Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 8 octubre, 2021

La pasamos rico, ¡ala!

Así hubiera exclamado el inolvidable primo hermano Armando Aponte López. Al que no quiere caldo se le dan dos tasas, eso me pasó a mí este fin de semana, sábado y domingo; ya las fiestas me fastidian, pues sin querer queriendo dejé tirado a quien me acompañó por mucho tiempo, el traguito, de cualquier clase, […]

Así hubiera exclamado el inolvidable primo hermano Armando Aponte López. Al que no quiere caldo se le dan dos tasas, eso me pasó a mí este fin de semana, sábado y domingo; ya las fiestas me fastidian, pues sin querer queriendo dejé tirado a quien me acompañó por mucho tiempo, el traguito, de cualquier clase, menos aguardiente y ahora solo bailo bastante, pero no es lo mismo y me canso.

Tuve el inmenso placer de ver satisfechas mis aspiraciones cuando me propuse contra viento y marea a nombre de la familia Aponte rendirle un homenaje en vida para que lo gozara a su más importante y brillante miembro que tantas satisfacciones nos ha dejado: el gran ‘Toño’ Murgas y su hija Luz Stela. ¡Qué espectáculo! Los invitados respondieron masivamente, 100 %, acudieron a verlos, abrazarlos y manifestarles su cariño; fue un rato inolvidable en donde tuve la alegría de ver al primo Nando, con casi ‘100’ encima; a mis tíos Rafael, Tirsa, Rosalba, Josefina y Aura, que a pesar de sus avanzadas edades, todos por encima de 90 años, a excepción de Aura, estaban pletóricos de alegría; no sé por qué, porque no lo dijo, no asistió el Benjamín de nuestros tíos, él es así y ya nadie lo cambia, pero también extrañé la presencia de mi hermano Augusto, pues de la mano de José Antonio trabajó en Asocesar por espacio de 20 años o más. Eso es ingratitud y no tiene perdón, pero la soberbia contagia y pierde a los hombres.

La pasamos rico, más que rico delicioso, nos deleitamos con las magníficas intervenciones de los oradores de turno, Jaime Murgas Arzuaga, Luciano Aponte López y José Antonio Araujo, quienes nos embelesaron con unas piezas literarias estupendas, tana sabrosas como los cientos de merengues hechos por mi tía Aura que con avidez consumimos.

Gracias a todos por acompañarnos, por haber hecho a José Antonio, Leli, Luz Stela, Luis Felipe a Mercy y a mí felices con su presencia. Gracias Alfonso Araujo Cotes y Leonor, Carlos Murgas y María Victoria, Luciano y Ligia, quien a pesar de no estar presente nos acompañó espiritualmente, gracias Leo, y Johana, Toño y María Elena y Josefa Maya por su grata compañía; gracias Agraciado por su presencia y magníficos comentarios; gracias igualmente a Andrés Alfredo Molina por su intervención en Radio Guatapurí; gracias a mi cuñado Rodrigo Morón Cuello y su esposa Ayleen Henríquez por su gran colaboración; gracias familia, se lucieron, muchas gracias a todos, Dios les pague.

ADENDAS: Qué sorpresota le dieron a Orlando Torres Sánchez, el ‘Torito Búa’ lo llamo yo, su señora Mary Ochoa y sus hijos Orlando Javier y Sara, Patricia, Ana María y Tatiana, con tremenda “fiestecita” para celebrar sus primeros 80 años. El Búa estaba conmovido y llorón, pero llanto no de dolor sino de felicidad, sabroso así, esos son los detalles y las sorpresas que jamás se olvidan y se llevan siempre en lo más profundo del alma y el corazón.

Yo estuve como pez en agua, como en mi casa, rodeado de los amigos Luquitas Monsalvo, mi primo Jaime Daza Almendrales y María Teresa, Edgardo Cuello y Betty, Rodolfo Acuña y Bertica, Diomar Barbosa y señora, y el pocón de ‘Ochoas’, con sus respectivas costillas, todos irradiaban felicidad y trataban de complacer a su querido cuñado.

Los Kankuis, como siempre, no bajan una línea y con su música mueven hasta un muerto, me los bailé con esa pareja eterna e incomparable, que todavía se cree joven, Mercy.

Así como le hicieron a Orlando es como deben de hacer los hijos en señal de gratitud. Gracias Búa y Mary por invitarnos y tenernos dentro de sus amistades más cercanas.

