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Columnista - 4 marzo, 2020

La represa del Ranchería

La Contraloría General de la República identificó a través de su Estrategia Compromiso Colombia 1.176 proyectos críticos, obras inconclusas y lo que calificó como elefantes blancos sin ninguna utilidad público ni social. Según el Vice contralor Ricardo Rodríguez, sumados alcanzan la friolera de los $8.6 billones. Una de esas obras inconclusas es la Represa del […]

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La Contraloría General de la República identificó a través de su Estrategia Compromiso Colombia 1.176 proyectos críticos, obras inconclusas y lo que calificó como elefantes blancos sin ninguna utilidad público ni social. Según el Vice contralor Ricardo Rodríguez, sumados alcanzan la friolera de los $8.6 billones. Una de esas obras inconclusas es la Represa del Ranchería.

Desde que yo tengo uso de razón he oído hablar de la Represa del Ranchería, para aprovechar este importante afluente que nace en la Sierra Nevada de Santa Marta. Se trata de un proyecto de vital importancia para La guajira, que ve en él la oportunidad de poner a producir sus feraces y sedientas tierras, de vocación arrocera, algodonera y palmicultora, especialmente. Este proyecto tiene una larga y accidentada historia, convirtiéndose en la promesa incumplida de los sucesivos gobiernos.

Estamos hablando de un proyecto multipropósito que busca irrigar 18.030 hectáreas, proveer de agua potable a 9 de los 15 municipios del Departamento, amén de una micro central de generación de energía con capacidad de suministrar 22.6 GWh/año. Es de tal importancia este proyecto, que siempre ha sido identificado como la primera prioridad en los planes de desarrollo del Departamento en las últimas cuatro décadas.

El Ministerio de agricultura sacó a licitación pública la estructuración, diseño y ejecución integral de este proyecto en el año 1998, en las postrimerías del gobierno de Ernesto Samper. Desafortunadamente el Presidente Andrés Pastrana, quien sucedió al ex presidente Samper, en un acto de revanchismo político, truncó el proceso al declarar desierta la licitación.

Por fortuna, en el primer cuatrienio de la Presidencia de Alvaro Uribe Vélez se resucitó el proyecto, incorporándolo a su Plan Nacional de Desarrollo y expidiendo el Documento CONPES 3362 de julio 14 de 2005, mediante el cual se declaró de importancia estratégica para el país. Se procedió, entonces, a contratar su primera fase, la presa El Cercado. La obra se concluyó en diciembre de 2010 y desde entonces, al no ejecutarse la segunda fase del proyecto (sistemas de riego, drenaje y vías a nivel principal, secundario y predial), el mismo permanece, según dijo en su momento el ex ministro de agricultura Juan Camilo Restrepo, como un “elefante blanco a medias”, a medio palo.

Ello le mereció al Gobierno Nacional una dura reprimenda de parte del Contralor General Edgardo Maya, quien no dudó en señalar que “se pudo evidenciar que a mayo de 2018 el cumplimiento del objetivo y fines planteados en el proyecto para lo cual se desarrolló la obra objeto del mismo, no se ha concretado; salvo el objetivo relacionado con el caudal del Río”. La Auditoría efectuada a este proyecto arrojó hallazgos tanto fiscales, por un presunto detrimento patrimonial, como administrativos y disciplinarios.

Por lo pronto, los distritos de riego del Ranchería y de San Juan del Cesar, así como la planta de generación de energía seguirán en la lista de espera. La pregunta es hasta cuándo.

Columnista
4 marzo, 2020

La represa del Ranchería

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Amylkar D. Acosta

La Contraloría General de la República identificó a través de su Estrategia Compromiso Colombia 1.176 proyectos críticos, obras inconclusas y lo que calificó como elefantes blancos sin ninguna utilidad público ni social. Según el Vice contralor Ricardo Rodríguez, sumados alcanzan la friolera de los $8.6 billones. Una de esas obras inconclusas es la Represa del […]


La Contraloría General de la República identificó a través de su Estrategia Compromiso Colombia 1.176 proyectos críticos, obras inconclusas y lo que calificó como elefantes blancos sin ninguna utilidad público ni social. Según el Vice contralor Ricardo Rodríguez, sumados alcanzan la friolera de los $8.6 billones. Una de esas obras inconclusas es la Represa del Ranchería.

Desde que yo tengo uso de razón he oído hablar de la Represa del Ranchería, para aprovechar este importante afluente que nace en la Sierra Nevada de Santa Marta. Se trata de un proyecto de vital importancia para La guajira, que ve en él la oportunidad de poner a producir sus feraces y sedientas tierras, de vocación arrocera, algodonera y palmicultora, especialmente. Este proyecto tiene una larga y accidentada historia, convirtiéndose en la promesa incumplida de los sucesivos gobiernos.

Estamos hablando de un proyecto multipropósito que busca irrigar 18.030 hectáreas, proveer de agua potable a 9 de los 15 municipios del Departamento, amén de una micro central de generación de energía con capacidad de suministrar 22.6 GWh/año. Es de tal importancia este proyecto, que siempre ha sido identificado como la primera prioridad en los planes de desarrollo del Departamento en las últimas cuatro décadas.

El Ministerio de agricultura sacó a licitación pública la estructuración, diseño y ejecución integral de este proyecto en el año 1998, en las postrimerías del gobierno de Ernesto Samper. Desafortunadamente el Presidente Andrés Pastrana, quien sucedió al ex presidente Samper, en un acto de revanchismo político, truncó el proceso al declarar desierta la licitación.

Por fortuna, en el primer cuatrienio de la Presidencia de Alvaro Uribe Vélez se resucitó el proyecto, incorporándolo a su Plan Nacional de Desarrollo y expidiendo el Documento CONPES 3362 de julio 14 de 2005, mediante el cual se declaró de importancia estratégica para el país. Se procedió, entonces, a contratar su primera fase, la presa El Cercado. La obra se concluyó en diciembre de 2010 y desde entonces, al no ejecutarse la segunda fase del proyecto (sistemas de riego, drenaje y vías a nivel principal, secundario y predial), el mismo permanece, según dijo en su momento el ex ministro de agricultura Juan Camilo Restrepo, como un “elefante blanco a medias”, a medio palo.

Ello le mereció al Gobierno Nacional una dura reprimenda de parte del Contralor General Edgardo Maya, quien no dudó en señalar que “se pudo evidenciar que a mayo de 2018 el cumplimiento del objetivo y fines planteados en el proyecto para lo cual se desarrolló la obra objeto del mismo, no se ha concretado; salvo el objetivo relacionado con el caudal del Río”. La Auditoría efectuada a este proyecto arrojó hallazgos tanto fiscales, por un presunto detrimento patrimonial, como administrativos y disciplinarios.

Por lo pronto, los distritos de riego del Ranchería y de San Juan del Cesar, así como la planta de generación de energía seguirán en la lista de espera. La pregunta es hasta cuándo.