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Columnista - 23 noviembre, 2015

La paz ¿otra vez en veremos?

Después de tres años de proceso y de todos los avances, incluso del estrechón de manos entre Santos y Timochenko, el proceso de paz parece haber entrado en un limbo donde nadie sabe qué va pasar, da la impresión de que las Farc, en el último tramo, quisieran mantenerse en su zona de confort en […]

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Después de tres años de proceso y de todos los avances, incluso del estrechón de manos entre Santos y Timochenko, el proceso de paz parece haber entrado en un limbo donde nadie sabe qué va pasar, da la impresión de que las Farc, en el último tramo, quisieran mantenerse en su zona de confort en La Habana, mientras el gobierno hace de todo para firmar el acuerdo lo más pronto posible y refrendarlo como sea, el plebiscito que han planteado es una medida desesperada que ni a los mismos terroristas le gusta y bajarle el umbral en el Congreso es no jugarle limpio a Colombia, con 48 millones de habitantes, solo se necesitarían 4 millones 300 mil para refrendarlo, es como ganar un partido de fútbol medio gol a cero, lo que daría como resultado una paz con muy poca legitimidad, blanco de muchos cuestionamientos en el futuro, pero así se hizo y como es un proyecto personal de Santos, hay que sacarlo como sea y lo sacará, estoy seguro; incluso, envió a Enrique Santos quien fue el gestor de todo esto, a tratar de convencer a Timochenko de hacer un tal cónclave para que haya humo blanco de paz y por fin se dé la tan anhelada firma el 26 de marzo y no quedar mal ante el mundo por el compromiso adquirido ante la ONU, mientras la contra parte continúa poniendo trabas en el tema más importante para ellos, la justicia (le temen mucho a la cárcel) y siguen exigiendo constituyente, hasta enviando mensajes contradictorios, Joaquín Gómez, dice que no habrá paz y que tampoco entregarán las armas si persiste el paramilitarismo, una tesis infantil, el paramilitarismo está y seguirá mientras persista la amenaza guerrillera, hace parte de la guerra que ellos mismo iniciaron y decir que el Estado lo desmontará es una farsa, la realidad es que hay muchos intereses para que el paramilitarismo continúe, máxime si lo que muestra las Farc es solo el ánimo de aprovecharse de un gobierno que ambiciona réditos políticos a cambio de sacrificar la justicia, es necesario fijar reglas claras en este tema, todavía están a tiempo de que paguen por lo menos algo de cárcel, entreguen dineros, rutas y pidan perdón, solo así los colombianos apoyarán el proceso y no necesitarían bajar umbrales para ganar.

El mundo cada día cierra más el paso al terrorismo, después de los ataques en Paris, la óptica cambia y se extreman los controles, incluso el apoyo de EEUU y la comunidad Europea al proceso puede cambiar, si insisten en salir como inocentes borreguitos. Ojo, ahí está la CPI vigilante y no del todo convencida, además, la previsible derrota de Cristina Fernández en Argentina, puede darle un impulso a la oposición en Venezuela para derrotar a Maduro en las legislativas de diciembre, un escenario bastante perjudicial para nuestros terroristas, a quienes muchos pretenden rotular con un discurso ideológico, sin embargo son catalogados de terroristas, aunque les moleste. Corre el reloj para el gobierno, pero también para las Farc, si continúan mamando gallo puede complicarse todo por lo que han trabajado estos últimos tres años en La Habana con yate, mujeres y cocteles incluidos.

 

Columnista
23 noviembre, 2015

La paz ¿otra vez en veremos?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jacobo Solano Cerchiaro

Después de tres años de proceso y de todos los avances, incluso del estrechón de manos entre Santos y Timochenko, el proceso de paz parece haber entrado en un limbo donde nadie sabe qué va pasar, da la impresión de que las Farc, en el último tramo, quisieran mantenerse en su zona de confort en […]


Después de tres años de proceso y de todos los avances, incluso del estrechón de manos entre Santos y Timochenko, el proceso de paz parece haber entrado en un limbo donde nadie sabe qué va pasar, da la impresión de que las Farc, en el último tramo, quisieran mantenerse en su zona de confort en La Habana, mientras el gobierno hace de todo para firmar el acuerdo lo más pronto posible y refrendarlo como sea, el plebiscito que han planteado es una medida desesperada que ni a los mismos terroristas le gusta y bajarle el umbral en el Congreso es no jugarle limpio a Colombia, con 48 millones de habitantes, solo se necesitarían 4 millones 300 mil para refrendarlo, es como ganar un partido de fútbol medio gol a cero, lo que daría como resultado una paz con muy poca legitimidad, blanco de muchos cuestionamientos en el futuro, pero así se hizo y como es un proyecto personal de Santos, hay que sacarlo como sea y lo sacará, estoy seguro; incluso, envió a Enrique Santos quien fue el gestor de todo esto, a tratar de convencer a Timochenko de hacer un tal cónclave para que haya humo blanco de paz y por fin se dé la tan anhelada firma el 26 de marzo y no quedar mal ante el mundo por el compromiso adquirido ante la ONU, mientras la contra parte continúa poniendo trabas en el tema más importante para ellos, la justicia (le temen mucho a la cárcel) y siguen exigiendo constituyente, hasta enviando mensajes contradictorios, Joaquín Gómez, dice que no habrá paz y que tampoco entregarán las armas si persiste el paramilitarismo, una tesis infantil, el paramilitarismo está y seguirá mientras persista la amenaza guerrillera, hace parte de la guerra que ellos mismo iniciaron y decir que el Estado lo desmontará es una farsa, la realidad es que hay muchos intereses para que el paramilitarismo continúe, máxime si lo que muestra las Farc es solo el ánimo de aprovecharse de un gobierno que ambiciona réditos políticos a cambio de sacrificar la justicia, es necesario fijar reglas claras en este tema, todavía están a tiempo de que paguen por lo menos algo de cárcel, entreguen dineros, rutas y pidan perdón, solo así los colombianos apoyarán el proceso y no necesitarían bajar umbrales para ganar.

El mundo cada día cierra más el paso al terrorismo, después de los ataques en Paris, la óptica cambia y se extreman los controles, incluso el apoyo de EEUU y la comunidad Europea al proceso puede cambiar, si insisten en salir como inocentes borreguitos. Ojo, ahí está la CPI vigilante y no del todo convencida, además, la previsible derrota de Cristina Fernández en Argentina, puede darle un impulso a la oposición en Venezuela para derrotar a Maduro en las legislativas de diciembre, un escenario bastante perjudicial para nuestros terroristas, a quienes muchos pretenden rotular con un discurso ideológico, sin embargo son catalogados de terroristas, aunque les moleste. Corre el reloj para el gobierno, pero también para las Farc, si continúan mamando gallo puede complicarse todo por lo que han trabajado estos últimos tres años en La Habana con yate, mujeres y cocteles incluidos.