Se está dando una nueva reestructuración en el equilibrio de poder, por un lado, China y por otro U.S.A.
En el siglo I a. C. se produjo el encuentro entre Oriente y Occidente, y a nivel comercial se empezaron a intercambiar productos, pero no fue hasta el año 141 a. C. con la entronización de Wu (dinastía Han) como emperador chino, que se extendieron los diferentes caminos comerciales que luego fueron conocidos como la Ruta de la Seda, aportándoles seguridad en su tránsito, debido a que visionaron los beneficios que representaría al imperio, de manera que podrían vender artesanías, armas, tecnología y seda a Occidente, en contrapartida, traer materias primas y caballos para su desarrollo bélico.
En el año 2013, el presidente Xi Jinping de la República Popular China establece en su política exterior la Nueva Ruta de la Seda (BRI: Belt and Road Initiative) tomando como modelo la primera.
Es un ambicioso proyecto de desarrollo en infraestructuras que abarca todo el planeta, donde prima la cooperación internacional de manera real. Además, se pretende que, a través del desarrollo, se consiga estabilidad y paz global, de manera que no involucre a China en conflictos.
Sin embargo, esto implica una gran inversión, para la compra y/o instalaciones de puertos, aeropuertos, vías ferroviarias, bases militares y la implementación de un nuevo modelo en el área de las exportaciones – importaciones. Pero para llevar a cabo esta iniciativa se han de realizar profundas reformas políticas en los países implicados, dando prioridad a la transparencia, protección del medio ambiente, ataque a la corrupción y manejo responsable de la deuda pública.
No obstante, no todo es color de rosa, porque los costos en infraestructuras podrían ser mayores que los potenciales beneficios, se ha de añadir la debilidad gubernamental y económica de determinados estados receptores, y por otra parte el incremento de los riesgos medioambientales y sociales.
Se está dando una nueva reestructuración en el equilibrio de poder, por un lado, China y por otro U.S.A, que ha perdido influencia en el mundo y ese espacio lo quiere llenar la Unión Europea, la cual lanzó el 1 de marzo de 2023 el plan estratégico Global Gateway, que incluye a Latinoamérica, África, Asia, Pacifico y Caribe, y a sus vecinos fronterizos con una inversión inicial de 300.000. millones de euros hasta el año 2027, para potenciar los sectores de recursos naturales, cadenas de suministro, seguridad alimentaria, un ecosistema digital fiable, acceso a la energía y desarrollo de la mano de obra.
Para lograr eso la U.E exige se garantice al máximo los aspectos legales laborales, de medio ambiente y rigurosidad financiera, a cambio garantiza los suministros necesarios para su desarrollo; dichas exigencias no las pide China que es más laxa al respecto y tiene un capital para invertir de 1 billón de euros, pero genera suspicacias entre los países destinatarios porque la República Popular China posee parte de la deuda pública de estos.
De los 197 estados actualmente existentes (incluidos Taiwán y Kosovo) 139 hacen parte ya del BRI (la Nueva Ruta de la Seda); Panamá fue el primer país en América Latina en unirse, ahora forman parte entre otros Venezuela, El Salvador, Perú, Ecuador y últimamente Argentina. En Colombia para el año 2014, China estuvo mirando la potencialidad del río Magdalena en lo navegable con una profundidad mínima de 2.18 metros, para convertirlo en una vía de transporte 24/7 para llevar carbón, petróleo y otras materias primas que ascenderían a un 80% de la carga de los puertos de este país.
Ursula von der Leyen (presidenta de la Comisión Europea / U.E.) visitó entre el 12 y 15 de junio de este 2023 a Argentina, Brasil, México y Chile, las economías relevantes de la región para impulsar un acercamiento al antes mencionado plan Global Gateway (Puerta de enlace mundial), sin embargo, encontró reticencias en Mercosur, en concreto en el primer mandatario de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, quien ve las medidas de protección medio ambientales propuestas por la Unión Europea como una carga, aparte de tener en el club de los 27 a Emmanuel Macron (presidente de Francia) como opositor a los acuerdos, debido a que perjudica el desarrollo agropecuario interno francés.
Es una realidad que las condiciones pueden ser negociables, pero habrá un mínimo de valores que la U.E. haría cumplir, y para llevar a cabo estos posibles acuerdos se tendría que aumentar la burocracia.
La recomposición del mundo como la conocemos está cambiando, episodios como la epidemia del COVID-19, la guerra en Ucrania y la inestabilidad del Cinturón del Sahel, hacen que los países desarrollados hayan repensado sus líneas de actuación y busquen garantizar sus suministros, por tanto, los países periféricos han de evaluar con cabeza fría y per se valorar cual es la opción más beneficiosa para ellos, incluida la de no alinearse.
POR DONALDO MORÓN ROJAS /ESPECIAL PARA EL PILÓN.
