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Columnista - 31 octubre, 2012

La paz es mi pueblo…

Por: Rodolfo Quintero Romero Ahora que la paz se ha vuelto a poner de moda no dejo de preguntarme cómo se afectará la vida de los colombianos después de que sefirme el Acuerdo para terminar el interminable conflicto armado. En la guerra siempre hay que estar a favor de las víctimas, recomendaba Camus. Es de […]

Por: Rodolfo Quintero Romero

Ahora que la paz se ha vuelto a poner de moda no dejo de preguntarme cómo se afectará la vida de los colombianos después de que sefirme el Acuerdo para terminar el interminable conflicto armado. En la guerra siempre hay que estar a favor de las víctimas, recomendaba Camus.
Es de conocimiento que el accionar de la delincuencia común nos perjudica más que las acciones delictivas relacionadas con la violencia política. Sin embargo, la lucha entre el Ejército y la guerrilla tiene más dolientes, goza de mayor atención, suele considerarse más importante que las tribulaciones que padecemos por la inseguridad ciudadana. La paz no implicará el fin de todas las violencias.
Por eso, muchas preguntas me asaltan cuando pienso en el post conflicto. En las zonas rurales: ¿será menos azarosa, más tranquila, la vida de los campesinos?¿Les devolverán sus tierras? ¿Saldrán a pescar de noche?¿Seguirán violando a sus esposas e hijas?¿Regresarán los desplazados? ¿Volverán sus hijos a engrosar nuevos grupos ilegales?
Y, en las ciudades, ¿se reducirán los atracos a mano armada?. Sus habitantes, ¿volverán a caminar despreocupadamente por las calles? ¿Mirarán con tranquilidad la llegada de una motocicleta? ¿Sacarán a las terrazas sus mecedoras al atardecer? ¿Dejarán a sus niños jugar solos en los parques?
La violencia contra las mujeres, ¿disminuirá a cifras intrascendentes? Los padres, ¿continuarán maltratando a sus hijos? ¿Se acabará la violencia sexual contra niñas y niños? Los choferes borrachos, ¿seguirán impunemente asesinando peatones? ¿Cesará la discriminacióncontra los gays, indígenas y afros?
Ojalá que las preguntas anteriores, que nos remiten a diversas formas de violencia, tengan más fácil respuestacon el fin del conflicto armado. Temo que nos tomará mucho tiempo disfrutar de niveles civilizados de convivencia y tolerancia porque esas conductas, esos comportamientos, tienen su origen en las miserables condiciones de vida, privaciones, exclusiones y falta de oportunidades que padecen la mayoría de los colombianos.
Tengamos presente que por muy importante que sea el cese del conflicto esto no garantiza la llegada de una sociedad moderna; aunque, sino se logra el primero, la segunda será más difícil de edificar.El final del conflicto beneficiará directamente a soldados y guerrilleros. La modernidad a todos los colombianos porque será el resultado de profundas reformas económicas, sociales y políticas que proveerán las condiciones básicas para vivir con dignidad.
La construcción de un país próspero y justo será una gesta colectiva, un largo proceso que debemos comenzar ya, apertrechados de valores que consagren el carácter sagrado de la vida, el manejo honesto de los dineros públicos, el respeto a la Naturaleza, la promoción de la igualdad de géneros y el desprestigio de la violencia como método para resolver los conflictos.
La pobreza, desigualdad, violencia intrafamiliar, empleo informal, muertes violentas, analfabetismo, abusos sexuales a menores, contaminación ambiental, inseguridad ciudadana, concentración de la tierra, baja calidad de la educación, que tenemos en el Cesar son indicadores de lo mucho que hay que hacer para lograr niveles de vida decentes para todos.
Apoyemos, con moderado optimismo, el proceso de negociación que se inicia a ver si,por fin,salimos de esta insoportable vorágine de violencia que nos agobia y degrada.
[email protected]

