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Columnista - 14 septiembre, 2012

La Sede Caribe de la U. Nacional

Por: CIRO QUIROZ OTERO El periódico El Tiempo, de septiembre 12 de 2012, publicó una noticia que la Universidad Nacional de Colombia, está radicada entre las 400 mejores del mundo, lo que viene concibiéndose desde hace 9 años. Se aproxima el sesquicentenario de su fundación con sedes en la región andina, y que  inexplicablemente no […]

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Por: CIRO QUIROZ OTERO

El periódico El Tiempo, de septiembre 12 de 2012, publicó una noticia que la Universidad Nacional de Colombia, está radicada entre las 400 mejores del mundo, lo que viene concibiéndose desde hace 9 años. Se aproxima el sesquicentenario de su fundación con sedes en la región andina, y que  inexplicablemente no cuenta con una en la Costa Caribe.
Desde hace unos meses se ha venido reiterando la necesidad de continuar su expansión en la región norte, que abarque los departamentos de Guajira, Cesar, Córdoba, Sucre, Bolívar y Magdalena. La iniciativa la tuvo nuestro departamento, donando un lote entre Valledupar y La Paz.
Los estudios de factibilidad están perfeccionados, los de ingeniería proyectados y la ciudadela puede ya mirarse virtualmente diseñada con estética y funcionalidad por la facultad de arquitectura de Manizales, concurso que convocó la Universidad Nacional.
Lo preocupante es que EL TIEMPO va trascurriendo y si dentro de un año, es decir, en septiembre próximo no se ha iniciado la obra, el lote revertirá al departamento y ahí sí que jamás veremos el rostro de la Universidad Nacional en nuestra región. Precisamente el decreto 1210 de 1993; la obliga a contribuir a la  unidad nacional como centro de vida intelectual y cultural, dispuesto a las vertientes del pensamiento y a todos los sectores sociales, éticos, nacionales, regionales y locales.
Las Leyes 756/02; 1283/09; y 141/94; da un margen a los departamentos para signar sus recursos de regalías, para proyectos prioritarios de los cuales nuestra educación superior no está exenta. La sede resulta de trascendencia territorial y demográfica, para una región que requiere su mejor inversión en conocimientos culturales, técnicos y científicos, dada su baja calidad de vida modificable por sus amplias posibilidades económicas, que le permitan programas de post-grados, a nivel de maestrías y doctorados para mejorar la capacidad investigativa dirigida a un mejoramiento humano, digno de mostrar y exportar.
En otros reglones, el proyecto es requerido por su importancia al ser dirigido o encauzado hacía un conjunto de municipios y departamentos próximos, al no ser este programa exclusivo de Valledupar, ciudad que también que necesita una mejor oferta de educación superior. Mientras el país muestra una tendencia hacía niveles ascendentes con impulsos técnicos científicos, nuestra diligencia frente a estos retos, parece importarle poco a nuestros dirigentes y gobernantes. Los niveles de posgrados y especialización que la Universidad Nacional promovería, no solo se regentan hacía la trasmisión de conocimientos,  sino también a la creación de semilleros y grupos de investigación, con visión tecnológica e innovación de nuevas metodologías que contribuirán a la solución de conflictos regionales mejorando los indicadores de competitividad y calidad de vida de nuestra gente.
Si miramos las estadísticas sobre educación, nos percatamos del bajo nivel  de nuestros bachilleres, observando, mientras tanto, que reposa bajo el tintero el convenio para la formación de los profesores de secundaria en los niveles de lingüística, ciencias naturales, y matemáticas, que deben acelerarse, para nutrir la sede con las mejores y potenciales mentes juveniles de la región.
Los grupos de investigación son temas de interés que serían propuestos por operadores activos, con miras a un banco de proyectos que puedan concertarse entre el gobierno seccional y la Universidad Nacional, con planes de mediano y largo plazo, a través de institutos de investigación y centros de extensión y documentación, experiencias consolidadas en la Universidad Nacional.
Solo así, podrán cumplirse criterios de calidad que impacten en el desarrollo social y económico de la región, con miras a disminuir los índices de pobreza, mejorar la competitividad y modificar la calidad de vida de la colectividad.  Valiéndonos de la gobernabilidad y del interés comunitario podremos sacar adelante este proyecto que permita, a todos por igual, desde bachilleres provenientes de población vulnerable, de comunidades indígenas, municipios pobres, población afro raizal, destacándose a los mejores bachilleres como nuestra mejor presea.
Con la Universidad Nacional en la región ya certificada, estos bachilleres escogerían una mejor oferta amplia, diversa y armónica con sus intereses y expectativas personales, a través del programa especial de movilidad académica “PEAMA”, que la Universidad Nacional brinda, podrán  acogerse a uno o varios programas (56) de pregrado, que operan en sus sedes, por la acción de escoger el bachiller desde el comienzo hasta tres créditos de pregrado, de modo que el estudiante al realizar la etapa inicial de su preparación académica en el Campus Cesar, continúe sus estudios en otra sede donde se ofrezca la carrera a la cual fue admitido a nivel nacional.

Será la comunidad la impulsora de su propio derecho de acceder a una institución gratuita e idónea, que le permita reconocerse a sí misma, por la valoración del conocimiento.

