una de las más acogedoras en el mundo. A ella me voy a referir, específica y puntualmente a su arborización.
Esta Avenida fue construida por el recién desaparecido y famoso hombre público ‘Pepe’ Castro, siendo alcalde y trazada por un arquitecto o ingeniero, no sé, cubano de apellido Carrerá, que trajo a estas tierras el juntero Delio Cuello Gutiérrez, quien residía en Barranquilla, casado con doña Olga Lazcano, ‘Olguita’ le decíamos con mucho cariño, que dejaron la prole de los Cuello Lazcano, que con Guille a la cabeza hoy son prestantes miembros de la sociedad currambera en donde brillan por su buen comportamiento y sus éxitos en todos los campos. La comenzó a arborizar el doctor Álvaro Muñoz Vélez, último alcalde designado por decreto y la continuó Rodolfo Campo Soto, mi querido compadre de grata recordación y quizás llegó a ser la Avenida más sombreada y fresca, en este clima infernal de Colombia, pero la dejaron acabar y su pavimento se deterioró totalmente, la maquillaban a veces, pero nunca se metieron con los árboles de caucho que eran su emblema. Luis Fabián Fernández en su alcaldía arregló muy bien el sector de estrato 5, desde la Olímpica al Monumento al Acordeón, la adoquinó, instaló bancas y remodeló las materas, pero no se metió con los cauchos que están hermosos y verdes como la esperanza; de la Olímpica a la Ceiba, estrato 3, los árboles están vivos, frondosos y también verdes, pero las materas no sirven, hay que arreglarlas y de la Ceiba al Terminal, ahí sí es el desastre, había 75, de ellas 22 desaparecidas, asesinadas por la motosierra y el resto en cuidados intensivos, pero muy graves, para mí desahuciadas, porque ya el cáncer hizo metástasis y no hay quimio ni radioterapia que valga y nadie ha respondido por este arboricidio o crimen ambiental, ¡Qué horror!, parafraseando al Agraciado a quien nunca le he oído tocar el tema a pesar de que él se da golpes de pecho de ser un furibundo y consumado ambientalista.
Sí se reemplazan esos 75 cauchos, de los 170 que hay a lo largo y ancho de la Avenida Simón Bolívar, será mucho lo que haremos por el enfriamiento global. ¿Quién es el obligado a hacerlo?, ¿la Alcaldía o el Siva, el Departamento o los contratistas, o Corpocesar, que en sus barbas permitió la tala con motosierra que matan los árboles y si no los matan los enferman de gravedad y las heridas tienen que ser curadas, cosa que nunca hicieron en el momento oportuno?
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Alcalde, como lo prometí y con el ánimo de no molestarlo, sino colaborarle, en la calle 18 entre 13 y 14 hay cuatro o cinco árboles secos en línea, que mataron con herbicida y creo que Corpocesar no se mosqueó por averiguar quién lo hizo y no dejo de reiterarle, de recordarle, el hueco que día a día crece en la carrera 11 con calle 12, solamente cuesta 50.000 pesitos su reparación. ¿Me autoriza para arreglarlo en forma gratuita?
Por José M. Aponte Martínez
Avenidas, universidades, colegios, centros culturales, plazas públicas, departamentos y humildes callecitas, entre otros, con el nombre del Libertador Simón Bolívar los hay en todo el mundo, las respetan, cuidan, veneran y le rinden homenajes y tributos, Valledupar no es la excepción, hay un barrio muy bien cuidado y una Avenida que fue la más bella, […]
Avenidas, universidades, colegios, centros culturales, plazas públicas, departamentos y humildes callecitas, entre otros, con el nombre del Libertador Simón Bolívar los hay en todo el mundo, las respetan, cuidan, veneran y le rinden homenajes y tributos, Valledupar no es la excepción, hay un barrio muy bien cuidado y una Avenida que fue la más bella, frondosa y fresca de la ciudad y de pronto una de las más acogedoras en el mundo. A ella me voy a referir, específica y puntualmente a su arborización.
Esta Avenida fue construida por el recién desaparecido y famoso hombre público ‘Pepe’ Castro, siendo alcalde y trazada por un arquitecto o ingeniero, no sé, cubano de apellido Carrerá, que trajo a estas tierras el juntero Delio Cuello Gutiérrez, quien residía en Barranquilla, casado con doña Olga Lazcano, ‘Olguita’ le decíamos con mucho cariño, que dejaron la prole de los Cuello Lazcano, que con Guille a la cabeza hoy son prestantes miembros de la sociedad currambera en donde brillan por su buen comportamiento y sus éxitos en todos los campos. La comenzó a arborizar el doctor Álvaro Muñoz Vélez, último alcalde designado por decreto y la continuó Rodolfo Campo Soto, mi querido compadre de grata recordación y quizás llegó a ser la Avenida más sombreada y fresca, en este clima infernal de Colombia, pero la dejaron acabar y su pavimento se deterioró totalmente, la maquillaban a veces, pero nunca se metieron con los árboles de caucho que eran su emblema. Luis Fabián Fernández en su alcaldía arregló muy bien el sector de estrato 5, desde la Olímpica al Monumento al Acordeón, la adoquinó, instaló bancas y remodeló las materas, pero no se metió con los cauchos que están hermosos y verdes como la esperanza; de la Olímpica a la Ceiba, estrato 3, los árboles están vivos, frondosos y también verdes, pero las materas no sirven, hay que arreglarlas y de la Ceiba al Terminal, ahí sí es el desastre, había 75, de ellas 22 desaparecidas, asesinadas por la motosierra y el resto en cuidados intensivos, pero muy graves, para mí desahuciadas, porque ya el cáncer hizo metástasis y no hay quimio ni radioterapia que valga y nadie ha respondido por este arboricidio o crimen ambiental, ¡Qué horror!, parafraseando al Agraciado a quien nunca le he oído tocar el tema a pesar de que él se da golpes de pecho de ser un furibundo y consumado ambientalista.
Sí se reemplazan esos 75 cauchos, de los 170 que hay a lo largo y ancho de la Avenida Simón Bolívar, será mucho lo que haremos por el enfriamiento global. ¿Quién es el obligado a hacerlo?, ¿la Alcaldía o el Siva, el Departamento o los contratistas, o Corpocesar, que en sus barbas permitió la tala con motosierra que matan los árboles y si no los matan los enferman de gravedad y las heridas tienen que ser curadas, cosa que nunca hicieron en el momento oportuno?
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Alcalde, como lo prometí y con el ánimo de no molestarlo, sino colaborarle, en la calle 18 entre 13 y 14 hay cuatro o cinco árboles secos en línea, que mataron con herbicida y creo que Corpocesar no se mosqueó por averiguar quién lo hizo y no dejo de reiterarle, de recordarle, el hueco que día a día crece en la carrera 11 con calle 12, solamente cuesta 50.000 pesitos su reparación. ¿Me autoriza para arreglarlo en forma gratuita?
Por José M. Aponte Martínez