Columnista
31 octubre, 2012

La paz es mi pueblo…

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodolfo Quintero Romero

Por: Rodolfo Quintero Romero Ahora que la paz se ha vuelto a poner de moda no dejo de preguntarme cómo se afectará la vida de los colombianos después de que sefirme el Acuerdo para terminar el interminable conflicto armado. En la guerra siempre hay que estar a favor de las víctimas, recomendaba Camus. Es de […]


Por: Rodolfo Quintero Romero

Ahora que la paz se ha vuelto a poner de moda no dejo de preguntarme cómo se afectará la vida de los colombianos después de que sefirme el Acuerdo para terminar el interminable conflicto armado. En la guerra siempre hay que estar a favor de las víctimas, recomendaba Camus.
Es de conocimiento que el accionar de la delincuencia común nos perjudica más que las acciones delictivas relacionadas con la violencia política. Sin embargo, la lucha entre el Ejército y la guerrilla tiene más dolientes, goza de mayor atención, suele considerarse más importante que las tribulaciones que padecemos por la inseguridad ciudadana. La paz no implicará el fin de todas las violencias.
Por eso, muchas preguntas me asaltan cuando pienso en el post conflicto. En las zonas rurales: ¿será menos azarosa, más tranquila, la vida de los campesinos?¿Les devolverán sus tierras? ¿Saldrán a pescar de noche?¿Seguirán violando a sus esposas e hijas?¿Regresarán los desplazados? ¿Volverán sus hijos a engrosar nuevos grupos ilegales?
Y, en las ciudades, ¿se reducirán los atracos a mano armada?. Sus habitantes, ¿volverán a caminar despreocupadamente por las calles? ¿Mirarán con tranquilidad la llegada de una motocicleta? ¿Sacarán a las terrazas sus mecedoras al atardecer? ¿Dejarán a sus niños jugar solos en los parques?
La violencia contra las mujeres, ¿disminuirá a cifras intrascendentes? Los padres, ¿continuarán maltratando a sus hijos? ¿Se acabará la violencia sexual contra niñas y niños? Los choferes borrachos, ¿seguirán impunemente asesinando peatones? ¿Cesará la discriminacióncontra los gays, indígenas y afros?
Ojalá que las preguntas anteriores, que nos remiten a diversas formas de violencia, tengan más fácil respuestacon el fin del conflicto armado. Temo que nos tomará mucho tiempo disfrutar de niveles civilizados de convivencia y tolerancia porque esas conductas, esos comportamientos, tienen su origen en las miserables condiciones de vida, privaciones, exclusiones y falta de oportunidades que padecen la mayoría de los colombianos.
Tengamos presente que por muy importante que sea el cese del conflicto esto no garantiza la llegada de una sociedad moderna; aunque, sino se logra el primero, la segunda será más difícil de edificar.El final del conflicto beneficiará directamente a soldados y guerrilleros. La modernidad a todos los colombianos porque será el resultado de profundas reformas económicas, sociales y políticas que proveerán las condiciones básicas para vivir con dignidad.
La construcción de un país próspero y justo será una gesta colectiva, un largo proceso que debemos comenzar ya, apertrechados de valores que consagren el carácter sagrado de la vida, el manejo honesto de los dineros públicos, el respeto a la Naturaleza, la promoción de la igualdad de géneros y el desprestigio de la violencia como método para resolver los conflictos.
La pobreza, desigualdad, violencia intrafamiliar, empleo informal, muertes violentas, analfabetismo, abusos sexuales a menores, contaminación ambiental, inseguridad ciudadana, concentración de la tierra, baja calidad de la educación, que tenemos en el Cesar son indicadores de lo mucho que hay que hacer para lograr niveles de vida decentes para todos.
Apoyemos, con moderado optimismo, el proceso de negociación que se inicia a ver si,por fin,salimos de esta insoportable vorágine de violencia que nos agobia y degrada.
[email protected]