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Columnista - 6 julio, 2017

La Patria Boba

Luego de que la misión de las Naciones Unidas certificara la entrega de más de siete mil armas de las Farc, pensaba en el esfuerzo que en ese momento deberían estar haciendo los guerreristas para estructurar un discurso capaz de restarle importancia a este hecho, históricamente de más trascendencia que toda la sangre derramada en […]

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Luego de que la misión de las Naciones Unidas certificara la entrega de más de siete mil armas de las Farc, pensaba en el esfuerzo que en ese momento deberían estar haciendo los guerreristas para estructurar un discurso capaz de restarle importancia a este hecho, históricamente de más trascendencia que toda la sangre derramada en nombre de la consecución de la Paz por la vía armada.

En esas estaba cuando me encontré con una valiosa frase del poeta y dramaturgo alemán, Bertolt Brecht, muy útil para entender que el éxito de las críticas al Proceso de Paz es pasajero porque “la crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”.

Y confieso que la claridad de ese concepto me asustó porque viene una nueva elección presidencial y tal vez los más de cincuenta años de guerra no acabarán de morir o no nacerán completamente las transformaciones sociales del nuevo país que queremos, si desde nuestra individual voluntad política somos inferiores a las improvisaciones del gobierno Santos, a las imprudencias guerrilleras y a la insaciable sed de venganza de la izquierda radical y extrema derecha.

Nos corresponde entonces ser cautos con cada globito de información difundida, no podemos caer impunemente en la artificiosa polarización que abre las puertas a una rejuvenecida Patria Boba, ocurrida doscientos años antes.

Con verdades, mentiras, miedos, incertidumbre y todo tipo de pasiones esperan en el conflicto armado la única alternativa de supervivencia a una plataforma política anacrónica, sin importarles que es el pueblo raso quien tiñe de sangre nuestros campos y ciudades, vestido de guerrillero, soldado, policía o paramilitar.

Hoy la exposición mediática esclaviza ideológicamente a los que reciben las sobras de la oligarquía dominante, ellos solo defienden sus comodidades particulares y hasta el derecho a creerse miembro de una clase social superior. Alarmante también lo que sucede con algunos religiosos practicantes, son fundamentalistas, olvidan el perdón y la misericordia divina pidiendo sangre y castigo en nombre de la fe, como hacían los sicarios cuando se encomendaban a la virgen al momento de cometer sus crímenes.

Ojalá el ataque a una Estación de Policía en el corregimiento de La Mata, en La Gloria -Cesar- o la incursión paramilitar a Puerto López, municipio de El Bagre, sirva para recordar esa época triste que con los diálogos parecía haber quedado en el pasado. Luchemos contra la inercia política porque son pocos los colombianos que quieren volver a vivir ese trágico capítulo de nuestra historia.

Así como pedimos la transformación del Estado, individualmente nuestra concepción política debe estar preparada para esa reforma. Por esto se equivocan los gamonales electorales que en desbandada huyen a los cuarteles del statu quo intentando seguir reinando. Colombia sin las Farc es otra y no podemos ser inferiores a esa novedad, ojo con lo que dijo Charles Darwin, “no es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”. Propiciemos el cambio. Un abrazo.

[email protected]
@antoniomariaA

Por Antonio María Araújo Calderón

 

Columnista
6 julio, 2017

La Patria Boba

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Antonio María Araujo

Luego de que la misión de las Naciones Unidas certificara la entrega de más de siete mil armas de las Farc, pensaba en el esfuerzo que en ese momento deberían estar haciendo los guerreristas para estructurar un discurso capaz de restarle importancia a este hecho, históricamente de más trascendencia que toda la sangre derramada en […]


Luego de que la misión de las Naciones Unidas certificara la entrega de más de siete mil armas de las Farc, pensaba en el esfuerzo que en ese momento deberían estar haciendo los guerreristas para estructurar un discurso capaz de restarle importancia a este hecho, históricamente de más trascendencia que toda la sangre derramada en nombre de la consecución de la Paz por la vía armada.

En esas estaba cuando me encontré con una valiosa frase del poeta y dramaturgo alemán, Bertolt Brecht, muy útil para entender que el éxito de las críticas al Proceso de Paz es pasajero porque “la crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”.

Y confieso que la claridad de ese concepto me asustó porque viene una nueva elección presidencial y tal vez los más de cincuenta años de guerra no acabarán de morir o no nacerán completamente las transformaciones sociales del nuevo país que queremos, si desde nuestra individual voluntad política somos inferiores a las improvisaciones del gobierno Santos, a las imprudencias guerrilleras y a la insaciable sed de venganza de la izquierda radical y extrema derecha.

Nos corresponde entonces ser cautos con cada globito de información difundida, no podemos caer impunemente en la artificiosa polarización que abre las puertas a una rejuvenecida Patria Boba, ocurrida doscientos años antes.

Con verdades, mentiras, miedos, incertidumbre y todo tipo de pasiones esperan en el conflicto armado la única alternativa de supervivencia a una plataforma política anacrónica, sin importarles que es el pueblo raso quien tiñe de sangre nuestros campos y ciudades, vestido de guerrillero, soldado, policía o paramilitar.

Hoy la exposición mediática esclaviza ideológicamente a los que reciben las sobras de la oligarquía dominante, ellos solo defienden sus comodidades particulares y hasta el derecho a creerse miembro de una clase social superior. Alarmante también lo que sucede con algunos religiosos practicantes, son fundamentalistas, olvidan el perdón y la misericordia divina pidiendo sangre y castigo en nombre de la fe, como hacían los sicarios cuando se encomendaban a la virgen al momento de cometer sus crímenes.

Ojalá el ataque a una Estación de Policía en el corregimiento de La Mata, en La Gloria -Cesar- o la incursión paramilitar a Puerto López, municipio de El Bagre, sirva para recordar esa época triste que con los diálogos parecía haber quedado en el pasado. Luchemos contra la inercia política porque son pocos los colombianos que quieren volver a vivir ese trágico capítulo de nuestra historia.

Así como pedimos la transformación del Estado, individualmente nuestra concepción política debe estar preparada para esa reforma. Por esto se equivocan los gamonales electorales que en desbandada huyen a los cuarteles del statu quo intentando seguir reinando. Colombia sin las Farc es otra y no podemos ser inferiores a esa novedad, ojo con lo que dijo Charles Darwin, “no es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”. Propiciemos el cambio. Un abrazo.

[email protected]
@antoniomariaA

Por Antonio María Araújo Calderón