A raíz de la muerte de Moisés Perea, que han llamado humorista y fue primero un gran narrador -como lo fue Jaime Molina- resaltamos a esos narradores de nuestra región, oficio poco valorado y cultivado.
A raíz de la muerte de Moisés Perea, que han llamado humorista y fue primero un gran narrador -como lo fue Jaime Molina- resaltamos a esos narradores de nuestra región, oficio poco valorado y cultivado.
Vamos a recoger la entrevista al escritor y periodista Germán Castro Caycedo (Aristizábal y Nieto, Boletín Banrepública, # 24-25, 1990) sobre el libro al que le dio nombre Perea, ‘el cachalandrán’, el noveno de los escritos por Castro.
– “El cuento del Cachalandrán Amarillo. El narrador es desbordante, es un narrador costeño. Allí usa mucho el lenguaje de Quevedo. En general en la Costa, al campesino le cree uno que está́ oyendo a Quevedo, por algunas cosas; cree que está́ leyendo otra vez a Cervantes. Y Moisés Perea es un narrador que no se ha leí́do má́s que una cosa en su vida: un pedazo del Quijote.
El narrador es otra cosa, é́l es un genio como narrador. Es un juglar desbordante. Él cuenta un cuento hoy y se le olvida y mañ̃ana no te lo cuenta. Hoy se cae una señ̃ora, pisa una cá́scara y le saca el cuento y al otro día no se acuerda porque al otro dí́a pasa otra cosa y hace otro cuento. Como Moisés da la pauta de hablar así́, entonces me agarré́a Quevedo Cervantes y le enriquecí ese castellano arcaico; la pauta de él es el castellano arcaico, bien hablado. Cuando el tipo se va al fondo de las aguas a buscar una ciudad perdida lo primero que hace Moisé́s es decir exactamente: “se proveyó́de una escopeta de…”. Se proveyó́, eso es muy bello. Entonces le metí́mucho castellano arcaico, porque lo que yo le entendía cuando oí́a todo ese cuento, cuando oí́a ese castellano tan bello, es que por qué́diablos estamos nosotros en periodismo reduciéndonos cada día a mil palabras comerciales. (…) Eso es copiado de los Estados Unidos, me parece. Nuestro castellano es otra cosa. En la parte comercial, las cartas no se pueden salir de tantas palabras (…)
– Pero es que el profesor Ló́pez de Mesa no fue a la Costa, porque el lenguaje es todaví́a má́s rico en la costa. Hablan mejor castellano. Construyen. Moisés es de Valledupar (…)
El vallenato dice otras cosas: “cuando salido el sol”; a las seis y media de la tarde le dicen “la prima noche”; luego es una pauta que me daban para enriquecer má́s ese castellano arcaico, protestar un poco contra este reducirnos en un idioma.
– Hací́a tiempo. Pero no me las habí́a dado porque hacía reportaje. Pero ya en el Cachalandrán, que es cuento, suelto amarras y subo ́áncoras y me voy a todo trapo. Entonces en el Cachalandrá́n es lo primero, el castellano arcaico, pero siguiendo una pauta que me dio Moisé́s Perea, un gran narrador”. En ese mismo libro Castro Caycedo incluye otros cuentos populares de Colombia, uno de ellos el que le contó la cacica Consuelo Araujo de una mujer especial, la Sirena de Hurtado, cuya estatua ha sido referencia estos días del nivel del río, con las fuertes lluvias y la iluminación del concierto de Silvestre.
A raíz de la muerte de Moisés Perea, que han llamado humorista y fue primero un gran narrador -como lo fue Jaime Molina- resaltamos a esos narradores de nuestra región, oficio poco valorado y cultivado.
A raíz de la muerte de Moisés Perea, que han llamado humorista y fue primero un gran narrador -como lo fue Jaime Molina- resaltamos a esos narradores de nuestra región, oficio poco valorado y cultivado.
Vamos a recoger la entrevista al escritor y periodista Germán Castro Caycedo (Aristizábal y Nieto, Boletín Banrepública, # 24-25, 1990) sobre el libro al que le dio nombre Perea, ‘el cachalandrán’, el noveno de los escritos por Castro.
– “El cuento del Cachalandrán Amarillo. El narrador es desbordante, es un narrador costeño. Allí usa mucho el lenguaje de Quevedo. En general en la Costa, al campesino le cree uno que está́ oyendo a Quevedo, por algunas cosas; cree que está́ leyendo otra vez a Cervantes. Y Moisés Perea es un narrador que no se ha leí́do má́s que una cosa en su vida: un pedazo del Quijote.
El narrador es otra cosa, é́l es un genio como narrador. Es un juglar desbordante. Él cuenta un cuento hoy y se le olvida y mañ̃ana no te lo cuenta. Hoy se cae una señ̃ora, pisa una cá́scara y le saca el cuento y al otro día no se acuerda porque al otro dí́a pasa otra cosa y hace otro cuento. Como Moisés da la pauta de hablar así́, entonces me agarré́a Quevedo Cervantes y le enriquecí ese castellano arcaico; la pauta de él es el castellano arcaico, bien hablado. Cuando el tipo se va al fondo de las aguas a buscar una ciudad perdida lo primero que hace Moisé́s es decir exactamente: “se proveyó́de una escopeta de…”. Se proveyó́, eso es muy bello. Entonces le metí́mucho castellano arcaico, porque lo que yo le entendía cuando oí́a todo ese cuento, cuando oí́a ese castellano tan bello, es que por qué́diablos estamos nosotros en periodismo reduciéndonos cada día a mil palabras comerciales. (…) Eso es copiado de los Estados Unidos, me parece. Nuestro castellano es otra cosa. En la parte comercial, las cartas no se pueden salir de tantas palabras (…)
– Pero es que el profesor Ló́pez de Mesa no fue a la Costa, porque el lenguaje es todaví́a má́s rico en la costa. Hablan mejor castellano. Construyen. Moisés es de Valledupar (…)
El vallenato dice otras cosas: “cuando salido el sol”; a las seis y media de la tarde le dicen “la prima noche”; luego es una pauta que me daban para enriquecer má́s ese castellano arcaico, protestar un poco contra este reducirnos en un idioma.
– Hací́a tiempo. Pero no me las habí́a dado porque hacía reportaje. Pero ya en el Cachalandrán, que es cuento, suelto amarras y subo ́áncoras y me voy a todo trapo. Entonces en el Cachalandrá́n es lo primero, el castellano arcaico, pero siguiendo una pauta que me dio Moisé́s Perea, un gran narrador”. En ese mismo libro Castro Caycedo incluye otros cuentos populares de Colombia, uno de ellos el que le contó la cacica Consuelo Araujo de una mujer especial, la Sirena de Hurtado, cuya estatua ha sido referencia estos días del nivel del río, con las fuertes lluvias y la iluminación del concierto de Silvestre.