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Columnista - 17 enero, 2011

La nueva agenda

Visión Universal Por: Luis Mendoza Sierra El avance de los Estados hacia la búsqueda de la satisfacción plena de las necesidades de la gente y la conquista real de la prosperidad, exige, entre sus insumos importantes, una dirigencia política y empresarial con capacidad, idoneidad y visión moderna, para conducir la nave de manera exitosa. El […]

Visión Universal

Por: Luis Mendoza Sierra
El avance de los Estados hacia la búsqueda de la satisfacción plena de las necesidades de la gente y la conquista real de la prosperidad, exige, entre sus insumos importantes, una dirigencia política y empresarial con capacidad, idoneidad y visión moderna, para conducir la nave de manera exitosa.
El manido argumento de resolver problemas, por demás obvios, como aumento de cobertura y mejoramiento de la calidad de servicios de educación, salud, agua potable, energía, recientemente gas, por mencionar solo algunos es, en todo tiempo, lugar común de cuantos aspiran al poder público y orientar el futuro de departamentos o municipios.
Y no puede ser de otra manera, siendo distinto. Es decir, esos servicios más componentes como vivienda, vías y para ser un poco considerados con los líderes, quizás de un par de décadas hacía acá, generación de empleo; integran la canasta básica de un candidato, cualquiera que sea, sin importar la rama del poder público a la que opte, porque aspirantes al legislativo la ofrecen, sin que corresponda a su rol, con la promesa de gestionarla ante el ejecutivo.
Más que torpe sería quien siquiera imaginara un candidato, especialmente a cargos del ejecutivo, que no contemplara en su propuesta esta canasta común. Como la humanidad avanza a ritmos insospechados, especialmente catapultada por el modelo desconcertante de la globalización en el que la tecnología ocupa lugar de privilegio, resulta crucial aseverar que: solo hombres competitivos, con visión competitiva, esquemas de administración competitivos, de la mano de empresas competitivas que conviertan a la región y a las ciudades en competitivas, tendrán espacio en el modelo de desarrollo universal que, como una maratón de meta invisible, desafía a la humanidad que está obligada a llegar, y aunque avance velozmente, nunca llega.
No es paradoja. Sencillamente, los Estados compiten recorriendo un sinfín que exige excepcionales condiciones para mantenerse en esta olimpiada universal. Ciertamente, el escenario es aparentemente complejo, pero al desentrañarlo es sencillo y deslumbrante, aunque exigente.
Girar hacia la nueva agenda exige visión, capacidad, innovación y decisión. Los elementos que constituyen la base de la determinación y desarrollo de esta nueva hoja de ruta, obligatoria, sin remilgos, deben estar reflejados en las propuestas de quienes, en nuestro caso, aspiren a gerenciar el futuro de la región y de los municipios, especialmente de la capital, Valledupar.
De lo contrario, discursos y propuestas demagógicas atraerán electores incautos y agobiados por la miseria y la pobreza, quienes por una moneda o un pedazo de pan sacrifican su futuro y el de sus hijos.
La Nueva Agenda, es aquella que contemple una estrategia de desarrollo basada en un modelo que privilegie el crecimiento y la competitividad, de la mano de una estrategia de seguridad y de buen gobierno. Que involucre líderes que entiendan que en nuestra región urgen inversiones en infraestructura, tecnologías y procesos de generación valor. Una agenda nueva que observe una estrategia de educación pertinente con la dinámica económica de la región, trazada por el sector público de la mano con la academia y el sector productivo. Que impulse un modelo de producción fundamentado en procesos innovadores de transformación productiva y certificación turística.
Quienes no entiendan que el sector público tiene la misión de facilitar a través de políticas de educación, infraestructura, ambientales, seguridad, transparencia y desarrollo institucional expedito. Quienes ignoren que la competitividad del sector productivo, responsable de la generación de empleo, depende en parte del soporte y el apoyo público. Quienes ni entienden ni practican ni lo uno ni lo otro, no tienen nada que venir a  hacer a este mundo, y bien puede quedarse en el mundo de los rezagados y miserables.
Región dotada con infraestructura, talento humano competente. Que avance hacia la industrialización que, como en nuestro caso, convierta los recursos de la minería en inversión estratégica. Que cuente con empresas innovadoras, amplíen mercados y generen prosperidad. Región que promueva la igualdad de oportunidades y el respeto de los derechos de las personas, saldrá bien librada de esta maratón sin meta. De lo contrario, desaparecerá del mapa no solo del desarrollo, sino peor, del progreso.
SABLAZO
Más que grata la aparición de un nuevo libro de Julio Oñate Martínez.
Triste partida la de Carmen Felicia Pérez Mestre. Lo siento, padrino Emiro.
[email protected]

Columnista
17 enero, 2011

La nueva agenda

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Mendoza S.