Columnista
14 septiembre, 2012

La Sede Caribe de la U. Nacional

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Ciro a. Quiroz otero

Por: CIRO QUIROZ OTERO El periódico El Tiempo, de septiembre 12 de 2012, publicó una noticia que la Universidad Nacional de Colombia, está radicada entre las 400 mejores del mundo, lo que viene concibiéndose desde hace 9 años. Se aproxima el sesquicentenario de su fundación con sedes en la región andina, y que  inexplicablemente no […]


Por: CIRO QUIROZ OTERO

El periódico El Tiempo, de septiembre 12 de 2012, publicó una noticia que la Universidad Nacional de Colombia, está radicada entre las 400 mejores del mundo, lo que viene concibiéndose desde hace 9 años. Se aproxima el sesquicentenario de su fundación con sedes en la región andina, y que  inexplicablemente no cuenta con una en la Costa Caribe.
Desde hace unos meses se ha venido reiterando la necesidad de continuar su expansión en la región norte, que abarque los departamentos de Guajira, Cesar, Córdoba, Sucre, Bolívar y Magdalena. La iniciativa la tuvo nuestro departamento, donando un lote entre Valledupar y La Paz.
Los estudios de factibilidad están perfeccionados, los de ingeniería proyectados y la ciudadela puede ya mirarse virtualmente diseñada con estética y funcionalidad por la facultad de arquitectura de Manizales, concurso que convocó la Universidad Nacional.
Lo preocupante es que EL TIEMPO va trascurriendo y si dentro de un año, es decir, en septiembre próximo no se ha iniciado la obra, el lote revertirá al departamento y ahí sí que jamás veremos el rostro de la Universidad Nacional en nuestra región. Precisamente el decreto 1210 de 1993; la obliga a contribuir a la  unidad nacional como centro de vida intelectual y cultural, dispuesto a las vertientes del pensamiento y a todos los sectores sociales, éticos, nacionales, regionales y locales.
Las Leyes 756/02; 1283/09; y 141/94; da un margen a los departamentos para signar sus recursos de regalías, para proyectos prioritarios de los cuales nuestra educación superior no está exenta. La sede resulta de trascendencia territorial y demográfica, para una región que requiere su mejor inversión en conocimientos culturales, técnicos y científicos, dada su baja calidad de vida modificable por sus amplias posibilidades económicas, que le permitan programas de post-grados, a nivel de maestrías y doctorados para mejorar la capacidad investigativa dirigida a un mejoramiento humano, digno de mostrar y exportar.
En otros reglones, el proyecto es requerido por su importancia al ser dirigido o encauzado hacía un conjunto de municipios y departamentos próximos, al no ser este programa exclusivo de Valledupar, ciudad que también que necesita una mejor oferta de educación superior. Mientras el país muestra una tendencia hacía niveles ascendentes con impulsos técnicos científicos, nuestra diligencia frente a estos retos, parece importarle poco a nuestros dirigentes y gobernantes. Los niveles de posgrados y especialización que la Universidad Nacional promovería, no solo se regentan hacía la trasmisión de conocimientos,  sino también a la creación de semilleros y grupos de investigación, con visión tecnológica e innovación de nuevas metodologías que contribuirán a la solución de conflictos regionales mejorando los indicadores de competitividad y calidad de vida de nuestra gente.
Si miramos las estadísticas sobre educación, nos percatamos del bajo nivel  de nuestros bachilleres, observando, mientras tanto, que reposa bajo el tintero el convenio para la formación de los profesores de secundaria en los niveles de lingüística, ciencias naturales, y matemáticas, que deben acelerarse, para nutrir la sede con las mejores y potenciales mentes juveniles de la región.
Los grupos de investigación son temas de interés que serían propuestos por operadores activos, con miras a un banco de proyectos que puedan concertarse entre el gobierno seccional y la Universidad Nacional, con planes de mediano y largo plazo, a través de institutos de investigación y centros de extensión y documentación, experiencias consolidadas en la Universidad Nacional.
Solo así, podrán cumplirse criterios de calidad que impacten en el desarrollo social y económico de la región, con miras a disminuir los índices de pobreza, mejorar la competitividad y modificar la calidad de vida de la colectividad.  Valiéndonos de la gobernabilidad y del interés comunitario podremos sacar adelante este proyecto que permita, a todos por igual, desde bachilleres provenientes de población vulnerable, de comunidades indígenas, municipios pobres, población afro raizal, destacándose a los mejores bachilleres como nuestra mejor presea.
Con la Universidad Nacional en la región ya certificada, estos bachilleres escogerían una mejor oferta amplia, diversa y armónica con sus intereses y expectativas personales, a través del programa especial de movilidad académica “PEAMA”, que la Universidad Nacional brinda, podrán  acogerse a uno o varios programas (56) de pregrado, que operan en sus sedes, por la acción de escoger el bachiller desde el comienzo hasta tres créditos de pregrado, de modo que el estudiante al realizar la etapa inicial de su preparación académica en el Campus Cesar, continúe sus estudios en otra sede donde se ofrezca la carrera a la cual fue admitido a nivel nacional.

Será la comunidad la impulsora de su propio derecho de acceder a una institución gratuita e idónea, que le permita reconocerse a sí misma, por la valoración del conocimiento.