Se está dando una nueva reestructuración en el equilibrio de poder, por un lado, China y por otro U.S.A.
En el siglo I a. C. se produjo el encuentro entre Oriente y Occidente, y a nivel comercial se empezaron a intercambiar productos, pero no fue hasta el año 141 a. C. con la entronización de Wu (dinastía Han) como emperador chino, que se extendieron los diferentes caminos comerciales que luego fueron conocidos como la Ruta de la Seda, aportándoles seguridad en su tránsito, debido a que visionaron los beneficios que representaría al imperio, de manera que podrían vender artesanías, armas, tecnología y seda a Occidente, en contrapartida, traer materias primas y caballos para su desarrollo bélico.
En el año 2013, el presidente Xi Jinping de la República Popular China establece en su política exterior la Nueva Ruta de la Seda (BRI: Belt and Road Initiative) tomando como modelo la primera.
Es un ambicioso proyecto de desarrollo en infraestructuras que abarca todo el planeta, donde prima la cooperación internacional de manera real. Además, se pretende que, a través del desarrollo, se consiga estabilidad y paz global, de manera que no involucre a China en conflictos.
Sin embargo, esto implica una gran inversión, para la compra y/o instalaciones de puertos, aeropuertos, vías ferroviarias, bases militares y la implementación de un nuevo modelo en el área de las exportaciones – importaciones. Pero para llevar a cabo esta iniciativa se han de realizar profundas reformas políticas en los países implicados, dando prioridad a la transparencia, protección del medio ambiente, ataque a la corrupción y manejo responsable de la deuda pública.
No obstante, no todo es color de rosa, porque los costos en infraestructuras podrían ser mayores que los potenciales beneficios, se ha de añadir la debilidad gubernamental y económica de determinados estados receptores, y por otra parte el incremento de los riesgos medioambientales y sociales.
Se está dando una nueva reestructuración en el equilibrio de poder, por un lado, China y por otro U.S.A, que ha perdido influencia en el mundo y ese espacio lo quiere llenar la Unión Europea, la cual lanzó el 1 de marzo de 2023 el plan estratégico Global Gateway, que incluye a Latinoamérica, África, Asia, Pacifico y Caribe, y a sus vecinos fronterizos con una inversión inicial de 300.000. millones de euros hasta el año 2027, para potenciar los sectores de recursos naturales, cadenas de suministro, seguridad alimentaria, un ecosistema digital fiable, acceso a la energía y desarrollo de la mano de obra.
Para lograr eso la U.E exige se garantice al máximo los aspectos legales laborales, de medio ambiente y rigurosidad financiera, a cambio garantiza los suministros necesarios para su desarrollo; dichas exigencias no las pide China que es más laxa al respecto y tiene un capital para invertir de 1 billón de euros, pero genera suspicacias entre los países destinatarios porque la República Popular China posee parte de la deuda pública de estos.
De los 197 estados actualmente existentes (incluidos Taiwán y Kosovo) 139 hacen parte ya del BRI (la Nueva Ruta de la Seda); Panamá fue el primer país en América Latina en unirse, ahora forman parte entre otros Venezuela, El Salvador, Perú, Ecuador y últimamente Argentina. En Colombia para el año 2014, China estuvo mirando la potencialidad del río Magdalena en lo navegable con una profundidad mínima de 2.18 metros, para convertirlo en una vía de transporte 24/7 para llevar carbón, petróleo y otras materias primas que ascenderían a un 80% de la carga de los puertos de este país.
Ursula von der Leyen (presidenta de la Comisión Europea / U.E.) visitó entre el 12 y 15 de junio de este 2023 a Argentina, Brasil, México y Chile, las economías relevantes de la región para impulsar un acercamiento al antes mencionado plan Global Gateway (Puerta de enlace mundial), sin embargo, encontró reticencias en Mercosur, en concreto en el primer mandatario de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, quien ve las medidas de protección medio ambientales propuestas por la Unión Europea como una carga, aparte de tener en el club de los 27 a Emmanuel Macron (presidente de Francia) como opositor a los acuerdos, debido a que perjudica el desarrollo agropecuario interno francés.
Es una realidad que las condiciones pueden ser negociables, pero habrá un mínimo de valores que la U.E. haría cumplir, y para llevar a cabo estos posibles acuerdos se tendría que aumentar la burocracia.
La recomposición del mundo como la conocemos está cambiando, episodios como la epidemia del COVID-19, la guerra en Ucrania y la inestabilidad del Cinturón del Sahel, hacen que los países desarrollados hayan repensado sus líneas de actuación y busquen garantizar sus suministros, por tanto, los países periféricos han de evaluar con cabeza fría y per se valorar cual es la opción más beneficiosa para ellos, incluida la de no alinearse.
POR DONALDO MORÓN ROJAS /ESPECIAL PARA EL PILÓN.