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Columnista - 6 febrero, 2019

La popularidad del presidente

Recién se cumplieron los primeros 100 días del gobierno del presidente Iván Duque, las alarmas se prendieron porque los altos niveles de desaprobación a su gobierno registraron guarismos inéditos en este país de pendulares expectativas y decepciones

Recién se cumplieron los primeros 100 días del gobierno del presidente Iván Duque, las alarmas se prendieron porque los altos niveles de desaprobación a su gobierno registraron guarismos inéditos en este país de pendulares expectativas y decepciones. ¿Quién iba a creer que el ministro Alberto Carrasquilla sería el primer encargado de dilapidar más del 60% de popularidad del mandatario?

Así fue, independiente a todo el desgastante cuestionamiento ético que enfrentó el gobierno cuando comunicó, nombró y posesionó al ministro de Hacienda, el personaje de marras se dedicó a anunciar impuestos que cayeron muy mal en el contribuyente de a pie, que en últimas es quien sostiene nuestro tropical papelón de democracia. Dice un amigo que “el golpe de bolsillo es el que más duele”.

También la clase política, incluidos quienes lo llevaron al poder, entró en pánico porque apenas se posesionaron los ministros algo les dijo que la ‘mermelada’ se tardaría unos meses y quedaban deudas de campaña. Ahí se estrelló la imagen presidencial.

Salvo para algunos escuderos ‘uribistas’ que siguieron en la defensa del presidente; las redes sociales se llenaron de burlas y sarcasmos en un tono parecido a las usadas con nuestro torpe vecino bolivariano, haciéndose memorables los memes sobre la intervención del doctor Duque en la Unesco, en la que contrastó jocosamente a los siete enanitos de Blanca Nieves con los siete principios de la promocionada Economía Naranja.

Más solemne pero igual de desgastante para el gobierno han sido los incontestados reclamos frente a la andanada de crímenes de líderes sociales y que junto al escándalo de Odebrecht, el cual al parecer salpica al fiscal Néstor Humberto Martínez y al mismo presidente, se encargaron también de ir restando popularidad al primer mandatario.

Mientras tanto, del otro lado de la frontera, el tristemente célebre Nicolás Maduro en una desaforada carrera de auto descrédito, vociferaba cuanta locura se le venía a la cabeza contra Colombia solo cambiando el apellido Santos por el de Duque, lo que hizo reaccionar los registros de las encuestadoras a favor del colombiano, teniendo como testigo el ensordecedor aplauso de los que añoran ‘sangre en la valla’.

Pero fue por cuenta de la férrea reacción frente al terrorista atentado del ELN a la Escuela General Santander de la Policía Nacional en Bogotá, el que luego de 190 días de gobierno hizo que la aprobación del presidente Iván duque pasara del 11 a un 35% según la firma encuestadora Yanhaas.

Aunque tal vez esto quiera decir que el enfermo pueblo colombiano reverencia la promoción guerrerista, yo si quisiera que el presidente triunfe por las inversiones en calidad y cobertura educativa, por oportunidad en eficientes servicios de salud, por equidad en la movilidad social y económica del pueblo y por tantos tópicos de inversión social, para sepultar el trino de un ocurrente cibernauta cuando afirmó que nuestro presidente padecía hipermetropía porque veía perfectamente la lejana crisis venezolana, pero era ajeno a la muy cercana miseria colombiana. Un abrazo. –

Columnista
6 febrero, 2019

La popularidad del presidente

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

Recién se cumplieron los primeros 100 días del gobierno del presidente Iván Duque, las alarmas se prendieron porque los altos niveles de desaprobación a su gobierno registraron guarismos inéditos en este país de pendulares expectativas y decepciones


Recién se cumplieron los primeros 100 días del gobierno del presidente Iván Duque, las alarmas se prendieron porque los altos niveles de desaprobación a su gobierno registraron guarismos inéditos en este país de pendulares expectativas y decepciones. ¿Quién iba a creer que el ministro Alberto Carrasquilla sería el primer encargado de dilapidar más del 60% de popularidad del mandatario?

Así fue, independiente a todo el desgastante cuestionamiento ético que enfrentó el gobierno cuando comunicó, nombró y posesionó al ministro de Hacienda, el personaje de marras se dedicó a anunciar impuestos que cayeron muy mal en el contribuyente de a pie, que en últimas es quien sostiene nuestro tropical papelón de democracia. Dice un amigo que “el golpe de bolsillo es el que más duele”.

También la clase política, incluidos quienes lo llevaron al poder, entró en pánico porque apenas se posesionaron los ministros algo les dijo que la ‘mermelada’ se tardaría unos meses y quedaban deudas de campaña. Ahí se estrelló la imagen presidencial.

Salvo para algunos escuderos ‘uribistas’ que siguieron en la defensa del presidente; las redes sociales se llenaron de burlas y sarcasmos en un tono parecido a las usadas con nuestro torpe vecino bolivariano, haciéndose memorables los memes sobre la intervención del doctor Duque en la Unesco, en la que contrastó jocosamente a los siete enanitos de Blanca Nieves con los siete principios de la promocionada Economía Naranja.

Más solemne pero igual de desgastante para el gobierno han sido los incontestados reclamos frente a la andanada de crímenes de líderes sociales y que junto al escándalo de Odebrecht, el cual al parecer salpica al fiscal Néstor Humberto Martínez y al mismo presidente, se encargaron también de ir restando popularidad al primer mandatario.

Mientras tanto, del otro lado de la frontera, el tristemente célebre Nicolás Maduro en una desaforada carrera de auto descrédito, vociferaba cuanta locura se le venía a la cabeza contra Colombia solo cambiando el apellido Santos por el de Duque, lo que hizo reaccionar los registros de las encuestadoras a favor del colombiano, teniendo como testigo el ensordecedor aplauso de los que añoran ‘sangre en la valla’.

Pero fue por cuenta de la férrea reacción frente al terrorista atentado del ELN a la Escuela General Santander de la Policía Nacional en Bogotá, el que luego de 190 días de gobierno hizo que la aprobación del presidente Iván duque pasara del 11 a un 35% según la firma encuestadora Yanhaas.

Aunque tal vez esto quiera decir que el enfermo pueblo colombiano reverencia la promoción guerrerista, yo si quisiera que el presidente triunfe por las inversiones en calidad y cobertura educativa, por oportunidad en eficientes servicios de salud, por equidad en la movilidad social y económica del pueblo y por tantos tópicos de inversión social, para sepultar el trino de un ocurrente cibernauta cuando afirmó que nuestro presidente padecía hipermetropía porque veía perfectamente la lejana crisis venezolana, pero era ajeno a la muy cercana miseria colombiana. Un abrazo. –