Visión Universal Por: Luis Mendoza Sierra El avance de los Estados hacia la búsqueda de la satisfacción plena de las necesidades de la gente y la conquista real de la prosperidad, exige, entre sus insumos importantes, una dirigencia política y empresarial con capacidad, idoneidad y visión moderna, para conducir la nave de manera exitosa. El […]


Visión Universal

Por: Luis Mendoza Sierra
El avance de los Estados hacia la búsqueda de la satisfacción plena de las necesidades de la gente y la conquista real de la prosperidad, exige, entre sus insumos importantes, una dirigencia política y empresarial con capacidad, idoneidad y visión moderna, para conducir la nave de manera exitosa.
El manido argumento de resolver problemas, por demás obvios, como aumento de cobertura y mejoramiento de la calidad de servicios de educación, salud, agua potable, energía, recientemente gas, por mencionar solo algunos es, en todo tiempo, lugar común de cuantos aspiran al poder público y orientar el futuro de departamentos o municipios.
Y no puede ser de otra manera, siendo distinto. Es decir, esos servicios más componentes como vivienda, vías y para ser un poco considerados con los líderes, quizás de un par de décadas hacía acá, generación de empleo; integran la canasta básica de un candidato, cualquiera que sea, sin importar la rama del poder público a la que opte, porque aspirantes al legislativo la ofrecen, sin que corresponda a su rol, con la promesa de gestionarla ante el ejecutivo.
Más que torpe sería quien siquiera imaginara un candidato, especialmente a cargos del ejecutivo, que no contemplara en su propuesta esta canasta común. Como la humanidad avanza a ritmos insospechados, especialmente catapultada por el modelo desconcertante de la globalización en el que la tecnología ocupa lugar de privilegio, resulta crucial aseverar que: solo hombres competitivos, con visión competitiva, esquemas de administración competitivos, de la mano de empresas competitivas que conviertan a la región y a las ciudades en competitivas, tendrán espacio en el modelo de desarrollo universal que, como una maratón de meta invisible, desafía a la humanidad que está obligada a llegar, y aunque avance velozmente, nunca llega.
No es paradoja. Sencillamente, los Estados compiten recorriendo un sinfín que exige excepcionales condiciones para mantenerse en esta olimpiada universal. Ciertamente, el escenario es aparentemente complejo, pero al desentrañarlo es sencillo y deslumbrante, aunque exigente.
Girar hacia la nueva agenda exige visión, capacidad, innovación y decisión. Los elementos que constituyen la base de la determinación y desarrollo de esta nueva hoja de ruta, obligatoria, sin remilgos, deben estar reflejados en las propuestas de quienes, en nuestro caso, aspiren a gerenciar el futuro de la región y de los municipios, especialmente de la capital, Valledupar.
De lo contrario, discursos y propuestas demagógicas atraerán electores incautos y agobiados por la miseria y la pobreza, quienes por una moneda o un pedazo de pan sacrifican su futuro y el de sus hijos.
La Nueva Agenda, es aquella que contemple una estrategia de desarrollo basada en un modelo que privilegie el crecimiento y la competitividad, de la mano de una estrategia de seguridad y de buen gobierno. Que involucre líderes que entiendan que en nuestra región urgen inversiones en infraestructura, tecnologías y procesos de generación valor. Una agenda nueva que observe una estrategia de educación pertinente con la dinámica económica de la región, trazada por el sector público de la mano con la academia y el sector productivo. Que impulse un modelo de producción fundamentado en procesos innovadores de transformación productiva y certificación turística.
Quienes no entiendan que el sector público tiene la misión de facilitar a través de políticas de educación, infraestructura, ambientales, seguridad, transparencia y desarrollo institucional expedito. Quienes ignoren que la competitividad del sector productivo, responsable de la generación de empleo, depende en parte del soporte y el apoyo público. Quienes ni entienden ni practican ni lo uno ni lo otro, no tienen nada que venir a  hacer a este mundo, y bien puede quedarse en el mundo de los rezagados y miserables.
Región dotada con infraestructura, talento humano competente. Que avance hacia la industrialización que, como en nuestro caso, convierta los recursos de la minería en inversión estratégica. Que cuente con empresas innovadoras, amplíen mercados y generen prosperidad. Región que promueva la igualdad de oportunidades y el respeto de los derechos de las personas, saldrá bien librada de esta maratón sin meta. De lo contrario, desaparecerá del mapa no solo del desarrollo, sino peor, del progreso.
SABLAZO
Más que grata la aparición de un nuevo libro de Julio Oñate Martínez.
Triste partida la de Carmen Felicia Pérez Mestre. Lo siento, padrino Emiro.
[email protected]