El pasado 22 de marzo, la Contraloría General de la República publicó un boletín macrosectorial donde se hace una estimación del impacto para el país, de la no terminación del proyecto vial Ruta del Sol – Tramo 2. Si bien en términos de cifras el boletín es diciente, lo es más aún, que nuestros abuelos […]
El pasado 22 de marzo, la Contraloría General de la República publicó un boletín macrosectorial donde se hace una estimación del impacto para el país, de la no terminación del proyecto vial Ruta del Sol – Tramo 2. Si bien en términos de cifras el boletín es diciente, lo es más aún, que nuestros abuelos llegaron a la edad de 90 años, incluso han muerto, y no lograron ver terminada la comentada vía; nuestros padres cumplieron 60 años y ni expectativa de la misma; los de mi generación rondan ya los 30 años y tienen que observar como en la Ruta del Sol la oscuridad no permite amanecer.
No es que pretenda hacer ver que la Ruta lleva 90 años en construcción, sino simplemente resaltar que son varias las generaciones de cesarenses que hemos oído hablar de las maravillas de un proyecto vial, que para el Cesar hoy representa poco o nada.
El boletín en mención establece una cifra que oscila entre $568 mil y $808 mil millones de pesos como el impacto negativo que representa para el país cada año que pase sin que se termine el Tramo 2 de la Ruta del Sol. La primera cifra ($568.018 millones) resulta de analizar el efecto en el crecimiento económico (PIB), equivalente a $1.556 millones de pesos por día a partir de la evaluación de la relación costo beneficio, la estimación de la inversión y el avance de la obra; la segunda ($808.500 millones), es la estimación del beneficio anual que pierde el país en las operaciones de comercio exterior (que serían $2.215 millones de pesos diarios).
Las dificultades en la conectividad terrestre entre el interior del país y la región Caribe afectan sensiblemente la competitividad, el turismo y el relacionamiento entre regiones; si el sector 2 de la Ruta del Sol estuviere concluido se generaría un ahorro en el comercio exterior beneficiando las operaciones del mismo en 1.5% , generando una mayor utilidad para la economía del país, lo cual no es posible si estamos frente a un proyecto en el cual además de no estar terminada su ejecución, apenas se va en un nivel de avance de obra del 52%.
Las obras son para terminarlas, como ya lo dijo en un momento anterior el máximo Organismo de Control Fiscal del país, la no terminación de las obras de infraestructura del proyecto Ruta del Sol 2 es un ejemplo palpable y vergonzoso de hasta qué punto la corrupción, a través de sobornos, como se dio con el escándalo de Odebrecht, puede entorpecer el desarrollo del país.
Con envidia de la buena, me pregunto por qué en el altiplano cundiboyacense se pudo avanzar de manera positiva en la doble calzada Briceño – Tunja – Sogamoso; y por qué en el Tramo 2 de la Ruta de Sol, posiblemente los avances más significativos se dieron en términos de coimas.
Por Josefina Castro González
El pasado 22 de marzo, la Contraloría General de la República publicó un boletín macrosectorial donde se hace una estimación del impacto para el país, de la no terminación del proyecto vial Ruta del Sol – Tramo 2. Si bien en términos de cifras el boletín es diciente, lo es más aún, que nuestros abuelos […]
El pasado 22 de marzo, la Contraloría General de la República publicó un boletín macrosectorial donde se hace una estimación del impacto para el país, de la no terminación del proyecto vial Ruta del Sol – Tramo 2. Si bien en términos de cifras el boletín es diciente, lo es más aún, que nuestros abuelos llegaron a la edad de 90 años, incluso han muerto, y no lograron ver terminada la comentada vía; nuestros padres cumplieron 60 años y ni expectativa de la misma; los de mi generación rondan ya los 30 años y tienen que observar como en la Ruta del Sol la oscuridad no permite amanecer.
No es que pretenda hacer ver que la Ruta lleva 90 años en construcción, sino simplemente resaltar que son varias las generaciones de cesarenses que hemos oído hablar de las maravillas de un proyecto vial, que para el Cesar hoy representa poco o nada.
El boletín en mención establece una cifra que oscila entre $568 mil y $808 mil millones de pesos como el impacto negativo que representa para el país cada año que pase sin que se termine el Tramo 2 de la Ruta del Sol. La primera cifra ($568.018 millones) resulta de analizar el efecto en el crecimiento económico (PIB), equivalente a $1.556 millones de pesos por día a partir de la evaluación de la relación costo beneficio, la estimación de la inversión y el avance de la obra; la segunda ($808.500 millones), es la estimación del beneficio anual que pierde el país en las operaciones de comercio exterior (que serían $2.215 millones de pesos diarios).
Las dificultades en la conectividad terrestre entre el interior del país y la región Caribe afectan sensiblemente la competitividad, el turismo y el relacionamiento entre regiones; si el sector 2 de la Ruta del Sol estuviere concluido se generaría un ahorro en el comercio exterior beneficiando las operaciones del mismo en 1.5% , generando una mayor utilidad para la economía del país, lo cual no es posible si estamos frente a un proyecto en el cual además de no estar terminada su ejecución, apenas se va en un nivel de avance de obra del 52%.
Las obras son para terminarlas, como ya lo dijo en un momento anterior el máximo Organismo de Control Fiscal del país, la no terminación de las obras de infraestructura del proyecto Ruta del Sol 2 es un ejemplo palpable y vergonzoso de hasta qué punto la corrupción, a través de sobornos, como se dio con el escándalo de Odebrecht, puede entorpecer el desarrollo del país.
Con envidia de la buena, me pregunto por qué en el altiplano cundiboyacense se pudo avanzar de manera positiva en la doble calzada Briceño – Tunja – Sogamoso; y por qué en el Tramo 2 de la Ruta de Sol, posiblemente los avances más significativos se dieron en términos de coimas.
Por Josefina Castro González