Columnista
8 octubre, 2021

La pasamos rico, ¡ala!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Así hubiera exclamado el inolvidable primo hermano Armando Aponte López. Al que no quiere caldo se le dan dos tasas, eso me pasó a mí este fin de semana, sábado y domingo; ya las fiestas me fastidian, pues sin querer queriendo dejé tirado a quien me acompañó por mucho tiempo, el traguito, de cualquier clase, […]


Así hubiera exclamado el inolvidable primo hermano Armando Aponte López. Al que no quiere caldo se le dan dos tasas, eso me pasó a mí este fin de semana, sábado y domingo; ya las fiestas me fastidian, pues sin querer queriendo dejé tirado a quien me acompañó por mucho tiempo, el traguito, de cualquier clase, menos aguardiente y ahora solo bailo bastante, pero no es lo mismo y me canso.

Tuve el inmenso placer de ver satisfechas mis aspiraciones cuando me propuse contra viento y marea a nombre de la familia Aponte rendirle un homenaje en vida para que lo gozara a su más importante y brillante miembro que tantas satisfacciones nos ha dejado: el gran ‘Toño’ Murgas y su hija Luz Stela. ¡Qué espectáculo! Los invitados respondieron masivamente, 100 %, acudieron a verlos, abrazarlos y manifestarles su cariño; fue un rato inolvidable en donde tuve la alegría de ver al primo Nando, con casi ‘100’ encima; a mis tíos Rafael, Tirsa, Rosalba, Josefina y Aura, que a pesar de sus avanzadas edades, todos por encima de 90 años, a excepción de Aura, estaban pletóricos de alegría; no sé por qué, porque no lo dijo, no asistió el Benjamín de nuestros tíos, él es así y ya nadie lo cambia, pero también extrañé la presencia de mi hermano Augusto, pues de la mano de José Antonio trabajó en Asocesar por espacio de 20 años o más. Eso es ingratitud y no tiene perdón, pero la soberbia contagia y pierde a los hombres.

La pasamos rico, más que rico delicioso, nos deleitamos con las magníficas intervenciones de los oradores de turno, Jaime Murgas Arzuaga, Luciano Aponte López y José Antonio Araujo, quienes nos embelesaron con unas piezas literarias estupendas, tana sabrosas como los cientos de merengues hechos por mi tía Aura que con avidez consumimos.

Gracias a todos por acompañarnos, por haber hecho a José Antonio, Leli, Luz Stela, Luis Felipe a Mercy y a mí felices con su presencia. Gracias Alfonso Araujo Cotes y Leonor, Carlos Murgas y María Victoria, Luciano y Ligia, quien a pesar de no estar presente nos acompañó espiritualmente, gracias Leo, y Johana, Toño y María Elena y Josefa Maya por su grata compañía; gracias Agraciado por su presencia y magníficos comentarios; gracias igualmente a Andrés Alfredo Molina por su intervención en Radio Guatapurí; gracias a mi cuñado Rodrigo Morón Cuello y su esposa Ayleen Henríquez por su gran colaboración; gracias familia, se lucieron, muchas gracias a todos, Dios les pague.

ADENDAS: Qué sorpresota le dieron a Orlando Torres Sánchez, el ‘Torito Búa’ lo llamo yo, su señora Mary Ochoa y sus hijos Orlando Javier y Sara, Patricia, Ana María y Tatiana, con tremenda “fiestecita” para celebrar sus primeros 80 años. El Búa estaba conmovido y llorón, pero llanto no de dolor sino de felicidad, sabroso así, esos son los detalles y las sorpresas que jamás se olvidan y se llevan siempre en lo más profundo del alma y el corazón.

Yo estuve como pez en agua, como en mi casa, rodeado de los amigos Luquitas Monsalvo, mi primo Jaime Daza Almendrales y María Teresa, Edgardo Cuello y Betty, Rodolfo Acuña y Bertica, Diomar Barbosa y señora, y el pocón de ‘Ochoas’, con sus respectivas costillas, todos irradiaban felicidad y trataban de complacer a su querido cuñado.

Los Kankuis, como siempre, no bajan una línea y con su música mueven hasta un muerto, me los bailé con esa pareja eterna e incomparable, que todavía se cree joven, Mercy.

Así como le hicieron a Orlando es como deben de hacer los hijos en señal de gratitud. Gracias Búa y Mary por invitarnos y tenernos dentro de sus amistades más cercanas.